El trabajo en el campo se convirtió en una hazaña el 80% de General Viamonte está bajo el agua; allí, dos tractoristas enfrentan una dura travesía para sacar la leche de un tambo. Los Toldos «¡Se vuelca, se vuelca!» El grito retumbó en el interior de la cabina del tractor.
El «termo», un tanque con 7000 litros de leche, se fue de lado y quedó enterrado casi un metro en un tubo de cemento que atraviesa un camino de tierra, hoy tapado por el agua. Emiliano Patti, el tractorista, reaccionó en frío y con una maniobra evitó que el «termo» terminara volcado en medio del agua y con la leche tirada.
Fue el momento de mayor zozobra en una tarea excepcional que, por las inundaciones en esta región del noroeste bonaerense, desde hace casi 60 días para Patti y José Olivieri, otro tractorista, se volvió rutinaria, tediosa y arriesgada. Ir a buscar con dos tractores la leche de un tambo de 700 vacas en ordeñe, que manejan los hermanos Alejandro y Raúl Catalán Pellet, y traerla hasta un camión de Sancor que espera en otro camino para sacarla por la ruta 65. Son dos horas de ida para recorrer 13 kilómetros hasta el tambo y otras dos horas o un poco más de vuelta con el tanque cargado de leche.
Antes el mismo camión de Sancor entraba hasta el tambo para recoger la leche, pero el camino rural que utilizaba se cortó para abrir paso a una gran masa de agua. Encima, el puente que cruzaba, que aquí conocen como «puente Llorente», quedó chico luego de una canalización de principios de la década pasada y hoy es sobrepasado por el agua. La obra que se hizo fue insuficiente y mal hecha, según advierten los productores. El camión recorría 3000 metros desde la ruta para buscar la leche. Hay que desviarse por otro camino y transitar 13 kilómetros de ida y vuelta con los tractores.
En el partido de General Viamonte, donde Los Toldos es cabecera, llovieron 500 milímetros en los últimos 60 días. En dos meses, llovió la mitad de la media anual. Lo normal hubiera sido que en dos meses de invierno no se superaran los 50 milímetros habituales.
Hay agua por todos lados. El partido tiene 214.000 hectáreas (140.000 agrícolas y el resto ganaderas) y más del 80% quedó inundado. Su stock vacuno es de 120.000 cabezas. Las vacas están pariendo en el agua. En los campos se las ve arrinconadas en los pocos lugares verdes. «Puede haber una mortandad terrible», alertó Mario Demichelis, productor. El 95% de unos 2000 kilómetros de caminos rurales están intransitables.
Los Toldos es el pueblo donde nació Evita. Hay desazón: aquí aguardan que el gobernador Daniel Scioli firme el decreto de una resolución que declaró la emergencia y desastre. Aún no lo hizo. Eso permitiría acceder a beneficios a los atribulados productores.
«Tené cuidado vos que sos alto; tirate para el lado de Emiliano para evitar golpes», le advierte a este cronista antes de salir con el tractor rumbo al tambo, Elbio Guastelli, productor y vicepresidente de la Asociación Rural de General Viamonte. «Acá, guarda, que no sé si esquivamos los pozos», avisa el tractorista Patti, y hay que agarrarse como sea en una cabina de dos metros cúbicos donde somos cuatro. Juan, otro empleado, hizo el viaje de ida arrodillado en la cabina. A la vuelta volvió encorvado pegado a un vidrio. «Vas a quedar acalambrado», le digo. «Juan es de goma», responde Guastelli. Hay risas en esa cabina habitada por cuatro personas. De los 13 kilómetros hasta el tambo, en ocho kilómetros el camino está cubierto de agua. Llueve torrencialmente y no se ve nada.
La travesía para ir al encuentro de dos tanques de 7000 litros de leche cada uno es una carrera de obstáculos. Hay que sortear pozos, cortadas, buscar donde el tractor pueda pararse mejor para no volcar el tanque. Hasta hace unos días entraban con el tractor una tolva con alimento balanceado para las vacas. Ya no lo pueden hacer más. Una tolva se volcó en el agua.
Ayer casi ocurre lo mismo con el tanque de leche del tractor que manejaba Patti. Enterrado el «termo», hubo que recurrir a los dos tractores para sacarlo y continuar el camino.
«Vamos a hacer cualquier cosa antes que tirar la leche», contesta Catalán Pellet, ante la pregunta de hasta cuándo podrán sacar la leche en tractores. Y agrega: «Tenemos un plan B para actuar». Está listo para ser usado. Pasaron una manguera de plástico de 350 metros de largo de una parte del camino hoy cortado a la otra, sostenida por un cable de acero y dos tubos de cemento. Así piensan alcanzar la leche hasta el camión si ya no pueden más con los tractores.
Fuente: La Nación
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