La lechería, en la peor crisis de su historia. Las inundaciones profundizaron el pozo económico iniciado en agosto. La producción podría caer hasta 20 por ciento. La sentencia es unánime. Productores lecheros e industriales lácteos coinciden en que la actividad atraviesa el peor escenario del que se tenga memoria. La crisis económica que soportaba la cadena desde hace casi un año, reflejada en la baja de los precios de la materia prima y la falta de rentabilidad del comercio exterior, recibió el golpe de gracia con las lluvias del último mes
.Menor producción, tambos que cierran y empresas que dejaron de recibir leche son las consecuencias que generó la nefasta sociedad que conforman la falta de rentabilidad y las inundaciones.
“Sólo por la caída en el precio de la leche estimábamos una caída anual en la producción nacional del 10 por ciento, pero con el efecto devastador de las inundaciones la disminución podría llegar al 20 por ciento”, indicó a La Voz del Interior un referente de la industria láctea en la provincia. De confirmarse este pronóstico, Argentina perdería este año 2.000 millones de litros de leche.
Todo dependerá de cómo funcione el plan de contingencia del Gobierno para revertir la emergencia, la evolución del clima en los próximos meses y la expectativa de precios para la producción.
Sin caminos
Preocupadas por la caída en la recepción de leche, que en algunos casos llegó a paralizar sus tareas, las industrias redoblan esfuerzos para que no se corten procesos productivos de sus abastecedores y la entrega de la materia prima. La tarea no es sencilla. En el este provincial, la falta de caminos hizo que la logística entre tambos e industrias sea muy precaria. Y obligó a muchos establecimientos a “secar” las vacas (sacarlas de ordeñe) y reducir la producción.
“En la zona delimitada por las rutas provincial 1, en el noreste, y la nacional 34, en el oeste de Santa Fe, desde Villa Trinidad (Santa Fe) hasta Morteros, la producción cayó a más de la mitad”, aseguró Roberto Pachiega, titular de la Asociación de Transportistas Lácteos y Afines (Atlara). La cámara empresaria, con sede en Brinkmann, agrupa a unos 80 transportistas y más de 400 camiones que operan en el este de Córdoba y el oeste de Santa Fe.
“La situación es muy crítica; en la zona del departamento santafesino de San Cristóbal el 80 por ciento de los campos está inundado y hay un 40 por ciento de los tambos que ya dejó la actividad, producto de las inundaciones”, aseguró el transportista.
Hasta hace un mes, un tramo de 20 kilómetros entre las localidades santafesinas de Suardi y Colonia Monte Oscuridad era transitado por 38 camiones al día, que iban a buscar leche a los tambos de la zona. Hoy, debido a la situación de anegamiento en la que se encuentra, su tránsito es prácticamente nulo.
Los anegamientos y el estado de los caminos, además de reducir el volumen de leche transportada, han dificultado el traslado de la producción.
“Tenemos camiones sobre la banquina desde hace varios días, a los que no podemos sacar por el barro”, graficó Pachiega.
El fenómeno climático se desencadenó justo en el momento en que los transportistas y las industrias negociaban una actualización en la tarifa.
Algunas industrias han prometido a los transportistas reconocer las roturas de las unidades generadas por el estado de los caminos.
Cayó el recibo
En la cuenca lechera que conforman el este de la provincia de Córdoba y el oeste santafesino, la mayor de América Latina, la merma en la producción de leche se ve reflejada en el nivel de recepción que tienen las industrias de la región. Las disminuciones van desde algo más del 10 por ciento en el caso de la empresa Sancor, favorecida por la gran dispersión geográfica que tienen sus abastecedores; Manfrey, con 25 por ciento; hasta 80 por ciento en el caso de algunas Pyme queseras.
La caída en la leche comenzó a reflejarse en el repunte del precio de los productos lácteos en la puerta de fábrica (mayorista). El kilo del queso cremoso volvió a los 40 pesos el kilo, el mismo valor que tenía hace un año, luego de haber tocado meses atrás los 28 pesos debido a la sobreoferta de producción.
“El productor está haciendo un fuerte descarte de hacienda en sus tambos”, aseguró Miguel Romano, de la Cooperativa Guillermo Lehmann, una firma dedicada a la comercialización de hacienda en la cuenca lechera del oeste de Santa Fe y el este de Córdoba. Según el consignatario, hubo establecimientos que en el último mes enviaron a la feria hasta 200 animales, de las categorías menos productivas y de invernada, para aliviar la estructura de sus tambos. En todos los casos, los animales se vendieron para faena. “Nadie tiene interés por comprar vacas o vaquillonas en producción, porque no hay campo seco donde ponerlas”, aclaró Romano.
Cruje la cadena
Para colmo, la agricultura tampoco ayuda a los productores lecheros que tienen a la producción de granos como parte de sus explotaciones mixtas. En la zona de San Francisco, la soja está brotada y su productividad será escasa. En algunos casos, hasta nula.
Las dificultades financieras que atravesaban los productores desde agosto pasado, debido a la caída en el precio de la leche, se vio agravada en los últimos dos meses por la caída en la producción a consecuencia de las inundaciones.
Sin capital de trabajo para afrontar la actividad y con la facturación reducida, la cadena de pagos ha comenzado a crujir en el eslabón de la producción. En algunas cooperativas, por ejemplo, los tamberos han solicitado postergar los pagos de los servicios de picado realizados en febrero, debido a la falta de liquidez.
Fuente: La Voz
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