Hernán Ronco conduce Bien de Córdoba por Canal 10, pero siempre tuvo a la música como su otra pasión. Toca la guitarra y el bajo, y tiene un tema registrado.
De lunes a viernes a partir de las 16, las tardes de Canal 10 se cargan con la buena onda de la dupla que integran Hernán Ronco y Ximena Salkind, ambos al frente de Bien de Córdoba, un ciclo que tiene como marca registrada una fuerte presencia en los barrios.
El primero, además de su rol en la conducción, tiene un doctorado en Comunicación Social y es un férreo defensor de los lugares del interior, como buen habitante de la ciudad de Pilar, su lugar en el mundo.
Precisamente, fue en los escenarios de esa localidad en los que desde chico despuntó lo que él define como su “profesión frustrada” pero que, en definitiva, es su otra pasión: la música. Hernán toca la guitarra y el bajo, también se le anima a las voces y hasta tiene una canción registrada en Sadaic. De anécdotas, bandas y temas, habló con Día a Día antes de entrar al estudio de los SRT.
–¿Antes de dedicarte al periodismo soñabas con ser músico?
–Sí, más vale. Yo soñaba con ser uno de los Serú Girán, o de llegar a cantar temas que fueran míos ante un montón de gente. Yo me crié en Pilar, que si bien en la década del ‘80 era un lugar chico, tenía varios grupitos musicales dando vueltas, como parte de la efervescencia de la nueva democracia. Es más, algunas de esas bandas llegaron a Buenos Aires. En una de ellas, que nunca llegó a la Capital, estaba yo tocando el bajo y cantando. Y siempre estuvo esa ilusión de ser un músico, pero bueno, la vida fue por otro lado.
–¿Cómo se llamaba la banda?
–Le pusimos “El último orejón”, porque ya había un montón de grupos y los que la formamos éramos los únicos que quedamos dando vueltas sin un lugar. Fue como un rejunte. Tocábamos en bares y pubs, y hacíamos covers y algunos temas propios. A los 19, 20 años, uno se anima a escribir, basándose en los músicos de la época: Serú, Virus, Los Redondos, y con la onda arrolladora de la peli Tango Feroz. Todos queríamos ser Fernán Mirás.
–¿Cómo empezaste a tocar el bajo y la guitarra?
–A los 12 aprendí a tocar la guitarra, y el bajo fue una cosa rara. En Pilar había una banda que se llamaba Frutilla, bastante conocida porque eran chicos de 9 a 11 ó 12 años. En un momento necesitaron un bajista y me postulé. La cosa era que yo no sabía tocar el bajo, así que un músico de Pilar me enseñó en 15 días el listado de canciones que tenían para una fiesta de Carnaval. Fue de caradura, pero me impulsó después a seguir estudiando.
–¿Fuiste a una academia?
–Traté de ir al Conservatorio en Villa del Rosario, pero como les pasa a los que aprenden de oído, después te cuesta mucho más leer la música. Abandoné por eso y porque mi escuela era doble turno, se complicaba. Además, vos decís en tu casa que querés ser músico y enseguida te preguntan de qué vas a trabajar ¡jaja!
–Armá un listado de músicos y bandas que fuiste escuchando en el tiempo.
–Como tengo hermanos más grandes, empecé con Serú Girán, The Beatles, Rolling Stones; después pasé por Soda, Virus, Los Redondos; y luego Los Piojos, AC/DC, Gieco, Calamaro, Stevie Ray Vaughan; y en estos días me gustan mucho Ciro y los Persas, Estelares y No Te Va a Gustar.
–¿Y ahora te juntás a tocar con alguien?
–Tengo amigos del pueblo, incluso compañeros de laburo que tocan distintos instrumentos y de vez en cuando sale alguna juntada. Más que nada como una terapia, la música es un cable a tierra.
–¿Escribís canciones?
–El anteaño pasado me di un gran gusto, algo que siempre quise hacer: registré un tema en Sadaic. Pasé letra y música a las planillas que ellos exigen y lo hice. Son esas cosas que a uno se le ponen que quiere hacer en la vida. Se llama “Como un maleficio”.
–¿Qué instrumentos tenés en tu casa?
–Tengo guitarra criolla, eléctrica y electroacústica, el amplificador… no es mucho, son todos aceptables si se tiene en cuenta la relación costo-calidad, pero sirven para despuntar el vicio y para cuando llega el momento de compartir una juntada.
–Cerrando: ¿cómo viene Bien de Córdoba?
–Excelente, se trata de una gran apuesta, en vivo, con mucho laburo de móviles y sobre todo dando bola a los barrios y a las instituciones, incluso apuntando también al interior. Es muy satisfactorio hacer notas en Villa María, San Francisco, en mi pueblo.
Fuente: Día a Día
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