A medida que se acerca marzo, toma vuelo la discusión pública sobre la negociación de salarios en paritarias. El Gobierno ha planteado un horizonte del 17 por ciento, teniendo en cuenta el máximo de inflación para 2017 definido por el Banco Central. Los gremios, en cambio, hablan de recuperar la presunta pérdida de capacidad adquisitiva en 2016.
En este escenario, definir qué números se van a tener en cuenta es muy importante. Ayer, por ejemplo, la consultora Ecolatina –fundada por Roberto Lavagna, exministro de Economía y aliado de Sergio Massa– sostuvo que los salarios reales en blanco perdieron un seis por ciento de su poder adquisitivo en 2016. Pero Ecolatina llega a esta cuenta al dar por sentado que la inflación fue de 41,5 por ciento anual. Ese es el porcentaje que midió la consultora sólo en el Gran Buenos Aires.
El número es consistente con el 41 por ciento relevado por la oficina estadística del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Pero no lo es con los del resto del país. En Córdoba, la medición oficial dio menos: 34,4 por ciento en 2016. La de San Luis también: 31,4 por ciento.
De hecho, como el Indec no midió la inflación anual dado el período de normalización de los primeros meses de 2016 tras la intervención kirchnerista del organismo, el Banco Central optó por ponderar los indicadores de Ciudad de Buenos Aires, de Córdoba y de San Luis. Eso arroja una inflación anual de 36,5 por ciento.
Cualquiera de estos indicadores cambia el cálculo de pérdida de poder adquisitivo realizado por Ecolatina, sobre todo considerando que la consultora evaluó los salarios teniendo en cuenta los acuerdos paritarios de 19 sindicatos. Esos mismos acuerdos rigen en Gran Buenos Aires, en Córdoba o en San Luis.
¿Por qué fue más alta la inflación en el Gran Buenos Aires? Los funcionarios nacionales sostienen que es porque al reducirse, aunque levemente, los subsidios estatales –a la electricidad y al gas, sobre todo– el impacto fue mayor en esa zona, por la sencilla razón de que había sido la región privilegiada durante más de una década. El interior nunca tuvo subsidios tan altos –y donde no hay electricidad, gas o transporte público no tuvo ningún tipo de subsidios–, de manera que las boletas por esos servicios tendieron a incrementarse más en el Gran Buenos Aires este año. Y ese comportamiento dispar continuará si sigue la misma política.
Ayer, el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Gustavo Weiss, estimó que un aumento salarial en torno al 18 por ciento para este año es un “número razonable”. En cambio, Héctor Daer, legislador massista y uno de los tres jefes de la Confederación General del Trabajo, anticipó que la central obrera tendrá una “posición mucho más firme”.
Ag. de Noticias: La Voz
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