Desde las medallas de oro del básquet y el fútbol en Atenas 2004, ningún equipo argentino volvió a consagrarse campeón olímpico. Tercer oro en Río, tras Pareto y la vela.
Gonzalo Peillat tuvo un pedido inesperado antes de empezar a jugar la final que lo consagraría, junto a la selección argentina de hockey, campeón olímpico. Su abuela Irene le dijo: “Nene, decíle a algún voluntario que me deje pasar y sentarme al lado del banco de suplentes”.
Y aunque el máximo anotador de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 no pudo cumplir con el pedido de la señora (“Ni lo intenté –aclara–, le dije que no se podía y listo”), Irene festejó igual.
Porque Los Leones vencieron 4-2 a Bélgica haciendo gala de eso de que “primero hay que saber sufrir” y desataron una fiesta inigualable en Deodoro que terminó con Argentina en lo más alto del podio y la Bandera nacional flameando orgullosa de lo que había hecho este equipo en Río 2016.
Lo importante era que Irene, que “es bastante personaje”, aclara su nieto como si fuera necesario, estuviera en la cancha. Y así se lo hicieron saber los hinchas que bromeaban con que si la abuela del “Hacha” ya estaba ubicada, se podía ganarle la final a Bélgica.
Después del partido, el defensor argentino se abrazó con Irene y reflexionó que, quizás, esas “docenas de empanadas con pasas de uva que hacía la abuela y comía como caramelos cuando era chico” hayan contribuido para que él hoy sea el mejor arrastrador de cortos del mundo y uno de los pilares del equipo campeón olímpico.
Pero hubo otro abrazo del “Hacha” que conmovió y fue el que se dio con su padre, Emilio, luego de treparse a las tribunas con la medalla de oro colgada al pecho. En ese momento, ninguno de los dos Peillat, ni padre ni hijo, pudo contener el llanto.
Histórico
Desde los oros del básquet y el fútbol en Atenas 2004, ningún equipo argentino volvió a consagrarse campeón olímpico. También hay una marca que tiene más de 12 años y son los 68 que llevaba Argentina sin conseguir tres medallas de oro en un mismo juego olímpico (Londres 1948). Pero a estos Leones poco les debe importar haber quebrado esos registros: ellos son los primeros campeones olímpicos de hockey de la historia argentina.
Y por eso se regalaron la noche más emocionante de sus vidas, rodeados de sus familias, amigos, conocidos y “gente que quizás ni siquiera sepa de hockey”, pero que los ovacionó al ritmo de “los pibes son de oro” en un atardecer que pintaba tormentoso pero que terminó teniendo sólo clima de fiesta.
Esta selección, que creció a la sombra de Las Leonas, consiguió lo que nunca pudo el representativo femenino y saltó de un 10° puesto en Londres 2012 al número uno, al que todos quieren, por el que dejaron todo en la cancha.
Pero desde que llegaron a Río, Los Leones sabían a lo que venían y “sin que hubiera necesidad de decir nada, ninguno fue a la ceremonia inaugural”, como contó Matías Paredes. Esa convicción, que se transformó en concentración diaria, los llevó a consagrarse campeones ayer, guiados por un exigente y motivador DT como lo es Carlos Retegui.
Por eso, la imagen del “Chapa” embargado de emoción y arengando a su equipo sobre la Bandera argentina al final del partido, y la de los jugadores jugando a las cabecitas con una pelota de fútbol en la previa, resume lo que es este equipo: una selección que deja todo por los colores del país pero que no deja de ser “un grupo unido que disfruta de compartir juntos el hockey”.
Gracias a Los Leones, el hockey argentino se lleva una medalla de oro de Río que es la coronación a más de una década de trabajo. Porque la columna vertebral de este equipo se compone de jugadores que fueron campeones mundiales Sub 21 en 2005 (Manuel Brunet, Facundo Callioni, Pedro Ibarra, Juan Martín López, Matías Rey, Lucas Rossi, Juan Saladino y Lucas Vila).
“Los rugidos de los leones son famosos, y muchas veces tienen diferentes funcionalidades. El rugido más agudo suele ocurrir por la noche, y puede ser tan fuerte que se escucha hasta distancias de ocho kilómetros. Se cree que sirve para advertir a otros depredadores que ellos están allí, que ese es su territorio. Tienen el rugido más fuerte de los felinos”, describe el sitio Natura curiosa.
Anoche, Los Leones argentinos hicieron su rugido más agudo y los escuchó el mundo entero. Ahora desean que retumbe fuerte en nuestro país, que más chicos se sumen al deporte del palo y la bocha y que comiencen a soñar, como cuando ellos eran chicos, que un día pueden ser campeones olímpicos.
Ag. de Noticias: Mundo D
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