La facturación total de la Fundación Madres de Plaza de Mayo se multiplicó por 45 en cuatro años debido a los fondos nacionales.
El enorme crecimiento de la asociación presidida por Hebe de Bonafini y la rápida expansión en diversos rubros aumentó de la mano de fondos nacionales que manejó el ex apoderado Sergio Schoklender, hoy investigado por supuesto lavado de dinero.
Además de dedicarse a la construcción, las Madres erigieron proyectos vinculados a la educación y la cultura, servicios de imprenta, y medios de comunicación, como la radio AM 530 y la revista Sueños Compartidos.
La desprolijidad interna en la contabilidad y la demora en la ejecución de las obras encendió hace tiempo luces de alarma en Balcarce 50. Es curioso: los balances oficiales, por el contrario, no reflejan rojos financieros sino un pujante y veloz crecimiento.
El patrimonio neto se multiplicó por 173. Mientras que en 2006 era de $ 292.611, en el último registro trepó a $ 50.827.389. En ningún año arrojó saldo negativo sino sucesivas ganancias, que decrecieron al final pasando de $ 23.262.780 (2008) a 5.255.601 (2009).
La Fundación se inscribió el 24 de mayo de 2005, con un aporte inicial de $ 12.000, y siempre estuvo presidida por Bonafini. Desde agosto del año pasado, el representante legal es Pablo Schoklender.
En sus inicios, cuando aún no había pisado fuerte en la edificación de viviendas, la Fundación consignó como principales clientes a dependencias del gobierno nacional. Entre otros, aparece facturando en 2006 en concepto de «publicidad» a la agencia de noticias Télam ($ 355.610), a la Secretaría de Turismo de la Nación ($ 315.000), al Correo Argentino ($ 28.000), a Educ.Ar ($ 50.000) y a la Superintendencia de Riesgos de Trabajo ($ 10.000).
También figura la Corporación Buenos Aires Sur, que funciona bajo la órbita del gobierno porteño y fue creada con el objetivo de impulsar la construcción, la urbanización de villas y la actividad comercial en la zona sur de la ciudad.
Desde ese organismo se tejió una estrecha relación con Schoklender durante la gestión de Jorge Telerman. Tanto es así que Enrique Rodríguez, presidente de la corporación hasta fines de 2007, firmó un convenio con la Fundación para compartir la propiedad de una fábrica de paneles especiales para erigir las casas. Juntos importaron un método italiano de edificación e importaron tecnología.
Esa sociedad se rompió con la llegada de Mauricio Macri y la Fundación se quedó con el total del paquete de la planta ubicada en Barracas. Las importaciones italianas para la construcción siguieron: de acuerdo con la base de datos comercial Nosis, el año pasado la Fundación compró en Italia máquinas, aparatos y centrifugadoras industriales por 117.850 dólares.
Fuente: La Nación
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