Luego de un día perdido por el monte, cayó Justo Ismael Pereyra, acusado de asesinar a la turista chilena en San Marcos Sierras. Está imputado por homicidio agravado por violencia de género.
Cinco días de amistad, anécdotas, música y otras hierbas, hasta que llegó la muerte. El viernes pasado amanecimos con la noticia del asesinato de Lorna Mateluna Sala (43). La mujer, de nacionalidad chilena, que vivía en Buenos Aires había llegado a Córdoba para tomar unas vacaciones en la localidad serrana. Contemplando la belleza de la comunidad desde la plaza o paseando en la feria de artesanías, se encontró con otras dos personas, una de las cuales resultó su asesino.
Justo Ismael “Pepino” Pereyra, junto a otro hombre apodado “el chileno” fueron sus acompañantes durante su estadía en las sierras. Ambos impostores desde el principio: Pereyra, oriundo de Chile, afirmaba ser de Costa Rica y “el chileno” era de Santa Fe.
La convivencia
Los tres amigos compartieron el alojamiento: una carpa para dos personas, propiedad de Lorna Mateluna Sala. Allí dormía la mujer junto a Pereyra, y afuera “el chileno”, en las márgenes del Río Quilpo. Todo iba bien, según informó el fiscal Martín Bertone, hasta la noche en la que asistieron a una fiesta en la zona del Vado de López. El festejo transcurrió de manera habitual: música, tragos, marihuana y unas veinte personas. Alrededor de las 5 al “chileno” le agarró sueño y se fue solo a la carpa, mientras la pareja quedó en la fiesta.
El hecho
La luz del sol lo despertó y estaba solo. Cerca de las 7, el “chileno” salió a buscar a sus amigos y encontró lo peor: el cuerpo de Lorna a orillas del río. Pereyra ya no estaba. Había recogido sus pertenencias de la carpa y partió para no volver.
“La mujer falleció de traumatismo de cráneo encefálico -aseguró el Fiscal Bertone- producto de cuatro golpes de un elemento contundente, que es una piedra”.
El cuerpo fue llevado a la morgue judicial de Córdoba y entregado a su hija, en compañía de la vicecónsul de Chile, que se encontraba allí para auxiliarla.
La búsqueda
Durante la tarde del sábado, personal especializado en rastreo de personas en el campo, un Grupo Especial de Rescate y Salvamento, e investigadores de civil rastrillaron el territorio, y a un kilómetro y medio del lugar apareció una mochila que parecía abandonada. En su interior encontraron documentación de Pereyra, ropas y pasajes de colectivo con los que llegó a San Marcos. También había una nota con el nombre de la mujer, Lorna Maturana. Al atardecer, el personal vestido de civil desorientó al presunto homicida, quien apareció en la ruta con una lata de cerveza para confundir al personal policial. “Deténgase, identifíquese”, le ordenaron. Pereyra quiso huir pero no pudo, estaba rodeado. Un identikit y sus tatuajes lo delataron. “Sí, yo la maté”, le escucharon decir.
La detención
El jefe de la Departamental de Cruz del Eje, Rubén Turri, explicó que el hombre estaba muy “deshidratado” y con rasguños en la piel, producto de abrirse camino con las manos por el monte. Inmediatamente lo trasladaron al Hospital Aurelio Sosa de Cruz del Eje, donde permanece internado al cierre de esta edición.
El miércoles -estima el Fiscal Bertone- que podrá realizar la indagatoria al imputado.
“Tenemos múltiples elementos de prueba para confirmar que fue él pero hay que presentarlas en el juicio ante el Tribunal. Hay elementos de sobra”, dijo. “Por este hecho está imputado por homicidio agravado por violencia de género”, un delito que contempla la pena de prisión perpetua.
Fuente: Dia a Dia
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