Pudimos hablar con Sergio Martinez de Pilar y Bombero Voluntario de esta ciudad, nos dio su testimonio muy fuerte de su situación biológica de donde viene. El audio esta aquí en SSQH Digital junto a la multimedia Tgua Rock. 88.5
De una partera sospechada a la búsqueda del origen. Una mujer asistió en partos entre 1960 y 1985 en su casa de barrio General Paz, donde se habrían entregado ilegalmente niños al nacer. Muchos de ellos, ahora adultos, la acusan y buscan a sus padres biológicos para reconstruir sus historias.
eguran que durante 25 años convirtió su casa en una clínica clandestina, en barrio General Paz de la ciudad de Córdoba. Allí, se habría dedicado a entregar, mediante venta, a bebés recién nacidos que ella misma ayudaba a dar a luz en ese lugar oscuro.
Luego de los partos, afirman que Mafalda Journade les decía a las madres que sus hijos habían muerto, aunque varios años después algunas contaran que escucharon el llanto de sus bebés. Los denunciantes dicen que también engañaba a los padres adoptivos, a quienes solía explicarles que esos niños habían sido abandonados por sus familias.
Journade murió en 2002. Se estima que atendió partos en su casa entre 1960 y 1985. Aparentemente compartía la actividad con dos mujeres de Villa María. Estuvo varios años presa por práctica ilegal de abortos. Al morir, dejó aún más a oscuras el pasado de esos hijos con identidad robada. Ya no hay causa judicial posible.
¿Cuántos niños, hoy adultos, habrían sido engañados en esa casa y vivirán pensándose hijos biológicos de padres que en realidad lo son del corazón?, ¿miles?, ¿cuántas madres darán por muertos a hijos que siguen pulsando por encontrarlas o que ni se lo imaginan?
Varios de esos hijos robados accedieron a parte de su verdad. Algunos cuentan que cuando supieron que eran hijos adoptivos, fueron a ver a la partera para pedirle información, pero ella se las negó.
Según relatan, Journade les respondía que no sabía nada de sus padres y que no tenía registros ni información para dar. Una de las mujeres que habló con ella –se contactó vía Skype con La Voz del Interior porque vive en Estados Unidos– contó que en la casa de la partera había un cuarto lleno de fotos de bebés.
Denuncia por amenazas
Otra relató que la partera llamó para amenazar a toda su familia porque seguía averiguando sobre su pasado. Por ese hecho, contó que denunció a Journade en su momento.
Pero, como hay secretos que deben ser sabidos, algunos de esos adultos arrebatados cuando eran bebés ya no ignoran que fueron entregados a una familia adoptiva por una partera inescrupulosa.
Desde entonces, necesitan encontrar a sus verdaderos padres para, en ellos, hallar una parte de sí mismos que les fue amputada. O negada.
Desde hace un tiempo sus historias empezaron a cruzarse, y así nació el año pasado el grupo Herman@s y Madres del Alma.
Dicen que si Mafalda estuviera viva, tal vez estarían buscando justicia, pero que ahora todas sus fuerzas están dirigidas a encontrar a sus madres, a sus verdades.
No hace mucho que se conocen. “Acá nos damos fuerza y nos contenemos”, dice una de las integrantes. Son más de 20 adultos a los que los atraviesa el nombre de aquella partera. En el grupo también hay madres, que parieron en la casa de Journade y que vieron allí a sus hijos por primera y última vez.
Herman@s y Madres del Alma busca. Hace poco encontró a Sergio Martínez, que vive en Pilar y ahora también sabe que esa partera engañó a su madre y lo entregó a otra familia. “Yo toda mi vida creí que mis padres me habían abandonado. Crecí con esa sensación instalada en el alma, pero hoy sé que no fue así. Ahora quiero saber qué pasó”, cuenta Sergio.
Historias robadas
Marcelo Bravo nació en 1976, en la casa de Journade. Dice que a su madre le hizo creer que lo había parido muerto.
En 2013, Marcelo confirmó que sus padres no lo eran en términos biológicos. Dos días antes de morir, la madre de crianza le confesó la verdad a la mujer de Bravo y le encomendó, aunque sin dejar datos, que ayudara a Marcelo a encontrar a su madre biológica.
Lo poco que el hombre hoy sabe es que su mamá tenía entre 15 y 20 años al momento del parto.
En una carta que Marcelo le escribió a su madre, con la que sueña un abrazo, le pide que lo encuentre: “Mamá, quiero que sepas que me haces falta. Te necesito. Te siento cerca. Te espero. Te presiento. Te imagino. No dejo de buscarte. Viejita querida, encontráme”.
Mariana Rodríguez relata otra historia mutilada. De niña, escuchó esto de boca de su madre: “Vos no naciste de mi panza. Sos adoptada. Tenés que portarte bien y estar agradecida porque si no te hubiera recibido, andá a saber adónde hubieras ido a parar. Ahora andá a jugar. De esto no hablés con nadie y no vuelvas a preguntar nada”.
Mariana cuenta que eso hizo: no habló con nadie del asunto. “Cuando murieron mis padres de crianza me animé a preguntar y me enteré de que no había sido una adopción legal”, dice.
“Formar parte de este grupo es una bendición”, agrega. Con los primeros integrantes del grupo por fin pudo empezar a hablar de aquello que la obligaron a callar. Cuenta que le gustaría saber si su mamá se acuerda de ella: “Necesito encontrarme en el rostro de alguien, saber si saqué sus ojos, su pelo, su voz”.
Las historias de Marcelo y Mariana son también las de Carolina, Sergio, Verónica, María, Marcelino, Edgardo, Magui, Analí, Fabián, Silvia, Cristina y otros, hijos que habrían sido entregados por Journade y que ahora se encuentran por esa búsqueda compartida.
Fuente: La Voz (Agus Laros) y SSQH Digital
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