En 25 establecimientos inspeccionados en la provincia, la Afip encontró un 80% de trabajadores no registrados. Muchos chicos e indocumentados.
La informalidad laboral en los cortaderos de ladrillos no es (lamentablemente) gran novedad. Sin embargo, el alto porcentaje detectado sorprendió a los mismos inspectores de la Afip.
Es que en los 25 establecimientos dispersos por toda la provincia que fueron inspeccionados, el 80 por ciento de los trabajadores no estaban debidamente registrados. Además, y como ya es una penosa costumbre en este tipo de predios, «se encontraban desarrollando su actividad sin los más mínimos requisitos de salud, seguridad e higiene», detalló la Afip en un comunicado.
Y hay más, en algunos de los cortaderos, dispersos por toda la provincia, pero especialmente en el norte y oeste, se constató explotación de menores y se labraron actas de infracción por ocupación de mano de obra infantil.
Por otra parte, de los 100 trabajadores relevados, más del 30 por ciento de la gente que se encontraba en las diferentes tareas era extranjera y se encontraba en Argentina con documentación vencida.
«Todos estos trabajadores (argentinos y extranjeros) no gozan de ninguna protección en caso de un accidente de trabajo o frente a la posibilidad del desempleo. Tampoco reciben las asignaciones familiares correspondientes y no podrán acceder a una jubilación en el futuro», explicaron desde la institución.
¿Casa y trabajo? Del informe del relevamiento, del que participó personal del Ministerio de Trabajo de la Nación y de la Dirección Nacional de Migraciones, se desprende «que las personas que trabajan en las fábricas de ladrillos también duerme en el mismo predio, con sus esposas e hijos».
Respecto de las características de las viviendas, se observaron condiciones muy precarias: no contaban con agua corriente ni gas. Incluso, las letrinas estaban a más de 20 metros de la casa.
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