Con uno menos desde los 40 del primer tiempo, la Academia se trae de Paraguay una derrota 1-0 que, en el balance, lo deja con vida para la revancha.
Todo fue cuesta arriba para Racing y sin dudas, el 1-0 parece un resultado que lo deja con vida para la revancha. Sin jugar bien, con 10 durante 50 minutos y con mucha resistencia, excesiva tal vez, se salvó de una estocada que le pudo dar Guaraní, a esta altura algo más que una revelación en esta Copa Libertadores.
Conocidos desde la fase de grupos, ambos buscaban modificar su libreto pero caían en las mismas formas. El Aborigen, con pases largos y a cargar, mientras que la Academia esperaba para salir de contragolpe pero con pelota al piso. Y primaba el juego paraguayo, que exigía a Saja más de lo que Bou sobre todo y Milito en menor medida podían hacer ante Aguilar.
Palau y Santander eras las referencias ofensivas, pero más allá de generar peligro lograban faltas y amarillas de la visita. Hasta que llegó el minuto 41 y el inexplicable codazo de Lollo a Santander, que le valió la roja y dejar a su equipo con uno menos para todo el segundo tiempo.
Y esa segunda mitad comenzaba de la forma que no se esperaba, con Racing avanzando y un remate de Bou que obligó al esfuerzo de Aguilar. Pero no había consistencia en el juego del conjunto de Cocca y decidió volver a retrasarse con la salida de Milito para que ingrese Voboril. Así, Palau intentó con un remate que se fue cerca del palo y un cabezazo que se fue ancho.
Ya en la recta final, la Academia lograba neutralizar el partido y minimizar el riesgo, pero Julián Benítez sorprendió a todos con un remate fuerte y cruzado, que se metió contra el palo derecho de Saja y desató el festejo Aborigen. No quedó mucho tiempo, pero Racing tuvo que aguantar los últimos embates de Guaraní, que buscaba una diferencia mayor. Fue triunfo 1-0 del local, como en las otras dos series de cuartos de final, donde los locales consiguieron ventaja, mínima, pero ventaja en fin.
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