Una mujer le donará el órgano a su concuñada, que padece insuficiencia renal crónica y desde 2014 está en lista de espera en el Incucai.
Una mujer fue autorizada a donar un riñón a su concuñada. Como la ley prohíbe la donación entre personas vivas que no sean familiares directos o cónyuges, la Justicia provincial debió intervenir para dar el visto bueno al trasplante. El caso nos recuerda a lo que ocurrió con Sandra Mihanovich, quien tuvo el mismo gesto altruista con su ahijada.
La receptora tiene 46 años y corre riesgo de vida por una insuficiencia renal. Ante esto, la integrante de su familia política se ofreció a ayudarla. En este marco, ante el impedimento legal, y como suele suceder, se abrió una instancia judicial que busca evitar la venta de órganos. En la operación debe regir el principio de gratuidad y los fines altruistas.
El juez cordobés en lo Civil y Comercial de 14º Nominación, Julio L. Fontaine (h), autorizó la donación y su decisión contó con el consentimiento de la fiscal Alicia García de Solavagione, la misma funcionaria que había optado por la negativa en una causa que desató una gran polémica hace poco menos de un mes: entendió que había «intereses económicos» de por medio.
Pero la suerte de estas concuñadas es otra: Fontaine considera que a la donante la mueve el «afecto», ya que su pariente necesita de manera urgente la ablación.
En la resolución, el magistrado plantea que está dispuesta a realizar un «profundo acto de amor hacia otra persona, no sólo dándole salud, sino la oportunidad de vivir, y por ello ni el derecho ni el Estado pueden ser ajenos a tan noble acto, en la medida en que no existan razones que lo prohíban». «No hay razón alguna para limitar tal decisión”, sentenció.
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