Guzmán fugó por un túnel de la cárcel de máxima seguridad. El líder del Cartel de Sinaloa escapó por un pasadizo que medía más de 1.500 metros. Tenía ventilación, alumbrado y desembocaba en una casa. Ya lo había hecho en 2001
El capo mexicano Joaquín «El Chapo» Guzmán, líder del poderoso Cartel de Sinaloa, escapó de la cárcel del Altiplano, de máxima seguridad en la que se encontraba recluido.
Es su segunda fuga en 14 años que pone en entredicho al gobierno de México.
El comisionado nacional de Seguridad mexicano, Monte Alejandro Rubido, dijo que se descubrió en el área de las duchas un orificio de 50 x 50 centímetros y un metro y medio de profundidad; que tenía ventilación, alumbrado y hasta una moto. «Dicho orificio comunica a su vez con un conducto vertical de 10 metros de profundidad», agregó.
Informó además que «el túnel por el cual huyó Guzmán tiene más de 1.500 metros y cuenta con tubería de PVC presumiblemente para ventilación y alumbrado».
Resaltó que a lo largo del túnel «también se hallaron tanques de oxígeno e instrumentos para la construcción».
Las autoridades desplegaron un fuerte operativo en los alrededores de la cárcel, que alberga a los capos, asesinos y violadores más peligrosos del país y se ubica en el estado de México (centro).
Un bochorno para Peña Nieto
Guzmán, de 58 años y quien llegó a ser el delincuente más buscado por México y Estados Unidos, fue detenido por primera vez el 9 junio de 1993 en Guatemala.
En esa ocasión, el capo fue internado en el penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco (oeste), de donde se fugó el 19 de enero de 2001 aparentemente escondido en un carrito de ropa sucia.
Siguió una larga e intensa persecución, que el escurridizo capo logró burlar en varias ocasiones gracias a puertas reforzadas con acero en sus residencias y un sistema de túneles secretos, así como una estrecha connivencia con autoridades de todos los niveles.
Finalmente, el 22 de febrero del año pasado fue aprehendido nuevamente por la Marina Armada en su feudo del estado de Sinaloa (noroeste).
El arresto fue anunciado a bombo y platillos por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, que recibió elogios internacionales por el «histórico» logro.
En ese entonces, la fiscalía general mexicana ofrecía por Guzmán una recompensa de unos 2,3 millones de dólares, mientras que Estados Unidos puso un precio de cinco millones.
Además, la ciudad de Chicago lo había declarado su «enemigo público número uno», siendo el primer criminal señalado como tal desde Al Capone.
Las autoridades exhibieron ante los medios a un Guzmán cabizbajo y esposado, que lucía un espeso cabello negro y bigote.
Inmediatamente después, Estados Unidos expresó su deseo de extraditar al capo, algo a lo que México se negó rotundamente.
Diecisiete meses más tarde, la nueva fuga del capo da un sorpresivo giro a la situación y pone en entredicho al gobierno de Peña Nieto, quien tiene previsto llegar a Francia este domingo para una visita de Estado.
El veterano capo Ismael «El Mayo» Zambada, que había sido considerado el sucesor natural de Guzmán al frente del cártel de Sinaloa, también está prófugo.
El narcotraficante más poderoso del mundo
Con su primera huida, Guzmán se convirtió en el gran símbolo del narcotráfico contra el que el ex presidente Felipe Calderón (2006-2012) lanzó al Ejército, y llegó a aparecer en la lista de las mayores fortunas del mundo de Forbes de 2011, con más de 11.000 millones de dólares.
«El Chapo» logró en pocos años que su organización volviera a ser dominante en México gracias al tráfico de cocaína y marihuana a Estados Unidos, Europa y Asia.
Así, se convirtió en el narcotraficante más poderoso del mundo y sus sicarios libraron sanguinarias batallas, especialmente contra sus archienemigos del cártel Los Zetas.
Más de 10.000 personas fueron asesinadas solo en Ciudad Juárez, una localidad clave fronteriza con la estadounidense Texas, en pugnas atribuidas a los cárteles de Sinaloa y Juárez.
Fuente: Cadena 3
Comentar post