Testigos complican a Márquez y a otros exjefes policiales: la orden era “hacer número”. En la primera audiencia, los testimonios apuntaron a que en Jefatura conocían sobre las aprehensiones arbitrarias. Indicaron que Márquez ordenaba detener con o sin causa. La política de seguridad en el tapete.
La primera audiencia del debate contra el ex comisario Pablo Márquez, acusado de ordenar detenciones arbitrarias en base a la aplicación del polémico Código de Faltas, dejó varios puntos en claro.
Las órdenes nacían desde la propia Jefatura de avenida Colón; la figura del “merodeo” era la principal figura a aplicar, y muchos subordinados -más allá de los denunciantes- sufrieron “castigos” por no querer cumplirlas.
“Al comisario (Márquez) no le interesaban los detenidos por delito sino por contravención”, dijo uno de los subordinados que lo denunció.
El inicio del juicio con jurados populares en la Cámara Sexta del Crimen, cuyo tribunal preside el doctor Julio Guerrero Marín, marca un “hito histórico”, ya que por primera vez pone en el tapete la política preventiva en materia de seguridad de los últimos 20 años, desde que Unión por Córdoba está al frente del Gobierno provincial.
Los hechos que se ventilan en el debate, con Márquez en el banquillo de los acusados como supuesto autor de los delitos de “abuso de autoridad agravada” y “coacción reiterada”, ocurrieron en el transcurso del año 2011, cuando el entonces jefe de la Policía, Alejo Paredes, transitaba los últimos meses como tal para convertirse en el ministro de Seguridad delasotista.
“Hay que hacer números”
La oficial subinspectora Natalia Zárate fue contundente al recordar las órdenes del excomisario Márquez.
«Hay que hacer números. Si no existe contravención había que inventarlas», dijo la testigo que declaró tras el testimonio del principal sospechoso. Agregó que las aprehensiones debían realizar con o sin causa.
La mujer, que reconoció que su vida cambió después de denunciar a su superior al punto que el Tribunal de Conducta le inició un sumario administrativo por realizar declaraciones a la prensa cuando se conoció la noticia, sostuvo que el principal altercado se produjo el 8 de noviembre de 2011.
Ese día no había llevado ningún detenido en su móvil por lo que debía “rendir cuentas” ante su jefe. Márquez le habría “recargado” en su horario, pero ella no podía quedarse porque tenía que cumplir un adicional privado.
«Si pasa algo entre las 9 y las 10 de la mañana, vos sos boleta», la habría amenazado el exjefe policial a la oficial Zárate.
La mujer policía comentó que ella, como su equipo, trabajaban a criterio y conciencia, pero sabía que las órdenes eran aplicar figuras como “merodeo” o “escándalo en la vía pública”.
Esas eran las directivas que todos los días daba Márquez a los miembros del Comando de Acción Preventiva (CAP) del Distrito 8. Entonces muchos provocaban a las personas a las que controlaban para aplicar la figura del “escándalo” o «por la pinta» se los detenía por “merodeo”, agrega la funcionaria policial, hoy de licencia psiquiátrica a raíz de las constantes persecuciones por denunciar a su superior inmediato.
Si no se cumplía con tales objetivos, los uniformados veían “recargadas” su horario trabajo o se quedaban sin francos los fines de semana.
«El comisario buscaba demostrar estadísticas», recalcó Zárate. Las cifras de la “producción” de los móviles eran enviados a diario al área de Control de Gestión de la Policía, en Jefatura, la que estaba bajo vigilancia del por entonces jefe de Seguridad Capital, comisario general retirado Juan Carlos Santillán.
“Llevar salames”
A su turno, el sargento primero Jesús Calvo, otro de los denunciantes del caso que involucró a Márquez, dijo que al ingresar el acusado al CAP 8 la modalidad de trabajo se modificó.
El testigo comentó que como él se negaba a detener en forma arbitraria, ya le habían comentado que «vos así no servís». Agregó que todos los días, Márquez llevaba las planillas con lo “producido” a Jefatura para ver si el excomisario general Santillán estaba conforme o no. En base a su respuesta, se planificaba cómo sería la jornada de trabajo.
«Al comisario (Márquez) no le interesaba los detenidos por delito sino por contravención. Entonces como ahora se engaña mucho a la sociedad con el Código de Faltas en materia preventiva», dijo sin titubeos Calvo.
El suboficial dijo ante el tribunal que un día de marzo de 2011 había sido realizado una sola detención por merodeo, por lo que Márquez le recriminó y ordenó “castigar” con más horas de recargo, las que no figuraban en ningún libro de guardia y/o novedades.
Al cumplir su horario extendido, decidió denunciar el hecho ante la Unidad Judicial 14. Pero haber realizado dicha acción lo convirtió en un “traidor” para la fuerza, por lo que comenzó a ser removido de su cargo, y trasladado a otras dependencias del interior provincial.
«Hice cinco denuncias ante el Tribunal de Conducta Policial, pero nunca me llamaron», recordó el testigo, que dijo sentirse angustiado ante la sensación de no saber qué podría ocurrir en un futuro.
Calvo recalcó que lo que ocurrió en el CAP 8 se repitía en todos los distritos de la ciudad, donde la orden de «llevar salames», es decir el primero que se cruzara, ya sea pro portación de rostro, debía ser detenido.
El juicio con jurados continuará hoy con más testigos, entre ellos otro oficial que denunció al excomisario Márquez.
Fuente: La Mañana
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