Para la Justicia no hay dudas: en la Argentina se fabrica cocaína. Varias sentencias judiciales confirmaron en los últimos dos años la elaboración local de droga, incluso, la producción completa; los fallos van en línea con la presunción del Papa Francisco
El Papa Francisco abrió la polémica este mes, al afirmar: «No tengo certezas, pero creo que se fabrica droga en la Argentina». La controversia, en realidad, sólo es política, ya que para la Justicia no hay duda alguna sobre la fabricación de cocaína en nuestro país. Y así lo reflejan numerosos fallos en los últimos años.
Varios expedientes dan cuenta de la elaboración de estupefacientes en el país. En esos casos fueron decomisados precursores químicos y sustancias ilegales en diferentes etapas de preparación. El único interrogante pasa por conocer el volumen de la producción.
En agosto pasado, el Tribunal Oral en lo Criminal de Salta confirmó condenas por «producción de sustancias estupefacientes». El caso había empezado el 26 de julio de 2012, cuando gendarmes del Escuadrón 54 Aguaray patrullaban el paraje El Sauzal, en la frontera. Los agentes observaron «una montaña de desechos de hojas de coca trituradas de la que emanaba un fuerte olor químico, además de una pileta de lona y varios bidones de 200 litros».
Ésa fue una clara evidencia de que allí se había montado un laboratorio de producción de cocaína. No se trataba de una «cocina» urbana -como las diez que, según el legislador porteño Gustavo Vera, de La Alameda, funcionan en la villa 1-11-14, del Bajo Flores-, sino de un lugar primario para llevar adelante el proceso de transformación de las hojas de coca en cocaína. Las sentencias por este caso fueron de cuatro años de prisión y una multa de mil pesos.
La Cámara Federal de Rosario trató un caso en agosto de 2014 en el que se investigó a una organización que había armado un laboratorio para la elaboración de cocaína en esa ciudad, con el fin de abastecer a los grupos dedicados al narcomenudeo.
En la resolución figura que fueron encontrados «elementos destinados a la producción y fabricación de estupefacientes», como botellas de éter y ácido clorhídrico. Con esos precursores químicos no se estira la droga -esto es, bajar la calidad del producto para maximizar las dosis de venta y la ganancia-, sino que se elabora cocaína desde la pasta base, que en ese caso era obtenida en Salta.
En otro caso, la Cámara Federal de Mendoza definió, también en agosto pasado, que en un allanamiento se habían secuestrado «botellas que en su interior contendrían acetona, dos bidones de treinta litros con las leyendas desengrasante amoniacal y agua brava, y un bidón de 30 litros vacío con la leyenda sodio». Fueron considerados pruebas sobre la existencia de un laboratorio de drogas.
Tras una incautación de 28 kilogramos de cocaína y ocho bidones de ácido clorhídrico, el Tribunal Oral Federal N° 1 de Mendoza definió claramente el año pasado que los sospechosos «preparaban» estupefacientes. Y argumentó: «La conducta de preparar es efectuar las operaciones necesarias para obtener la droga, es decir, el conjunto de operaciones destinadas a la obtención de estupefacientes a partir de la materia prima, su purificación y la transformación de unos productos en otros».
Ese tribunal fue más allá y en sus fundamentos utilizó las definiciones de la Convención Única de 1961 sobre estupefacientes de la ONU, que entendió que «fabricación son todos los procedimientos distintos a los de la producción que permiten obtener estupefacientes, incluyendo en ellos la refinación y la transformación de un estupefaciente en otro».
En julio pasado, el Tribunal Oral en lo Criminal de Santa Fe estableció que un caso bajo su análisis debía ser calificado como producción de estupefacientes. Lo hizo al precisar que se habían secuestrado «13,6 kilogramos de clorhidrato de cocaína, una licuadora, tres botellas de acetona, una botella de éter, una botella de ácido clorhídrico, una botella de hidróxido de amonio, una balanza, una prensa de hierro, una estufa y una lámpara infrarroja, elementos que en su conjunto conforman lo que vulgarmente se conoce como «cocina»» de droga.
Por su parte, la Cámara Federal de Rosario señaló, en un caso de mayo de 2014, que «los tests orientativos concluyen que el material secuestrado es cocaína y los elementos (bidones con acetona, recipientes con restos de sustancia pulverulenta, balanzas, prensas, entre otros) son comúnmente utilizados para fabricar y fraccionar clorhidrato de cocaína».
En el conurbano también fue tratado un caso por elaboración de cocaína. El tribunal Oral Federal N° 3 de San Martín detalló que como resultado de un allanamiento en La Matanza se habían decomisado «distintas sustancias químicas -acetona, éter etílico, etanol, butanona, ácido clorhídrico, metanol, isopropanol, acetato de etilo y éter isopropílico-, precursores químicos para la fabricación de cocaína».
El nivel de producción no pudo determinarse en esos casos, aunque los especialistas en narcotráfico consideran que en los últimos cuatro años proliferaron cocinas de cocaína de reducidas dimensiones, operadas por bandas que alcanzaron su autoabastecimiento.
Entre 2011 y 2013 fueron desarticulados al menos tres grandes laboratorios en Paraná, Funes (Santa Fe) y Los Polvorines con capacidad para fabricar, cada uno, entre cinco y ocho toneladas de cocaína al año.
En un operativo en la ruta nacional 14, la Gendarmería secuestró 107 kilogramos de marihuana y arrestó a cuatro personas, todas paraguayas, que transportaban la droga en un ómnibus. El vehículo, que había partido desde la terminal de Puerto Iguazú y se dirigía hacia la ciudad de Buenos Aires, fue detenido en las cercanías de la localidad correntina de Tapebicuá, donde integrantes del Escuadrón 7 de Paso de los Libres descubrieron que bajo diferentes asientos estaban semiocultos 21 bultos que contenían el cargamento de marihuana.
El área de investigaciones criminales de la Policía Metropolitana, en coordinación con la policía bonaerense, logró la detención del cabecilla de una importante banda narco con ramificaciones internacionales que había ingresado en la Argentina un cargamento de 3700 kilogramos de marihuana, en junio de 2014.
Ese embarque de droga fue interceptado en la ruta nacional 9, a la altura de la localidad santafecina de Sauce Viejo. Desde entonces se había buscado al líder de esa organización narco, que operaba en la ciudad de Buenos Aires, especialmente en la villa Zavaleta.
Según informó la Policía Metropolitana en un comunicado, se dio aviso a la policía bonaerense de los posibles movimientos que en estos días tenía previsto realizar el sospechoso en el conurbano. El hombre fue finalmente capturado al concurrir a una planta de Verificación Técnica Vehicular (VTV) en La Matanza.
La fuerza policial señaló que ese sospechoso es uno de los narcos más importantes para el sistema de ingreso y distribución de la droga en las calles porteñas. El pedido de captura fue solicitado por el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 9, a cargo de Luis Osvaldo Rodríguez.
Fuente: La Nación
Comentar post