Se reunió con los dirigentes de Córdoba y recibió a los radicales Costa y Cano, cercanos a Massa. Ernesto Sanz lo tuvo claro no bien escuchó el veredicto de Gualeguaychú. Desde ese momento no sólo tendría que defender la alianza con Pro y, al mismo tiempo, competir con Mauricio Macri en las PASO.
También debería encarar la tarea de «juntar a los heridos» de la convención, reconstruir puentes con los impulsores de la alianza con Sergio Massa, que se fueron de la cumbre radical con las manos vacías.
El «plan ambulancia» no es sencillo. Requiere tiempo (que no sobra), paciencia y muñeca política. Está en marcha desde el mismo lunes pasado y tuvo las primeras manifestaciones públicas en el transcurso de la semana que pasó.
Sanz se reunió el miércoles con el jefe de la bancada radical en la Cámara de Diputados, Mario Negri, y el intendente de Córdoba y precandidato a gobernador, Ramón Mestre. La elección de los cordobeses para la primera foto pos-Convención no fue casual. Hasta anteayer, cuando radicales, macristas y juecistas lograron un acuerdo para definir el candidato a gobernador en una interna abierta, la elección del postulante en el segundo distrito electoral del país era un enigma y un problema. Los comicios cordobeses, sin fecha aún, serán una prueba crucial para la flamante alianza entre la UCR y Pro.
El mismo día Sanz recibió a Eduardo Costa. El santacruceño integra el grupo de radicales con chances de desbancar al kirchnerismo en sus provincias que prefería cerrar filas con Massa antes que con Macri.
La seguidilla se completó el jueves con el tucumano José Cano, cabecilla, junto con el jujeño Gerardo Morales, de los defensores del pacto nacional con Massa. Sanz y Cano compartieron una reunión con empresarios.
Las primeras citas transcurrieron con ruido de fondo. Los tironeos por los roles en un eventual gobierno de coalición entre Pro y la UCR monopolizaron el debate público y provocaron reacciones duras, justamente, entre los detractores del acercamiento a Macri. Muchos radicales, con Morales a la cabeza, vieron en esa primera discrepancia la prueba más clara de que el pacto con Pro era cualquier cosa menos conveniente para la UCR. En la «reconciliación» con los candidatos que en sus provincias tienen alianzas con Massa pesan dos temas centrales: el calendario electoral y la decisión de Macri sobre sus candidatos propios en esos distritos.
Morales se ilusiona con la posibilidad de que Jujuy desdoble su elección, una alternativa que el propio gobernador de la provincia, Eduardo Fellner, llevó a la Casa Rosada. Si quedara unificada, el radical podría colgar su boleta de las de Macri, Sanz y Massa. La autorización para «casos excepcionales», como el de Jujuy, está contenida en la cláusula quinta del documento que la Convención de la UCR aprobó el domingo pasado.
Lo mismo haría Luis Naidenoff, candidato a gobernador de Formosa, que tiene un acuerdo con Massa. Por ahora, la provincia elige gobernador en octubre.
Además del propio Sanz, conversan con los candidatos a gobernador Federico Storani, Walter Ceballos y Facundo Storani, los hombres fuertes de su mesa chica. Los tres trabajan muy cerca del jefe de la UCR desde que lanzó su candidatura a presidente y se afianzaron como sus principales laderos en el tejido de la estrategia para que acordar con Macri se impusiera en la Convención de Gualeguaychú.
«Tenemos que trabajar mucho para que los que perdieron en la Convención se vayan incorporando a la senda. Tenemos que poder transmitirles que entendemos y respetamos sus estrategias para ganar. Necesitamos las provincias para equilibrar el sistema y vamos poner el partido al servicio de los candidatos para ganarlas», planteó a LA NACIÓN uno de ellos.
Capítulo aparte para Julio Cobos, que tras la derrota en la cumbre radical todavía no decidió sus próximos pasos. Lejos del desprecio de otros tiempos, Sanz y su tropa le agradecen «el gesto enorme», así lo describen, de haber declinado su candidatura presidencial no bien triunfó el pacto con Pro. Elogian su «caballerosidad» y el respeto por la palabra empeñada, y así se lo hicieron saber en conversaciones telefónicas que tuvieron con él en los últimos días. Pero, más que nada, lo necesitan cerca. Saben que su intención de voto por lo menos dobla la de Sanz, que tiene buena imagen y un nivel de conocimiento alto. Lo imaginan como candidato a senador por Mendoza. Él no se va a dejar apurar. Piensa repartir las próximas semanas entre el trabajo en la Cámara de Diputados y la campaña en Mendoza, donde apoya a varios candidatos a intendente.
La ambulancia de Sanz está en marcha. El terreno que debe atravesar es, por lo menos, ríspido. El saldo de la recorrida todavía es una incógnita
Fuente: La Nación
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