«Sí me representé que podía dañar a alguien con una ‘picada’ callejera». Un testigo del choque reconoció haber corrido «picadas» en su juventud y dijo que el conductor siempre se «imagina» la posibilidad de herir a alguien, pero que sigue adelante por la «inconsciencia». Fue un dato importante en la discusión sobre el «dolo eventual».
Fiscal: Dígame… ¿usted corrió «picadas» alguna vez?
Testigo: Sí. En mi juventud, allá en Oncativo.
Fiscal: ¿Usted se representó la posibilidad de dañar a alguien mientras corría?
Testigo: Sí, siempre está latente esa posibilidad. Uno se imagina que puede dañar a alguien en cualquier momento.
Fiscal: ¿Entonces por qué lo hizo?
Testigo: Porque fui inconsciente. No tomé dimensión del peligro.
La declaración es de Alexis Bartoloni, el primer testimonio que esta mañana se escuchó en la Cámara 4 del Crimen durante el juicio por la muerte de la peatona Mariana Ellena (22), en una presunta «picada» callejera en setiembre de 2011 en Chacabuco y Corrientes.
La «representación» a la que aludió el fiscal Raúl Gualda tiene estrecha vinculación con la discusión legal que atravesará todo el proceso: la «culpa» y el «dolo eventual». El conductor que atropelló a Mariana, Catriel B. (su apellido se reserva porque era menor), está imputado por «homicidio por dolo eventual», que contempla entre 8 y 25 años de prisión. El dolo eventual significa que una persona se imaginó o se representó la posibilidad de causar un daño con su actitud temeraria (en este caso, corriendo una «picada» y atravesando semáforos en rojo) pero pese a ello continuó.
Lo que su defensa intenta demostrar es que se trató de un «homicidio culposo», que conlleva apenas entre seis meses y cinco años de prisión dado que infiere que una persona cometió un daño por su imprudencia o negligencia, pero que en ningún momento se representó la posibilidad de herir a alguien. Es lo más parecido a la palabra «accidente».
En esta segunda hipótesis se inclinaría también el fiscal Raúl Gualda, quien interrogó al mínimo detalle al testigo cuando éste contaba sobre la noche del choque y usaba palabras como «autos ‘tuneados'», «escape libre», «velocidad excesiva», «frenada brusca».
«Los conductores se conocían entre sí, porque después de atropellar a la chica los dos vehículos se fueron del lugar», ratificó Bartoloni, quien en aquella oportunidad estaba estacionado en su auto con su novia y vio el momento en que Mariana «volaba hasta la copa de un árbol y caía».
Los dos vehículos son el Fiat 147 blanco de Catriel y el Spazio azul de Gustavo Gastón Luca (29), también sentado en el banquillo de los acusados pero únicamente por «conducción peligrosa» y no por el homicidio.
Ambos jóvenes niegan conocerse y niegan haber corrido una «picada» callejera. Sin embargo, la segunda testigo, Helvesia Ibáñez, relató que caminaba por Chacabuco con un amiga y escuchó «cómo se reían y gritaban entre ellos, de auto a auto», segundos antes del impacto. «De golpe sentí un choque tan fuerte que parecía que habían volteado una pared. Me di vuelta y vi a la chica en el aire. No parecía un cuerpo humano», graficó.
Isabel y Hugo Ellena, los padres de Mariana, se tomaron fuerte de la mano.
Siguió la testigo: «Para mí que eran chicos que venían corriendo ‘picadas’. La chica cayó al lado de una heladería llena de gente. Yo corrí hasta donde estaba ella y empecé a pedir ayuda a los gritos, pero la gente seguía tomando su helado como si nada. Saqué mi celular y llamé rápido a la Policía».
En este punto, Hugo Ellena pidió la palabra al Tribunal y le agradeció a la testigo haber ayudado a su hija. «Quiero destacar y agradecerle a esta señora lo que hizo. Fue de las pocas personas que intentaron h acer algo por mi hija. Ojalá todos fueran como usted, señora», expresó con la voz rota.
La tercera testigo fue Brenda Andrade Salas (30), la pareja de Catriel, con quien tiene un hijo. La mujer iba como acompañante en el Fiat 147 que atropelló a Mariana y su testimonio hubiera sido clave, pero la ley le permite a toda persona la posibilidad de no declarar contra un familiar o alguien con ese vínculo. Ella se abstuvo.
Según revelaron tiempo atrás las cámaras de una playa de estacionamiento, Andrade Salas ayudó a esconder el automóvil a Catriel inmediatamente después de embestir y abandonar a Maru.
El juicio seguirá el lunes con cuatro testimonios.
Fuente: Día a Día
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