Lo que se perdió en 10 años tardará la misma cantidad de tiempo en recuperarse, admiten ganaderos y especialistas. En ese lapso, el país volvería a recobrar presencia en los mercados internacionales.
ganadería vive su mejor momento desde 2005 y quiere aprovechar ese envión para recuperar el tiempo perdido. Es que, por primera vez en la última década, la coyuntura y las expectativas transitan por la misma dirección que conduce hacia un futuro con mayor producción de carne.
El buen clima reinante y los pronósticos favorables se reflejan en el estado de ánimo de los cabañeros que asisten a la 130ª Exposición Rural de Palermo. Algunos de ellos, en diálogo con Agrovoz, no dudaron en asegurar que interés por los reproductores es el más alto de la década. Estas ganas se tradujeron en las ventas de los reproductores de elite realizadas durante la exposición, con valores récord (ver más información en página 4).
En la previa a La Rural, los remates que inician el calendario de ventas anuales ya habían recalentado el mercado de machos y de hembras.
“Arrancamos el año comprando vaquillonas controladas en el orden de los 18 mil pesos y hoy esa misma vaquillona vale el doble”, aseguró Pablo Lozano, gerente de la empresa Compañía Anglo Córdoba de Tierras SA, propietaria de la cabaña Las Pencas. En ese establecimiento, ubicado en Eufrazio Loza (departamento Río Seco), Lozano lleva a cabo un proceso de incorporación de hembras puras de las razas Angus colorado, Hereford, Simmental y Brahman, con un sistema de cruzamiento entre las cuatro.
Los toros también están muy firmes. El interés por los machos es un indicador que refleja la decisión del productor por recomponer su rodeo.
Un reproductor controlado Angus, Braford y Brangus tiene un valor que oscila entre 40 mil y 60 mil pesos. Incluso, en algunos remates superaron largamente esas cotizaciones. En Corrientes, por ejemplo, la cabaña Pilagá vendió 105 toros a un promedio de 90 mil pesos cada uno. Años atrás, esa genética cruzaba la frontera hacia Paraguay y Uruguay. Este año se quedaron en el país para encabezar la recuperación ganadera.
Los proveedores de infraestructura ganadera también perciben mayor interés. Un vendedor de corrales metálicos aseguró que la demanda y las consultas están en su punto más alto en 15 años.
“Durante 10 años hubo un parate total. Nadie estaba en condiciones de comprar un toro que recién iba a permitir vender un novillo dentro de tres años”, manifestó Alfredo Guzmán, presidente de la Asociación Argentina de Angus.
Procreo, antes que stock
El interés por producir más carne comenzó a gestarse hace dos años, cuando la retención de vientres interrumpió la fuerte presencia de hembras en la faena. Desde 2014 hasta la fecha, casi un millón de futuras madres se vienen sumando a la reapertura de la fábrica de terneros. Se trata de un indicador que reactiva el negocio de los criadores: es que para atender esos servicios se va a necesitar una población adicional de 34 mil toros.
Sin embargo, la recuperación del stock será lenta, pronostican los criadores. En 10 años se perdieron 7,3 millones de cabezas, el equivalente a toda la población bovina que tenía la provincia de Córdoba a mediados de la década de 1990.
Así como es importante para aumentar la producción de carne un mayor peso de faena, también es estratégico mejorar el porcentaje de procreo. Según Lozano, en la población actual de 20 millones de vacas, aumentar un 10 por ciento el porcentaje de preñez significa dos millones más de terneros.
Hay coincidencia entre los cabañero que, en el corto plazo, el aumento en el peso de faena y la mejora en la tasa de procreo van a tener una respuesta mayor que el aumento en el stock, que tiene un proceso biológico más lento. Bajo este escenario, el año próximo se espera un aumento en la producción de carne, por incidencia de un aumento en el peso de faena.
Para Martín Zuza, productor ganadero de Río Cuarto, solo con la retención de vientres no alcanza para recuperar el stock. A su juicio, esa decisión hay que acompañarla con mejoras en los porcentajes de preñez. “Va a insumir por lo menos entre tres y cuatro ciclo reproductivos; entre ocho y 10 años”, sostiene el criador de las razas Brangus y Braford en Córdoba y Salta. El aumento en el peso de faena también traerá aparejado un alza en la producción de carne. Y lo importante que será con la misma cantidad de animales faenados. Antes que el castigo o la prohibición a sacrificar animales chicos, como sucede en la actualidad, el incentivo a producir novillos más pesados es la medida que tiene más consenso entre los ganaderos.
La figurita más difícil
La firmeza que muestra el precio del novillo gordo se apoya en su propia escasez. La suba de los granos hizo que la recría a pasto volviera a recuperar presencia y a estirar los plazos de producción. Debido a ello, la recuperación va a ser más lenta.
“Si tenemos en cuenta que Argentina perdió 10 millones de cabezas y ya ha recuperado alrededor de cuatro millones, volver al stock de 2006 demandará cuatro años más de retención”, sostuvo Alfonso Bustillo, cabañero de la raza Angus en Cañuelas, provincia de Buenos Aires.
Para el vicepresidente de la Asociación Argentina de Angus, lo más grave es la perdida en la población de novillos. “Recuperar esa categoría para el mercado exterior no va a ser fácil y va a requerir de mucha tecnología de proceso”, admitió.
En marzo, en el país había 2,8 millones de novillos, menos de la mitad que hace 10 años, cuando había en pastoreo 6,4 millones. Solo poder cumplir con las 30 mil toneladas de cuota Hilton requiere de un millón de novillos trazados. La escasez en los integrantes de esta categoría clave para la producción de carne fue una de las razones por las que la industria frigorífica viene incumpliendo desde hace casi ocho años en forma consecutiva con los embarques al bloque europeo.
Potencial
El año pasado, Argentina exportó menos de 200 mil hectáreas de carne; una proyección optimistas es que dentro de 10 años pueda vender al exterior 1,5 millones de toneladas. Sin dejar de abastecer el mercado interno, que seguirá consumiendo entre 55 y 60 kilos, la mayor producción de carne tendría como destino exclusivo la exportación.
Hoy la carne argentina, entre las más preferidas del mundo, no tiene presencia internacional. De ocupar el podio en 2005, el desempeño de los embarques de cortes nacionales descendió por debajo del puesto 11 en cualquier ranking de estadísticas comerciales. Países como México o Bielorrusia exportan más carne que Argentina.
Alejandro Ferrero, productor ganadero de Leones, confía en el potencial comercial de la carne argentina. Pronostica que se puede convertirse en el segundo generador de divisas después de la soja. “La nueva soja va a ser la carne. Está todo dado para que la ganadería comience a recuperar mercados internacionales. Se nota que hay más confianza en los productores y eso se va a trasladar en mayor producción de carne”, segura el propietario de la cabaña La María Lucia, que obtuvo en Palermo el reservado gran campeón de la raza Shorthorn.
No obstante –aclara– la recuperación no será inmediata. Su optimismo le permite ponerle una fecha: dentro de seis años.
Ag. de Noticias: agrovoz
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