Por las lluvias, en Villa Ávalos se inundaron con el desborde de este cauce contaminado. Hay casillas que lo perdieron todo… Tania llegó a tener 100 picaduras de mosquitos. Santiago tiene un ojo negro porque se cayó en la calle cuando el agua desbordó.
Miguel perdió heladera, la mesa y el ropero. Sólo le quedó mudarse a otra casilla de madera. Todos ellos viven en las villas más próximas al Canal Maestro Sur, que la semana pasada desbordó por las intensas lluvias y nadie se llegó para ayudarlos.
El cauce se corrió hasta 200 metros de su curso ni bien empezaron a caer las primas gotas. Suficientes para que en estas villas de la zona oeste comenzaran los problemas. Cuando con Día a Día entramos el corazón de Villa Ávalos, enseguida nos dimos cuenta que hay demasiado olvido. A nadie le sobra nada. Tienen un canal con lauchas y ratones que se ven a la luz del día.
Viven encerrados en casillas de madera en las noches para que “no entre ningún bicho”. Los mosquitos son apenas un insecto más entre la mugre de este cauce que, cuando desborda se lleva lo poco que tienen. “Yo venía caminando. El agua me daba acá, acá –y se marca la rodilla– cuando me caí”. El dueño de este relato es Santiago, que con apenas 5 añitos ya tiene varias inundaciones arriba. Esta vez se tropezó cuando quiso salir de su casilla a jugar, pero el agua negra del canal se lo impidió.
Más tierra adentro, en Villa Ávalos está Miguel, quien perdió todo por el agua. Y como el canal ganó parte de las calles internas, tampoco pudo salir con el carro a ganarse unos pesos. El que más tiene en esta barriada, es el que posee un carro con caballo para salir a trabajar. No saben que son las fumigaciones, ni que se llegue una cuadrilla a desmalezar.
En las márgenes
Hay mucho olor a barro contaminado y podrido. Chicos por todos lados y ninguna valla de contención para que no lleguen hasta el canal. Sólo madres que hacen lo que pueden. Nadie sabe a ciencia cierta cuánto tiene de profundidad el canal porque el agua corre entre chatarras, perros muertos, ratones y viboritas. Da miedo con sólo acercarse.
A 100 metros del canal está “La Eli”. La encontramos desahuciada. Hace 15 días creó un comedor para los chicos de la villa, al que le puso Esperanza. A la semana, ya tenía 60 pibes. Pero por el desborde del canal y las lluvias, los carreros no pudieron salir a buscar comida y ya costó reabrirlo.
Tiene una angustia tremenda en los ojos que no la dejan mentir. “Yo quiero que los chicos se vayan a dormir con la pancita caliente. Pero no tenemos qué darles”, dice. “Miren cómo están las calles. Yo pienso en ellas, en las mamás que también tienen que estar bien comidas. ¿Qué pasa acá? ¿Es que no somos personas? Tenemos gente a la que el agua le entra a las casas”, insiste “La Eli”, de 29 años y con 28 viviendo en Villa Ávalos.
Es tanta la maleza que no hay “costa” entre el canal y las casillas. Todo es una sola imagen de agua, barro, decenas de alambrados con ropa húmeda tendida. Chicos que andan “con lo puesto”, porque la poca ropa está a la espera de que salga el sol para secarse.
Como Mara, que tiene 29 años, cinco chicos y vive en una casilla sin baño. Toda la semana pasada se la pasó sacando el agua que ingresó desde el canal, más las goteras del techo que son el mal menor. “Y…, acá estamos. Esperando que salga el sol”, reza, ante la mirada de sus vecinos, que están en la misma.
A pedir del dengue
Esperar que no haya mosquitos ante tanto dengue es mucho. “¿Que si vienen a fumigar? No, nunca”, dice “La Eli”. Y esto parece ser lo menos “importante” en un lugar donde los ratones son como perros. “Así son, así”, dice otra mamá, que estira las manos para indicar que el más chico mide 20 centímetros.
“Le conté hasta 100 picaduras de mosquitos”, asegura Micaela, mamá de Tania, que acaba de cumplir 2 añitos. Ellas viven en Los Filtros, del otro lado de Villa Ávalos y tienen el canal en sus narices. “Hay que dormir con trabas, todo cerrado por los choros y los ratones. Se te meten por todos lados”, cuenta. “A orillas del canal vi cómo los ratones se comían a un perro que se estaba muriendo. Y nadie hace nada. Nadie viene. Nosotros somos los que cortamos los yuyos”, dice esta joven madre, mientras a su espalda está todavía el humo de los neumáticos que quemaron sus vecinos de Villa Ávalos.
Ya empieza a caer la noche y ellos mismos nos advierten que es hora de que dejemos el barrio. Miguel y Carlos, la pareja de “La Eli”, más uno de los pibes padres del barrio, nos acompañarán hasta avenida Santa Ana, a metros del canal. Es el límite entre el asfalto y la tierra, o entre la ciudad y el olvido. “Si saben de algo, me avisan”, nos insiste Miguel. “Lo que sea”, repite. Para que al menos nosotros no nos olvidemos.
Sin respuesta
2006. Se crea el programa para la recuperación de la red de canales la ciudad. Ordenanza 11.156
2008. Se habilita la Comisión Permanente del programa para la recuperación de la red de canales.
2010. El concejal Masucci pide que se ponga en funcionamiento la comisión.
2011. Schiaretti anuncia obras en el Canal Maestro.
2015. En campaña, Schiaretti vuelve sobre la idea de obras en el canal.
Un convenio de rescate que nunca se cumplió
En la traza ribereña del Canal Maestro Sur, desde la rotonda de El Tropezón hasta avenida Santa Ana y Petirossi, en el oeste de esta ciudad, hay siete villas históricas: Las Pichanas, Los Granados, El Sauce, Costa Canal Mafekin, El Pueblito, Los Ávalos y El Tropezón. Desde 2011 que la Provincia pretende ejecutar obras viales en el lugar, pero nada de esto pasó.
El concejal de Fuerza de la Gente, Fernando Masucci, se puso al frente de esta investigación y dio a conocer la norma que establece la creación de una comisión Provincia-Municipio para el tratamiento del canal que nunca funcionó.
Masucci le dijo a Día a Día que esta semana enviará una nota al gobernador Juan Schiaretti para recordarle que en su anterior mandato la Provincia firmó un acuerdo con la Municipalidad. En 2011, el gobernador anunciaba la inminente construcción de costaneras para los canales maestros Sur y Norte. Sólo quedó la obra de la costanera del Canal Maestro Norte, inconclusa.
Este diario consultó al Ministerio de Agua, Ambiente y Energía sobre qué proyectos hay, y si se cumplirá con la ordenanza que establece una comisión junto al municipio, pero no obtuvimos respuesta. Se nos dijo que los funcionarios se encontraban en el sureste provincial, donde trabajaban en el desborde de canales en campos y pueblos.
“Vamos a volver a pedir que se cumpla con la creación de esta comisión de saneamiento. Tenemos las herramientas de las ordenanzas. Que se conforme al menos esta comisión de trabajo. Estos vecinos viven en el abandono, entre ratones y mugre del canal”, dijo Masucci.
“Los vecinos viven en condiciones infrahumanas, el grado de contaminación es altísimo y muchas de las enfermedades de los niños es por el alto grado de contaminación de las aguas”, aseguró el concejal.
Fuente: Dia a Dia
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