“Los salarios suben por la escalera y los precios, por el ascensor”. Esta es la creencia popular, o al menos lo que siente el bolsillo de los argentinos que en la última década soportaron una inflación recurrente, que aún dista de ser controlada.
¿Pero es realmente así? ¿Los precios siempre les ganan a los salarios? La respuesta varía según el período que se tome. En los últimos 10 años, el poder de compra aumentó en Córdoba, sobre todo hasta 2011. Luego se mantuvo estable, con subas y bajas en un movimiento que, en general, fue la contracara del ritmo inflacionario.
Esta conclusión surge de comparar el sueldo promedio de un trabajador privado registrado de la provincia durante el último trimestre de cada año con la canasta del supermercado para una familia tipo que releva, el costo del metro cuadrado de construcción y el litro de nafta súper de YPF. Para 2017, el dato oficial de remuneraciones en Córdoba no está disponible y se estimó con la variación del sueldo registrado privado (Indec y Ministerio de Trabajo) del 28,2 por ciento interanual a octubre.
En los tres casos, la capacidad de compra de un asalariado mejoró con relación a 2007 y, también, respecto a 2015 y 2016. Si la comparación se realiza con el índice de precios al consumidor, el incremento ronda el 18,35 por ciento en 10 años y el 4,13 por ciento el año pasado, aunque con relación a 2015 se mantuvo casi igual (sólo 0,49 por ciento arriba).
“En Argentina, desde los salarios muy bajos en dólares, tras la devaluación de 2002, se generó un espacio para que suban hasta 2011. Luego, los problemas de competitividad por el atraso cambiario no permitieron que los sueldos le ganen a la inflación, y cuando la situación de reservas se volvió insostenible y se devaluó, en 2014, cayó el salario real, lo mismo que en 2016”, explica Marcelo Capello, economista jefe del Ieral.
En 2017, con un ritmo inflacionario en baja, los ingresos volvieron a recuperar poder adquisitivo. “El año pasado, las pautas salariales se acordaron por encima de lo que realmente fue la inflación. Como en 2016 había sido muy alta, quienes negociaban paritarias no creían que el Gobierno lograra bajar el ritmo de los precios”, opina Daniela Cristina, economista del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).
De todos modos, Pablo Gallo, director ejecutivo del Centro de Investigaciones Participativas en Políticas Económicas y Sociales (Cippes), advierte que más allá de mejoras coyunturales, hacen falta varios años de inflación contenida para que se reduzcan los niveles de pobreza. Y agrega que tener trabajo no asegura que la gente deje de ser pobre ya que el salario promedio está apenas por encima de la canasta básica
Alimentos básicos como la leche, el pan o la carne tuvieron precios regulados que hicieron que sus valores no acompañaran a la economía en general. Los combustibles también tienen su propia dinámica ya que, recién ahora, el mercado se desreguló.
Costo de la construcción. Con un salario neto promedio de 23.377,54 pesos (último trimestre de 2017, con aguinaldo), un trabajador privado formal cordobés necesitaría trabajar tres años, ocho meses y una semana y destinar todo su sueldo para construir una casa de 80 metros cuadrados, según el valor que difunde la Dirección de Estadística y Censos de la Provincia.
Diez años atrás, le hubiera llevado 10,5 meses más. Desde 2007, su poder de compra en metros cuadrados de construcción mejoró 23,8 por ciento. Respecto a 2015 avanzó 8,7 por ciento y en el último año, más de cinco por ciento.
La de 2017 también es la mejor relación de toda la década, superior a los picos anteriores de 2011 y 2016, con una reducción de más de dos meses respecto a esos momentos en el tiempo que hubiera llevado financiar una vivienda de ese tipo sólo con el salario.
Combustibles. En la actualidad, el sueldo de un asalariado podría comprar 922,5 litros de nafta súper, 147 litros más que a fines de 2007. Pero, aunque la capacidad de compra respecto a este producto se incrementó 19 por ciento en una década, en el último año se redujo. Esto fue así porque el valor de los combustibles, que estuvieron controlados por el Estado y habían quedado disociados de los vaivenes internacionales en años anteriores, en 2017 aumentaron 32,75 por ciento.
El mejor año de la última década para comprar nafta fue 2016 y el segundo mejor, 2011. Ahora se volvió a equiparar a este último. La peor relación para los sueldos fue durante 2009 y 2014, años de recesión y alta inflación.
En el súper. Los precios en general de la canasta para cuatro personas relevada, subieron menos que los sueldos en los últimos dos años. Así, los salarios de fin de 2017 tienen capacidad para realizar algo más de tres compras mensuales para la familia. En 2015, podía comprar 2,6 canastas y al año siguiente, 2,8. Ahora, la mejora es de 16,6 y 6,7 por ciento, respectivamente.
Para el conjunto de alimentos y artículos de tocador relevados, el poder adquisitivo también es el más alto desde 2007. Pero si se analizan los productos más básicos, el recorrido es diferente.
En el pan, el sueldo permitiría comprar casi 704 kilos, 80 más que hace un año y 180 por encima que en 2015. Respecto a 2007, la mejora es importante: 254 kilos, un 57 por ciento más.
En cambio, la carne es el único producto que subió mucho más que los sueldos en estos 10 años. En 2007, el trabajador podía adquirir 151,4 kilos de nalga de novillo y a fin del año pasado, sólo 142,7 kilos; una pérdida de 14,8 por ciento. Esta baja en la capacidad de compra se generó desde 2009 y los peores años fueron 2010 y 2015, con sólo 87 y 95 kilos, respectivamente. Desde entonces, tuvo una recuperación. En los últimos dos años, la mejora fue de 50,6 por ciento y en 2017, 15,5 por ciento.
Por último, el litro de leche también tuvo dinamismo propio, ya que estuvo mucho tiempo en Precios Cuidados.
El ingreso de un asalariado cordobés le alcanza para comprar 1.075 litros de leche de primera marca, casi lo mismo que en 2007 y similar al poder adquisitivo entre 2011 y 2013. El resto del período hubo vaivenes marcados con los mejores años en 2015 y 2008, y los peores en 2009 y 2016.
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