Estado islámico se adjudica brutal ataque de Orlando que dejó al menos 50 muertos. Al menos 50 personas murieron y 53 resultaron heridas, durante el tiroteo la madrugada del domingo en un club nocturno gay en Orlando, anunció el alcalde Buddy Dyer, ante los medios en la ciudad del estado de Florida.
Según informó el FBI, el autor es un estadounidense de origen afgano llamado Omar Mateen que abrió fuego en una discoteca gay en Orlando, Florida, quien prometió lealtad al grupo yihadista Estado Islámico (EI) y profesaba odio a los homosexuales.
El tirador, Omar Mateen, un ciudadano estadounidense de origen afgano de 29 años, había sido previamente investigado por sus lazos con un atacante suicida estadounidense y prometió lealtad al Estado Islámico, dijo el FBI, que abrió una investigación por terrorismo.
Asimismo, la agencia de prensa Amaq vinculada con el EI informó, citando una fuente anónima, que el atacante, que murió en un intercambio de disparos con la policía, era un «combatiente» de la organización yihadista.
El FBI confirmó asimismo que el atacante telefoneó al servicio de urgencias 911 poco antes del tiroteo para anunciar su lealtad al jefe del EI.
Pero el padre del sospechoso dijo creer que su hijo estaba motivado por el odio a los gays, no por su religión musulmana, y sugirió que un incidente reciente con una pareja homosexual pudo haber disparado la tragedia.
Una noche de fiesta, cerrando una jornada de festivales a favor de los gays en todo el país, se transformó en una masacre en el cerrado recinto de la discoteca Pulse en el centro de Orlando, donde Mateen abrió fuego con un arma automática.
«Hacia las 02H00 (06H00 GMT), alguien comenzó a disparar. La gente se tiró al suelo», contó uno de los clientes del club, Ricardo Negron, a Sky News.
El testigo dijo haber escuchado «continuos disparos» durante casi un minuto, aunque le pareció mucho más.
La discoteca Pulse, que se presenta en su sitio web como «el bar gay más ‘hot’ de Orlando», colgó en su página de Facebook un último mensaje lapidario: «¡Salgan y corran!».
«No vi a los atacantes, solamente vi cuerpos cayendo, cuando estaba ordenando una bebida en el bar», contó el testigo Christopher Hanson.
«Yo caí y me arrastré hacia afuera. La gente trataba de escapar», dijo Hanson a la cadena CNN, agregando que había «sangre por todas partes».
La situación se transformó en una toma de rehenes. Tres horas después la policía de élite SWAT intervino en el lugar, sin que haya quedado claro cómo murieron las víctimas ni el atacante.
La policía entró al lugar usando explosivos y rompiendo la pared con un carro blindado conocido como BearCat. El sospechoso murió en medio de una ráfaga de tiros, según el relato policial.
Alrededor de 30 personas fueron rescatadas durante la operación, dijo la policía.
Se trató del segundo ataque en la ciudad en poco más de 24 horas, luego del asesinato el viernes de la cantante Christina Grimmie, exconcursante del show «The Voice», por un hombre de 27 años que la atacó al término de un concierto y luego se suicidó.
El teatro donde Grimmie fue atacada está situado a unos seis kilómetros del Pulse nightclub.
Las armas de fuego fueron usadas en 11.200 asesinatos en 2013 en Estados Unidos, pero hasta ahora no han llevado a la adopción de medidas efectivas para limitar su uso, en un país donde el derecho a portar armas está protegido por la segunda enmienda de la constitución.
Es el peor tiroteo en la historia de Estados Unidos, y el más mortífero atentado en suelo norteamericano desde los ataques a las Torres Gemelas y el Pentágono en 2001.
Las banderas estadounidenses ondeaban a media asta en todos los edificios federales en honor a las víctimas.
«Es el peor ataque terrorista en suelo estadounidense desde el 11 de septiembre», dijo el congresista Michael McCaul, jefe de la Comisión de Seguridad Interior de la Cámara de Representantes.
El ataque se produjo en momentos en que se celebra la Copa América Centenario de fútbol en Estados Unidos. «Pega un poco y asusta», dijo sobre el tiroteo el defensor argentino Marcos Rojo desde Seattle, donde se aloja su selección. «Algunos jugadores han traído a la familia, nos preocupa y no es bueno que pasen estas cosas», agregó.
Fuente: Ámbito
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