Nisman compartía una cuenta con su madre, su hermana y Lagomarsino. La Justicia investiga una cuenta en Estados Unidos, que fue declarada en la causa por Arroyo Salgado; Fein buscará verificar si constaba en las declaraciones juradas
El dato lo aportó a la causa la ex mujer de Alberto Nisman, Sandra Arroyo Salgado: el lunes pasado, cuando declaró ante la fiscal Viviana Fein, dijo que su ex cuñada, Sandra Nisman, le había hablado sobre una cuenta que ella tenía en común, en Estados Unidos, con Nisman, la madre de ambos y Diego Lagomarsino.
Lagomarsino trabajaba para el fiscal y fue quien le dio el arma con la que fue hallado muerto. Según su relato, se la prestó porque Nisman tenía miedo.
Ahora, la Justicia investiga esta cuenta. Fuentes vinculadas con el caso dijeron a que Fein pedirá, como punto de partida, las declaraciones juradas de Nisman ante la AFIP para ver si existe alguna referencia a ella en el patrimonio que el fiscal declaró como propio.
Además, Fein espera más información que la familia de Nisman se comprometió a entregarle.
Arroyo declaró ante Fein el lunes y argumentó que este dato corroboraba que su ex marido y Lagomarsino tenían una relación de mayor confianza de lo que este último había dicho.
Mientras ella declaraba, el departamento de Lagomarsino estaba siendo allanado a pedido de la propia querella.
La defensa de Lagomarsino no presenció esa audiencia y cuando se enteró del contenido de la testimonial cuestionó con dureza a Arroyo.
El abogado Maximiliano Rusconi dijo que con esta declaración la querellante pretendía «distraer la investigación» mientras frenaba el avance del peritaje tecnológico.
Ayer, cuando confirmó que se investigaba esta cuenta, le preguntó a Rusconi sobre el tema. «La información de esa cuenta y la eventual intervención de Lagomarsino está a total disposición de la fiscalía y la jueza cuando ellas la requieran -respondió-. Es un camino investigativo que no contribuye al esclarecimiento del hecho principal y que expondrá mucho más la vida privada del doctor Nisman.»
Anteayer, la defensa había dicho que Lagomarsino no había hablado ante la fiscal del «asunto referido por Arroyo» porque entendió que se trataba de datos que, «mal utilizados», podrían perjudicar la imagen del fiscal.
«No queremos contribuir a la distracción, pero si lo citan y le preguntan, Lagomarsino va a dar la información», había afirmado Rusconi.
Nisman estaba separado de Arroyo desde hacía tres años. Habían sido pareja 17 y tenían dos hijas en común, las dos menores de edad.
De las pruebas que existían hasta ahora en la causa surgía que era con su madre, Sara Garfunkel, con quien más confianza tenía.
Ella tenía las llaves de su casa, las claves de las cajas de seguridad que había en el departamento de Le Parc (la llamaron a ella para que las digitara y poder abrirlas la noche que lo encontraron muerto) y compartía con su hijo tres cajas de seguridad bancarias, según ella misma declaró.
Una de ellas fue allanada por la Justicia, que la encontró vacía, con sólo un papelito que decía 7000. De los informes del banco surgió que Garfunkel, que llevaba años sin visitarla, había accedido a esa caja después de la muerte de su hijo. Ella misma aludió también a las otras dos cajas, pero dijo que había sólo unos pocos pesos.
La existencia de una cuenta común en los Estados Unidos, que ayer publicó el diario Perfil, permitiría profundizar la línea investigativa sobre el vínculo económico entre Nisman, su familia y Lagomarsino.
Sara Garfunkel.Madre de Nisman
El día en que murió Nisman fue la primera en ingresar en el departamento y se quedó allí durante todo el procedimiento
Las cuentas
Antes de que se realizara el allanamiento de la caja fuerte que tenía Nisman, su madre la vació porque compartía con él la titularidad. Ahora se reveló que también tenían en común una cuenta en Estados Unidos, con su hija y Lagomarsino
La distribución de la revista Noticias tuvo ayer dificultades que hicieron que no llegara normalmente a los quioscos. Esta situación coincidió con una carta que le envió el director de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Inteligencia, José Padilla, en la que le advertía que la publicación de la lista de 138 agentes de esa unidad, que era difundida por la publicación, era violatoria de la ley. «Por ello, la continuidad de publicaciones en el sentido aquí expuesto provocarán necesariamente la radicación de la respectiva denuncia penal», escribió el funcionario que pidió abstenerse de proseguir con esas publicaciones.
Fuentes de la editorial aclararon, sin embargo, que hubo un problema en la planta de impresión que atrasó todo el proceso de producción.
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