El Gobierno decidió enfriar sus intenciones de debatir la reforma laboral en las sesiones extraordinarias de febrero, y el proyecto de ley quedará para después de marzo.
De esta manera, la reforma laboral quedará para las sesiones ordinarias. Según trascendió, hay enojo en la Casa Rosada con los sindicalistas por el cambio de postura. El gobierno sostiene que la única forma de avanzar con la reforma laboral es si la CGT, que participó en la redacción final del proyecto que ingresó al Congreso y luego se despegó, sale a defender la propuesta que impulsa el oficialismo.
El Gobierno también se tomará con calma el tratamiento de la reforma política e incluso imagina en el Congreso un período “más tranquilo que lo habitual” en años no electorales.
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