Cautela, entusiasmo, preocupación y diplomacia, mientras Rusia e Israel festejaron el triunfo del magnate, los principales líderes europeos no ocultaron su preocupacuión. A su vez, América latina, cautelosa, optó en general por la formalidad del lenguaje diplomático y dejó el crédito abierto para el presidente electo.
Tras la victoria del magnate republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Rusia e Israel reaccionaron ayer con entusiasmo, las potencias europeas con preocupación y América latina osciló entre la cautela y la estricta diplomacia.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, fue uno de los primeros en felicitar por telegrama al presidente electo estadounidense. En un discurso ante embajadores, Putin declaró que está dispuesto a contribuir a la reconstrucción de las relaciones con Estados Unidos con Trump como presidente.
“Entendemos que esto no será un camino fácil teniendo en cuenta la lamentable degradación de las relaciones”, dijo, agregando que “sin embargo, Rusia está lista”.
Sobre el final del día, el presidente cubano, Raúl Castro, envió un escueto mensaje de felicitación a Trump, cuyo texto fue publicado en la página del Ministerio de Relaciones Exteriores de la isla caribeña.
La nota de Castro no hace ninguna alusión a las relaciones bilaterales ni a la era de deshielo que abrió Barack Obama y Trump prometió revertir.
Por su parte, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, calificó ayer al presidente electo como un auténtico amigo del Estado de Israel y celebró su victoria.
Durante su campaña, Trump prometió que trasladará la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén, un gesto político sin precedentes.
Por esta y otras declaraciones, el vocero de la Autoridad Nacional Palestina, Nabil Abu Rudeina, reaccionó ayer con mucha más cautela que Netanyahu y le pidió a Trump colaborar en la solución de los dos Estados para impedir la inestabilidad en la región.
Líderes de ultra derecha europeos, principalmente, en Francia, el Reino Unido, Holanda, Italia, Grecia y Hungría celebraron la victoria de Trump.
La líder del ultraderechista Frente Nacional francés, Marine Le Pen, envió en su cuenta de Twitter unas “afectuosas felicitaciones” a Trump y el líder del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), Nigel Farage, llegó a ofrecerse como “embajador” de Trump ante la Unión Europea (UE) tras asegurar que su victoria era, como el Brexit, una revolución.
El canciller federal de Austria, el socialdemócrata Christian Kern, felicitó ayer a Trump por su victoria y anticipó que en futuras elecciones europeas se producirá una lucha por las clases medias.
“Los resultados electorales no mienten”, señaló Kern ante la prensa en el Parlamento de Viena. “De cara a las próximas elecciones en Europa habrá que aprender de lo sucedido en Estados Unidos”, agregó el canciller austríaco.
Por su parte, el primer ministro de Hungría, el conservador nacionalista Viktor Orbán, dio la nota al asegurar que había terminado la era de lo políticamente correcto y escribió en su página de Facebook: “Felicidades. ¡Qué buenas noticias! La democracia sigue viva”. Desde Grecia, un vocero del partido neonazi Amanecer Dorado grabó un mensaje de apoyo en YouTube que dio vuelta el mundo. “Esta es una victoria para las fuerzas que se oponen a la globalización, luchan contra la migración ilegal y a favor de la limpieza étnica de los Estados”, celebró.
Muy distinta fue la reacción de los líderes de los gobiernos de las potencias europeas. Alemania acogió con preocupación la victoria de Trump, que durante la campaña había criticado con dureza la política migratoria de la canciller Angela Merkel.
“Alemania y Estado Unidos están ligados por valores como la democracia, la libertad, el respeto al derecho y la dignidad del hombre independientemente de su color de piel o religión.
Sobre la base de estos valores propongo una estrecha colaboración al futuro presidente Donald Trump”, rezó el comunicado de Merkel.
El primer ministro italiano, Matteo Renzi, que durante la campaña apoyó abiertamente a Clinton, felicitó a Trump y abogó por relaciones estables con Estados Unidos.
“Es un nuevo hecho político, que junto a otros pone de manifiesto que estamos en una nueva era”, dijo durante un acto en Roma. Otra voz esperada era la primera ministra británica, Theresa May, la mujer que después de la victoria del Brexit en un referéndum tiene que pilotear la separación entre la UE y el Reino Unido. May felicitó a Trump por el triunfo y dijo que Gran Bretaña y Estados Unidos seguirán siendo socios fuertes y cercanos.
Mucho más inquieto se mostró el presidente francés, Francois Hollande, para quien la victoria del republicano abre un periodo de incertidumbre, ante el que subrayó que su país debe mostrarse más fuerte que nunca.
Tras la felicitación “natural entre jefes de Estado democráticos”, Hollande recordó en un comunicado que Estados Unidos es un socio de primera fila de Francia, por lo que emprenderá cuanto antes las discusiones con él con vigilancia y franqueza.
El presidente del Parlamento Europeo (PE), el socialista alemán Martin Schulz, aseguró ayer que para la UE será difícil trabajar con el futuro presidente, Donald Trump, pero pidió respeto al voto democrático de los estadounidenses.
“Sera difícil, será más duro que con otras administraciones estadounidenses trabajar con Trump pero su victoria es el resultado de un voto democrático y hay que respetarlo”, declaró Schulz a la emisora Europe 1.
China, en cambio, se mantuvo fiel a su estilo y fue comedido. En su conferencia de prensa diaria, el vocero de la cancillería china, Lu Kang, expresó la disposición de su país a colaborar para un desarrollo estable y equilibrado de las relaciones bilaterales y para gestionar de manera responsable los posibles problemas.
Lejos de los formalismos del gobierno, los medios oficiales chinos, que durante toda la campaña criticaron el proceso democrático estadounidense, fueron contundentes, hasta políticamente incorrectos.
“La democracia es la perdedora en las elecciones estadounidenses”, afirmó el diario China Daily, mientras que el Diario del Pueblo, del Partido Comunista, sostuvo que las elecciones de ayer revelaron una democracia enferma.
En tanto, desde el Vaticano, el secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Pietro Parolín, se mostró respetuoso de la voluntad popular estadounidense, felicitó a Trump por su victoria, y aseguró: “Nuestra oración para que el Señor lo sostenga al servicio de su patria y lo ilumine, naturalmente, también al servicio del bienestar y de la paz del mundo”.
Por su parte, la formación ultraderechista india Hindu Sena celebró ayer con dulces, tambores y bailes la victoria del “rey del mundo” Donald Trump como nuevo presidente de los Estados Unidos, una efusividad que contrastó con la escueta felicitación y los buenos deseos del primer ministro de la India, Narendra Modi.
Reunidos en el manifestódromo de Jantar Mantar en Nueva Delhi, seguidores de Hindu Sena gritaban “larga vida” a Trump. “Ahora la paz será restaurada en el mundo y el terrorismo eliminado. Es el rey del mundo”, aseguró el presidente de Hindu Sena, Vishnu Gupta.
Uno de los países que quedó en el centro del debate de campaña fue México. Tan protagonista fue, especialmente para la campaña de Trump, que cuando la victoria del republicano se convirtió en una realidad, el gobierno convocó un gabinete de crisis y anuncio medidas urgentes.
El clima bilateral era tan tenso que ni bien se conocieron los primeros resultados claves, la cotización de la moneda mexicana cayó a mínimos históricos.
Más tarde, el presidente Enrique Peña Nieto, a través de Twitter, no felicitó directamente a Trump, sino al país vecino por su proceso electoral. “México y Estados Unidos son amigos, socios y aliados que deben seguir colaborando por la competitividad y el desarrollo de América del Norte”, sostuvo el mandatario latinoamericano.
Fuente: Página 12
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