Para Schaefer, ser amigos, se trata: de estar cerca, con una frecuencia regular, compartir momentos significativos, que permanezcan a lo largo del tiempo.
Schaefer es especialista en comportamiento humano y dice haber hallado la fórmula química de la amistad. La define así: A = P + F + D + I. A es Amistad. P es proximidad. F, frecuencia. I, Intensidad y D, duración. “La amistad es cuestión de proximidad: distancia entre dos personas y exposición entre ellas a lo largo del tiempo; de frecuencia, que es el número de contactos y duración; de intensidad, que es la capacidad de satisfacer las necesidades físicas y psicológicas del otro; y de duración, ya que cuanto más tiempo pasás con una persona, más lográs influir en ella”, dice Schaefer, autor del libro “The Like Switch”.
De eso se trata, según este autor, ser amigos: es estar cerca, con una frecuencia regular, compartir momentos significativos, que permanezcan a lo largo del tiempo. Y todo eso se traduce en actitudes corporales que son el otro lenguaje con el que se expresa la amistad.
Gestualidad de los amigos
Las más claras señales de amistad son arquear las cejas, inclinar la cabeza hacia un costado y la sonrisa, que cuando es sincera se transcribe en el rostro con la comisura de la boca hacia arriba, movimiento ascendente de mejillas y ojos fruncidos. Las sonrisas fingidas, en cambio, son asimétricas.
La amistad baja el estrés
Los resultados indican que las regiones neurales asociadas con el procesamiento de una amenaza fueron significativamente menos activas cuando las personas que se hacían el estudio estaban tomadas de la mano de alguien afectivamente significativo.
Lo que indican los resultados es que cuando tenemos gente que queremos cerca, somos más propensos a activar estructuras cerebrales que regulan nuestra respuesta hormonal al estrés.
Los amigos nos ayudan a hacer frente a los factores de estrés con la convicción de que no estamos solos frente a nuestros problemas.
La amistad alarga la vida
Daniel Goleman, psicólogo norteamericano y autor del libro “Inteligencia Emocional”, sospecha que uno de los factores que inciden en la longevidad es el tener cerca gente que nos quiere. Sobre todo, amigos.
Los amigos se parecen
Otro estudio investigó cómo reaccionan los cerebros de los amigos frente a una amenaza. Los resultados mostraron que cuando un amigo es amenazado por un extraño, nuestro propio cerebro reacciona, de la misma manera que reaccionaría si los amenazados fuéramos nosotros. La neurociencia apunta a que, ante estas situaciones se produce un estado confusional, como si el cerebro no supiera si eso le está ocurriendo al otro o a uno mismo.
Los amigos incrementan la sensación de bienestar
Especialistas hablan de afectos positivos y apuntan que son las relaciones que nos producen una experiencia de emociones placenteras, que generan alegría, felicidad, emoción, entusiasmo y optimismo. Asegura que personas con afectos positivos tiene un 30% menos de chances de morir por problemas del corazón.
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