MILES DE HINCHAS DE SAN LORENZO EN LA LEGISLATURA PORTEÑA. Se concretó la marcha para pedir la restitución del predio de Avenida La Plata que ahora explota una cadena de hipermercados, después de la expropiación consumada durante la última dictadura militar. Hay tres proyectos para darle forma.
«La vuelta a Boedo ya es un fenómeno mundial», escribieron en la página mundoazulgrana.com y tienen razón. Eso parecía percibirse ayer frente a la Legislatura porteña. Oleadas de hinchas de San Lorenzo (acaso 15 o 20 mil) llevaron su reclamo, como en un cabildo abierto, a escasos metros del histórico edificio. El presidente Carlos Abdo afirmó: «Ahora hay que expropiar a Carrefour». No es que abrazó de repente el ideario de Lenin, pero sí se puso a tono con los vientos que soplan en el club. Sobre un escenario rodeado por la multitud que iba por su propia toma de la Bastilla, hablaron el dirigente, el actor Miguel Angel Rodríguez, el polémico José Sanfilippo y los diputados que presentaron o acompañaron proyectos por el retorno a tierra santa. Más de cincuenta peñas mandaron adhesiones a la movida y hasta llegó una más del juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni. El corazón de cada simpatizante movilizado latió como en los mejores domingos de gloria. El primer gran paso para volver al barrio estaba dado.
La pelota de este largo partido la tiene ahora uno de los poderes del Estado. Laura García Tuñón, Eduardo Epszteyn y Gonzalo Ruanova, los diputados que impulsaron iniciativas para conseguir la restitución histórica del predio de Avenida La Plata, tendrán que convencer a los otros 57 que completan la Legislatura. Algunos ya se pronunciaron a favor de que San Lorenzo recupere los 4500 metros cuadrados escriturados a nombre de la cadena de hipermercados que más factura en el país: Delia Bisutti, Marcelo Parrilli, Jorge Garayalde y Raúl Fernández. La capacidad de movilización de los hinchas puede que persuada a más. El rigor histórico con que los convocantes asociaron el despojo de las tierras con la decadencia de San Lorenzo tendría que hacer el resto. El objetivo propuesto es borrar la marca que la última dictadura militar y el brigadier Osvaldo Cacciatore (mentor del desarraigo) dejaron en Boedo.
La memoria del Viejo Gasómetro, rematado a precio vil, y el recuerdo de los logros futboleros más emblemáticos, se adivinaban en las caras de los hinchas que llegaron desde el norte y el sur, en micros gratuitos o de a pie. El fenómeno mundial se redondeó con las adhesiones recibidas desde España (de la peña Osvaldo Soriano, uno de los hinchas más célebres), Australia, Alemania y Brasil. El sueño del regreso a casa empieza a asomar como en la histórica marcha de San Lorenzo.
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