La ex esposa de Nisman recusó a Fein y objetó la junta médica. Arroyo Salgado sorprendió con las medidas solicitadas; deberá resolver la juez Palmaghini
Sandra Arroyo Salgado, la ex mujer de Alberto Nisman y querellante en la causa en la que se investiga la muerte del fiscal, sorprendió ayer con una doble presentación en el expediente: recusó a la fiscal Viviana Fein y pidió anular la convocatoria a la junta médica que debía empezar el próximo lunes.
Esta junta, convocada por la fiscal, buscaba «zanjar las disimilitudes existentes» entre las conclusiones de la autopsia oficial y el informe de los peritos de Arroyo, que dieron por probado que Nisman no se había suicidado. Los expertos que dependen de la Corte Suprema, en cambio, no descartaron ninguna hipótesis, pero dijeron en su informe no haber encontrado rastros de «terceras personas».
Los expertos habían sido convocados por Fein el 18 de marzo y hacía más de una semana que la querella había sido notificada. Ayer, cuando faltaba menos de un día hábil para el inicio de este nuevo peritaje, Arroyo solicitó la nulidad.
Tanto este planteo como la recusación contra la fiscal -que busca que deje el caso- deberán ser resueltos por la jueza Fabiana Palmaghini, pero la querella ya consiguió que la junta se postergara. La propia Fein, enterada del planteo de nulidad, llamó al decano del Cuerpo Médico Forense, Roberto Godoy, para que frenara el inicio de los trabajos. La fiscal quiere que primero la jueza resuelva la nulidad.
Las presentaciones de Arroyo le cayeron muy mal a Fein, quien ayer estaba indignada. El lunes planea presentar un escrito «durísimo» para refutar los argumentos de la querella, según informaron a la nacion fuentes del Ministerio Público.
Godoy iba a ser el coordinador de la junta y éste fue uno de los motivos que esgrimió Arroyo para pedir la nulidad.
Según Arroyo Salgado, Godoy no le da garantías suficientes de «transparencia» porque como decano del organismo que hizo la primera autopsia no está en la «supuesta posición neutral» que le asignó Fein.
La querellante dijo además que el llamado a la junta había sido «ilegal y arbitrario» y que no fueron explicitados los «requisitos de motivación exigidos» por la ley para convocar a un estudio semejante. También, que era la jueza y no la fiscal quien tenía atribuciones para disponerla.
No es la primera vez que la querella frena un peritaje que para la fiscalía es clave. Había pasado lo mismo con el estudio sobre los teléfonos y las computadoras de Nisman, que pocas horas después de iniciado se suspendió porque Arroyo le planteó a la jueza que Fein estaba poniendo en peligro la privacidad de Nisman y de sus hijas. Luego de marchas y contramarchas, ese estudio se reinició finalmente ayer, 50 días después de haber sido ordenado.
Ayer, la bronca contra Arroyo no fue sólo de Fein. La defensa de Diego Lagomarsino, el empleado de Nisman que le dio el arma con la que apareció muerto, también anunció que trabaja en una respuesta fuerte contra la querella.
«No me sorprende. Se trata de un nuevo intento de detener toda actividad probatoria destinada seriamente a averiguar la verdad», dijo Maximiliano Rusconi, quien encabeza la defensa. «Esta nulidad es un planteo claramente obstaculizador. Es inexplicable la razón por la cual Arroyo le teme a la verdad», declaró.
La resolución de Fein que convoca a la junta médica tenía como objetivo que los peritos de parte y los oficiales arribaran, «de ser posible», a «una conclusión clara, precisa y única respecto de la muerte» de Nisman, según escribió la fiscal.
Las diferencias más notables entre la autopsia y el informe de los peritos de Arroyo están referidas a la data de la muerte (difieren en 18 horas) y a la existencia o no de espasmo cadavérico en la mano derecha de Nisman, la mano con la que supuestamente se disparó.
La fiscal formuló para eso 24 preguntas sobre las que debían trabajar los expertos en conjunto. Están divididas en nueve grupos: homicidio (Fein preguntó qué «observaciones» serían «indicativas con certeza pericial» de un «acto homicida»); espasmo cadavérico (si pudo haber espasmo y al mismo tiempo la agonía que refiere la querella); actividad cardíaca (para saber si después del tiro Nisman pudo haber seguido sangrando); rigidez cadavérica; putrefacción; livideces; potasio (elemento que sirve para determinar la data de muerte); contenido gástrico, y disparo (según la fiscal, hay discrepancias respecto de la «dirección del disparo»).
Pero antes de formular estos puntos, Fein hizo una aclaración que sin dudas molestó a la querella: advirtió que su informe «en modo alguno puede ser tenido como una experticia»; es decir, como un peritaje en los términos del Código Procesal. Fein explicó que los peritajes no se hacen por separado, sino que se trata de un examen único que -dice la ley- «los peritos practicarán unidos».
Ayer, Arroyo afirmó en su escrito que su informe sí tiene «fuerza pericial» y volvió a quejarse de que no hubieran esperado a sus expertos para la autopsia. Pidió además que sumaran a la junta médica a todos los peritos que integran el Departamento de Tanatología de la Morgue Judicial (cinco expertos más); que esté presente la jueza en los debates, y que se haga en conjunto con el estudio criminalístico, tal como su informe.
La decisión de Fein, en cambio, es dividir los estudios y que en paralelo con esta junta trabajen los peritos criminalísticos, quienes deberán volver al baño de Nisman, analizar el lugar y las manchas, y estudiar cómo puede haber sido la mecánica de la muerte.
La recusación de Arroyo contra Fein está ligada, justamente, a este estudio criminalístico. La fiscal había designado para que participara de él al perito Enrique Prueger, pero la querella lo cuestionó: alegó entre otros motivos que no quedaba claro por qué se lo había elegido y que Prueger ya se había manifestado por la hipótesis del suicidio, relataron fuentes del caso.
La semana pasada, Palmaghini corrió a este perito y ayer Arroyo sostuvo que al nombrarlo, Fein demostró que no era imparcial. Pero no sólo le cuestionó esto. Cuando se presentó ayer ante Palmaghini, Arroyo, que también es jueza, acompañó su recusación con una pila de artículos periodísticos con declaraciones de Fein sobre el caso.
Ahora, la fiscal contestará y Palmaghini decidirá si la mantiene o no al frente de la investigación, así como la suerte de la junta médica. Pero Arroyo ya anunció que la batalla no termina acá: dijo que si pierde, llevará la discusión a la Cámara.
El fiscal antilavado Carlos Gonella presentó a la Justicia una denuncia por lavado de dinero contra Diego Lagomarsino, el dueño del arma con la que murió Alberto Nisman. Gonella informó a LA NACION que remitió una presentación que recibió de la Unidad de Información Financiera (UIF). El fundamento fue la cuenta que Lagomarsino comparte en Estados Unidos con la madre y la hermana de Nisman, Sara Garfunkel y Sandra Nisman, de la que el fiscal sería dueño en las sombras. El caso le tocó al juez Rodolfo Canicoba Corral.
El abogado de Lagomarsino, Maximiliano Rusconi, consideró «llamativo cómo Gonella, un fiscal cercano al Gobierno, colabora con la UIF en un hostigamiento judicial a Lagomarsino. No se entiende qué acto puede haber constituido lavado ni por qué la investigación no alcanza a Sara Garfunkel y Sandra Nisman, históricas titulares de la cuenta»
Fuente: La Nación
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