El médico suizo, actualmente residente en Villa Allende, creó un ensamble de herramientas para lograr “curar” las compañías o empresas en crisis, a las que llamó “Medicina de Sistemas”. Entrevistado por LA MAÑANA, el autor del libro “Anatomía Secreta de la Conciencia”, devela cómo dar el primer paso para un cambio exitoso.
Después de décadas de estudio y trabajo, el médico y psiquiatra suizo Jean Niklaus logró en la últimas dos décadas crear una propuesta de “sanación” tanto sea para individuos como sistemas colectivos, en el que confluyen sus conocimientos de medicina tradicional, de terapias alternativas, como asesor de Nestlé Suiza, empresario de una cadena de clínicas y como padre de familia
La “Medicina de Sistemas” reúne herramientas innovadoras para “desbloquear” conflictos, generar procesos de recuperación y lograr la mayor productividad de las empresas, favoreciendo paralelamente el bienestar de quienes la integran.
“En la fachada, muchas empresas intentan aparentar salud, pero por detrás están en estado de supervivencia”.
La disposición del directivo es la clave necesaria para un cambio sustancial, rápido, fisiológico y sostenido.
“La clave es el reposicionamiento”, señaló Nicklauss en una entrevista brindada con LA MAÑANA. “A muchas personas les resulta difícil creer que un cambio puede hacerse en poco tiempo, en pocas sesiones, pero eso es posible. Con la Medicina en Sistemas lo hacemos, trabajando desde la posición. No hacemos psicoterapia, sino positerapia, que es saber que detrás de un pensamiento y de un sentimiento, siempre hay una posición. Es la que puede impulsar a un cambio o a paralizarte”.
– ¿Qué es en sí la Medicina de Sistemas?
– La Medicina de Sistemas se ocupa de la recuperación de un sistema biológico, orgánico, fisiológico, que tiene vida gracias a sus procesos de recuperación. Porque si fallan esos procesos, la vida se va. Primero se va la prosperidad y entra en una fase de supervivencia, donde se van manifestando algunas enfermedades. En cuanto estas surgen, el objetivo ya no será más vivir, sino sobrevivir: superar la enfermedad, y si finalmente el mensaje de esa enfermedad no fue comprendida a fondo y no se logra vencer, la vida se disuelve, se disocia. Cada enfermedad es un mensaje, y su significado se puede descodificar, con el fin de descubrir en dónde están las causas verdaderas detrás de los síntomas. Estas causas forman una suerte de red, y algunas de ellas son más prioritarias en el proceso que genera la enfermedad del sistema. Las más prioritarias no son siempre las más accesibles para un impacto terapéutico.
Para asegurar un seguimiento exitoso, es importante entender cómo funcionan los procesos de recuperación y cuáles son los bloqueos que impiden esos procesos. Esta es mi especialidad desde que hago medicina: encontrar esos bloqueos en el cuerpo, o también -en analogía- en cualquier organismo que se construye a partir de seres humanos: una pareja, una familia, una escuela o una empresa. El campo de acción y de aplicación de la Medicina de Sistemas es extremadamente amplio, y la idea es de proponer herramientas concretas y de aplicación sencilla para ayudar a salir de cualquier forma de crisis, teniendo en cuenta las sinergias y limitaciones dadas por el entorno.
La Medicina en sistemas tiene un propósito bien claro: crear oasis de paz; crear soluciones y fomentar creatividad innovadora.
– ¿Cómo ve en general la “salud” de las empresas en la actualidad?
– Encuentro muchas empresas disociadas y con gran falta de coherencia. No sólo en la actualidad, sino que encuentro los mismos problemas de fondo desde más de dos décadas. Es que la Economía no se enseña desde el modelo de la salud, sino desde modelos empíricos, históricos. El modelo que elegí para la Medicina de Sistemas es él de un cuerpo humano en plena salud, que permite entender que un sistema sano puede existir. Es solo cuestión de comprender e implementar las correspondencias en la economía.
En la fachada, muchas empresas intentan aparentar salud, pero por detrás están en estado de supervivencia. Los problemas reales suelen estar negados, y las soluciones por parches no se sostienen en el tiempo. Hay mucha miseria humana, demasiado improvisación, junto a una gran ignorancia a la hora de querer comprender o modificar la situación.
A esto se suma el hecho que cuando la sociedad está en crisis, a toda institución se le exige mayor vitalidad y creatividad para permitir su adaptación. Puede ser que funcionen un buen tiempo pero que lleguen al límite de su capacidad, y ese límite no está dado por la sociedad en sí, sino por el “ADN” mismo de la empresa (sus estatutos) o por las incoherencias en su gestión.
Por ejemplo, pueden ocurrir incoherencias en la gestión cuando el hijo de un excelente ingeniero que hereda la empresa de su padre sin tener su corazón en la ingeniería. Quizás hubiera sido un excelente músico, pero por seguir el camino de su padre, la puesta de fuerzas en controversia contra su propio corazón se reflejará inmediatamente en la prosperidad de la empresa.
– ¿Entonces un problema familiar puede enfermar una empresa?
Fuente: La Mañana
– Sí. Hay que tener en cuenta las interacciones con las familias de todos los socios pero también con el entorno de las personas que están trabajando dentro de la empresa. Tanto del lado de los empleados como de los ejecutivos o directivos, hay interferencias: Las que se ven en el día a día, y las que no se ven, que tienen sus raíces en la familia actual o en vivencias anteriores. Ese ensamble de interferencias lleva evidentemente a “nudos” o “bloqueos” y a una gran ineficiencia, pues normalmente esos temas no se van eliminando, sino que se van acumulando, o escondiendo, por ejemplo bajo la consigna “Ahora tenemos que trabajar, no hay tiempo para hablar de cosas privadas”. Para poder incentivar el movimiento en común que permite una mejor producción empresarial, es muy importante resolver a tiempo estos asuntos privados
Para ello usamos por ejemplo técnicas como la Panmeditación, el padrinazgo secuencial o la Neo-Constelación Sistémica: un método propio, inspirado en la Constelación Familiar de Hellinger.
Cada participante de una empresa, ya sea empleado, ejecutivo o dueño, es de alguna forma un nexo entre un propio sistema familiar generalmente cargado de problemas no resueltos y la empresa, que también es un sistema, en el que se suelen proyectar (y ventilar) los problemas del primero, y viceversa. Con lo cual, si en su familia lo humillan, él va a sentirse humillado en la empresa aunque nadie lo haga. El mismo va a buscar situaciones humillantes hasta obtener la ofensa que tanto necesitaba para justificar su sentimiento. Puede también ocurrir lo contrario: que tenga la tendencia a humillar a otros. Eso termina generando costos enormes para el empresa: Carpetas médicas, juicios, fluctuaciones de personal, ineficiencia, dispersión, errores profesionales, accidentes, etcétera.
– ¿Cómo se resuelve esa situación?
– Se puede trabajar en forma grupal o individual, tanto con empleados como también con los ejecutivos. Un directivo que hace un trabajo personal se posiciona con más claridad en su función. Un empleado que pasa por un proceso de liberación de unos temas personales pendientes estará mucho menos proyectivo y más productivo, concentrado en su tarea y conectado con su potencial.
-¿Ese mismo ideal puede proyectarse para “sanar” la comunidad en la que está inmersa la empresa?
– El directivo tiene desde su posición de poder un potencial de benefactor o por así decir de “sanador” que puede ser mayor al potencial de un médico. El puede transformar la vida de sus empleados e indirectamente aquella de sus familiares con una sola decisión: por ejemplo permitiendo un cambio de estructura, de dinámicas, de puesto de trabajo, de horario o de organización. Si sabe invertir valores, coherencia y calidades humanas en la inteligencia de sus estrategias empresariales, sus resultados de productividad y de satisfacción global serán espectaculares. No hay que olvidar que el individuo en la empresa es de alguna manera como en una “segunda familia”, con propias reglas de orden y de convivencia: Los códigos aprendidos en una influyen en la manera de convivir en otra. El empresario tiene una responsabilidad social importante y gratificante si logra comunicar un alto nivel de coherencia.
– Esto de una empresa de calidad humana parece muchas veces “un rótulo”, y no siempre hay un sustento por detrás…
– Sí, el uso marketinero de este eslogan ha logrado desvirtuar su sentido noble a tal punto que genera el efecto contrario: descreimiento. A mí me gusta igual decirlo de este modo, pues me refiero a los hechos y no a las palabras.
Debe tenerse en cuenta que el objetivo de cualquier trabajo, ya sea empresarial como personal, busca mejorar tanto el rendimiento, la fertilidad, la productividad, como también el bienestar. Uno puede ser mucho más productivo con menos tensión, con menos estrés, menos destructividad en todo sentido en una empresa que genera bienestar. Producir no sale únicamente del esfuerzo, sino de la motivación y la constancia de acción, evitando prolongar los desgastes emocionales.
– ¿Es ese el objetivo de la Fundación de la Medicina de Sistemas?
– Sí, queremos mejorar al menos la parte del mundo en la que cada uno tiene que pasar 8 horas de su vida diaria, empezando con el mundo interior de uno mismo. Para lograrlo, se espera del empresario ejecutivo que haga el primer paso, permitiéndose trabajar temas personales y dejar parte de su propio pasado atrás, con eficiencia y sin perder tiempo. Detectar lo que impide el reposicionamiento permite ya la mitad del proceso. A esto le sigue el reposicionamiento necesario, con sus efectos inmediatos. Un directivo inmerso en un ensamble de tironeos no logra salir de ellos solo, necesita un asesor con una vista amplia y distanciada, capaz de darle los impulsos necesarios hacia un cambio real y si es posible fisiológico. El trabajo grupal en niveles intermediarios o en grupos grandes a nivel del empleado son la prolongación lógica del movimiento de cambio iniciado en el directivo responsable.
La disposición del directivo es la clave necesaria para un cambio substancial, rápido, fisiológico y sostenido. Cada intento de cambio desde la base sin lograr la colaboración en el nivel ejecutivo está destinado a generar “dolores de cabeza” en algún momento, y no se sostiene en el tiempo. Me sorprende que pocos directivos reconozcan la importancia de la introspección sincera para lograr lo que más quieren. Miremos hacia adentro, para afrontar todo aspecto propio que genera trabas en el funcionamiento de la empresa. Hasta el último empleado está de alguna manera reflejando alguna de estas trabas.
Son generalmente cosas muy elementales que nos impiden disfrutar la vida y la familia, y ellas pueden estar vinculadas con miedos, con prejuicios, con una baja autoestima o con creencias erróneas. Cada persona debe hacer en algún momento ese pequeño paso de confrontación con uno mismo si quiere liberarse. Todo malestar individual termina tarde o temprano manifestándose en contra de la productividad y la prosperidad de la empresa.
– ¿Cómo se puede acceder a un asesoramiento de la Fundación?
– Los interesados se pueden contactar a través de Facebook “Fundación medicina de sistemas”, o pedir una cita a los teléfonos 03548-15580040 o 0351-153350943, y también vía email a tierradecristal@gmail.com. Además, en pocas semanas lanzaremos una página Web propia www.medicinadesistemas.org. Otra manera de acercarse es participando en alguna actividad que realizamos con frecuencia, como la formación de Introducción en la Medicina en Sistemas, hecha para transformar aspectos esenciales en la vida de los participantes dentro de pocos meses, o jornadas temáticas como por ejemplo “Cómo enfrentar los Miedos
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