EL VICEPRESIDENTE JULIO COBOS ANUNCIO QUE NO SERA CANDIDATO EN LAS PROXIMAS ELECCIONES. Un candidato que no corre más
Atribuyó su decisión de no postularse a la presidencia a la proclamación de Ricardo Alfonsín como candidato «orgánico» de la UCR. Criticó a la conducción del radicalismo y dijo que seguirá en su cargo.
Después de haber sido durante más de un año la esperanza blanca de la oposición, Julio Cobos anunció finalmente ayer que «desiste» de su candidatura presidencial, jaqueado por el desgaste de su figura y la decisión de la UCR de proclamar al diputado Ricardo Alfonsín como candidato «orgánico». El vicepresidente aseguró que no competirá en las primarias del 14 de agosto, descartó postularse a la gobernación de Mendoza y ratificó que seguirá en su cargo para «demostrar que un radical puede terminar el mandato». La definición de Cobos volvió a sacudir el inestable tablero radical, que había sufrido un primer terremoto cuando Ernesto Sanz, hace diez días, desertó de la interna convocada para el 30 de abril, en la que debía competir contra Alfonsín. Aunque se llamó a silencio, Sanz ratificó su candidatura a través de Twitter: «Sigo trabajando por un proyecto de mayoría que le gane al kirchnerismo en octubre. No me resigno a menos».
Julio Cobos tuvo que decirlo unas siete veces hasta que su mensaje fue lo suficientemente claro. Luego de haberse catapultado políticamente con el voto en contra de las retenciones móviles en 2008, el mendocino se había mantenido como el opositor con mejor imagen hasta que comenzó a decaer, hacia fines de 2009. La muerte de Néstor Kirchner terminó de perjudicarlo y desde entonces se mantenía en una posición expectante, limitado por el cargo de vicepresidente al que se aferró pese a las críticas internas y externas. Lentamente fue desapareciendo del centro de la escena, lo que produjo el surgimiento de otros candidatos, como Alfonsín y posteriormente Sanz. Con ambos habló telefónicamente el miércoles por la tarde y les transmitió personalmente su decisión.
«Hoy se ha proclamado un candidato oficial de la UCR. Creo que esto cierra las puertas a todos aquellos que evaluábamos la posibilidad de participar el 14 de agosto», argumentó el vicepresidente, refiriéndose indirectamente también a Sanz.
«Hace tiempo que lo venimos pensando. Desde que Sanz (antes de bajarse) dijo que el único legitimado para ser candidato era el que surgiera de la interna. Estaba en una situación incómoda porque a Cobos lo hubieran transformado en un candidato extrapartidario dentro de su propio partido», agregó en diálogo con Página/12 el dirigente mendocino Juan Carlos Jaliff, un incondicional del vicepresidente.
Cobos aprovechó el escenario para reiterar sus diferencias con las decisiones que viene teniendo la conducción del partido, actualmente en manos del Movimiento de Renovación Nacional, liderado por Alfonsín. El vicepresidente insistió en que los cuerpos orgánicos debían aprobar una plataforma electoral, que luego sea acordada con otras fuerzas políticas y que finalmente se defina «quién puede representar mejor ese frente». Ahora, con el argumento de esta decisión partidaria y sin el respaldo que supo tener en la opinión pública, el vicepresidente hizo un gesto de disciplina partidaria que no supo tener en 2007, cuando se salió de las filas de la UCR para embarcarse en la Concertación Plural, ni cuando creó su propio partido, el ConFe. «Yo voy a respetar la decisión del partido porque para eso volví. A lo mejor lo más fácil hubiera sido mantener mi espacio, que era Consenso Federal», remató.
Por último, Cobos señaló la necesidad de ampliar el marco de alianzas por fuera del GEN y el Partido Socialista, ya que su líder, el gobernador Hermes Binner deberá esperar a las primarias santafesinas del 22 de mayo para saber si su delfín Antonio Bonfatti gana la elección y mantiene sus aspiraciones a nivel nacional. En realidad, Cobos no tenía el visto bueno ni de Binner ni de Stolbizer para liderar ese frente y esa falta de apoyos extrapartidarios fue un motivo más a la hora de bajarse.
«No estoy evaluando ninguna candidatura», respondió Cobos al ser consultado sobre la posibilidad de aspirar a la gobernación de Mendoza, que hoy disputan en la UCR el intendente de Godoy Cruz, Alfredo Cornejo, y del ex gobernador Roberto Iglesias. Lo cierto es que en ambos sectores del cobismo mendocino deslizan una eventual postulación de Cobos a diputado nacional.
Hasta ayer, los mensajes de Cobos habían sido siempre contradictorios o ambiguos: «Ni doy un paso al costado, ni me bajo porque no he dado un paso adelante, ni me he subido», dijo la semana pasada en el homenaje a Raúl Alfonsín. Para darles contundencia a sus palabras, en el entorno de Cobos aseguraron que «no se trata de un amague o una especulación política», sino que es «una decisión irreversible».
El impacto del anuncio no tardó en sentirse. Del lado de Sanz se tradujo en un profundo silencio. Voceros del senador aseguraron que no haría ninguna declaración, salvo la ambigua frase de Twitter, en la que dio a entender que él sí mantiene en pie su aspiración. «Sigo trabajando por un proyecto de mayoría que le gane al kirchnerismo en octubre», escribió Sanz, repitiendo su discurso a favor de una alianza lo más amplia posible (ver aparte).
Los alfonsinistas sintieron como una victoria haber provocado la deserción de Cobos, aunque salieron a retrucar las críticas del vicepresidente. «Respeto pero no comparto la decisión de no participar en las elecciones de agosto», sostuvo el titular de la UCR, Angel Rozas. En realidad, el ex gobernador de Chaco salió al cruce de la acusación de Cobos respecto de que el partido le cerró la puerta. «El Comité Nacional ha hecho grandes esfuerzos para dar las mayores garantías de participar a todos nuestros afiliados», completó. El senador Gerardo Morales, otro pilar del alfonsinismo, ratificó que «el radicalismo tiene decidido que Ricardo Alfonsín sea su candidato a presidente» y le pidió a Cobos, su ex enemigo, que lo acompañe en la campaña.
Luego de terminar el seminario sobre políticas de vivienda en un hotel cerca del Congreso, Cobos habló, explicó y repitió por todos los medios su decisión, que previamente ya había conversado con sus dirigentes más cercanos, como Jaliff, César Biffi, Mario Meoni y Daniel Katz, entre otros. Después de largar la bomba, a las 17.35, por Aerolíneas Argentinas, voló a su Mendoza natal, junto a su familia. El viaje duró mucho menos que aquel que realizó en auto a través de varias provincias después de su voto no positivo. Su arribo a territorio mendocino no tuvo, ni por asomo, la repercusión de entonces.
Comentar post