Silvio Berlusconi, sufrió ayer una humillante derrota en elecciones locales en Milán, Nápoles y otras ciudades que arroja dudas sobre la estabilidad del gobierno y el futuro del premier, que además enfrenta cuatro juicios al mismo tiempo.
En Milán, la alcaldesa saliente Letizia Moratti perdió ante el centroizquierdista Giuliano Pisapia por más de 10 puntos, un triunfo opositor que pone fin a 18 años de control de la ciudad por parte de la derecha y que asesta un doloroso golpe a Berlusconi en su ciudad natal y principal bastión.
El premier había hecho una intensa campaña para estas elecciones municipales y había pedido a sus seguidores concurrir en masa a las urnas para mostrar su apoyo a su gobierno de centroderecha.
Sin embargo, los resultados del balotaje de las municipales, celebrado entre el domingo y este lunes, parecieron confirmar recientes sondeos que mostraron un declive de la popularidad del jefe de gobierno.
La derrota debilita aún más a un Berlusconi ya de por sí golpeado por un sonadísimo escándalo sexual, y es posible que agrave tensiones con su principal aliado en el gobierno, el partido xenófobo Liga Norte, liderada por el dirigente Umberto Bossi.
La Liga, que había cuestionado la campaña oficialista en Milán, hallará muy difícil de digerir la pérdida de la ciudad más importante del norte de Italia, según analistas.
Los críticos se habían quejado de que Berlusconi, de 74 años, había dedicado demasiadas energías a afrontar acusaciones de incitación a la prostitución como sospechoso de haber pagado por sexo a una inmigrante marroquí menor de edad y de haber abusado del poder de su cargo para tapar el caso.
«Perdimos, es evidente», dijo Berlusconi a periodistas en Rumania, donde realiza una visita de Estado.
«No hay más remedio que mantener la calma y seguir adelante.
La mayoría (parlamentaria) sigue unida y con proyectos», agregó el premier, quien anunció que convocó para hoy a una reunión urgente de gabinete para analizar el escenario poselectoral Roberto Maroni, importante dirigente de la Liga Norte, admitió que el oficialismo sufrió «una bofetada», pero subrayó que «a esto no se reacciona con una crisis de gobierno y alianzas raras, sino continuando en este gobierno».
En Milán, la alcaldesa Moratti, la candidata de Berlusconi, fue derrotada por el opositor Pisapia por 55,10 contra 44,89% de los votos, informó la agencia de noticias italiana ANSA.
En Nápoles, ciudad castigada por una crisis de acumulación de basura y por el poder de la mafia, Berlusconi esperaba desbancar a la izquierda, que lleva 18 años gobernando.
Sin embargo, el dirigente opositor Luigi De Magistris aplastó al oficialista Gianni Lettieri por 65,2% frente al 34,79%.
A las caídas en Milán y Nápoles se sumaron las derrotas de los candidatos de centroderecha en ciudades como Trieste (noreste del país) o Cagliari (en la isla de Cerdeña), entre otras.
El primer signo claro de admisión de la derrota en el oficialismo fue el anuncio de las dimisiones de Sandro Bondi, el coordinador nacional del Pueblo de la Libertad (PdL, el partido de Berlusconi) «tras haber evaluado los resultados electorales».
Pisapia, un abogado penalista de 62 años que será el primer alcalde de centroizquierda de Milán en más de 18 años, recibió el aplauso y aclamación de sus simpatizantes tras el triunfo.
«Hemos liberado Milán. Ahora pensaremos en el bien común, en la acogida, en los jóvenes precarios. La ciudad volverá a ser afectuosa con todos como lo fue durante la Resistencia», antifascista, dijo Pisapia.
El secretario de la principal agrupación opositora de Italia, el Partido Democrático (PD), Pier Luigi Bersani, lo llamó por teléfono para decirle que «la de Milán es una gran victoria».
La sorpresiva victoria de Pisapia en la primera vuelta de hace 15 días había desatado apocalípticas advertencias de la derecha, con Berlusconi al frente de los malos agüeros pronosticando que Milán se convertiría en una «ciudad islámica» y en «una villa gitana» en caso de un hipotético gobierno del candidato izquierdista.
Pisapia presentó planes para crear un centro multicultural en una ciudad cada vez más receptiva de inmigrantes y pidió un trato más humano para los gitanos, pero dijo que sus palabras fueron distorsionadas por sus oponentes.
De Magistris, candidato en Nápoles de Italia de los Valores (IdV, el partido del ex fiscal anticorrupción Antonio Di Pietro), visiblemente emocionado, agradeció a los electores por su triunfo por más del doble de los votos y les dio cita para festejar el resultado por la noche en Piazza Plebiscito.
Ni Berlusconi -que se encontraba en Rumania- ni su aliado político Bossi -que siguió el escrutinio en la sede de la Liga Norte en Milán, hicieron comentarios sobre los resultados.
Berlusconi empezó a ser juzgado en abril por el caso de presunta incitación a la prostitución de menores y abuso de poder para cubrir el caso, y los comicios municipales fueron los primeros en celebrarse desde la apertura del proceso.
Otros tres juicios contra Berlusconi, todos relacionados con sus negocios empresariales, están en curso en Milán.
Ayer, el premier comenzó a ser investigado por una nueva acusación, esta vez relativa a la campaña electoral.
El premier echó mano a una exposición mediática tan intensa en los días previos a las elecciones que un día llegó a aparecer casi simultáneamente en todos los principales programas de noticias de las radios y canales de TV estatales.
La oposición alegó que esto violó las regulaciones italianas según las cuales todos los candidatos deben tener los mismos minutos de aire en los medios públicos durante la campaña electoral, y ayer presentó una denuncia formal.
Como consecuencia, Berlusconi fue puesto bajo investigación por abuso de poder, junto a los directores de esos medios, informaron fuentes judiciales.
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