Libros de salud, escritos por alumnos de secundaria. Se trata de dos publicaciones sobre consumo de sustancias y educación sexual. La producción fue parte de la actividad escolar.
Ni en un lenguaje tan coloquial que le quite seriedad, ni tan técnico que le reste lectores. Esa fue una parte del desafío que asumieron alumnos y docentes de la Escuela República de Italia al trabajar, investigar y producir dos publicaciones sobre consumo de drogas y sexualidad.
Ambos temas forman parte de la currícula escolar, pero sobre ellos todavía hay mitos, fantasías y bastante desinformación.
Alumnos del ciclo de especialización de Promotores de Salud se venían proponiendo hacía tiempo compartir información entre pares y concientizar sobre distintas problemáticas. Encontraron la forma de hacerlo.
Uno de los conceptos en los que se basaron fue la idea del autocuidado. “Que cada uno sea consciente no sólo de sus actos, sino de las consecuencias”, describe Laura Giaquinta, flamante egresada.
De la mano del equipo docente, y en el marco del proyecto institucional de la escuela, trabajaron dos años en estas prácticas de promoción de la salud con un abordaje transversal que abarca varias materias.
Los libros fueron editados a fines del año pasado y tendrán una segunda edición con el comienzo del ciclo lectivo. El objetivo es que sirvan de material de estudio y debate no sólo en la escuela que los vio nacer, sino también en otras que se han mostrado interesadas.
Los adolescentes que elaboraron el material realizaron entrevistas, talleres e investigación bibliográfica y, en el camino de la producción, fueron aprendiendo ellos mismos sobre lo que iban a decir y cómo iban a hacerlo para que se entendiera y fuera interesante, técnico y a la vez sencillo. Creen que lo han logrado.
Traslado de conocimientos
En la escuela República de Italia, los alumnos del ciclo de especialización realizan charlas con los estudiantes del ciclo básico y, en esa interacción, descubren nuevas realidades o aristas distintas. “Se da a modo de charla, no de una clase. Nosotros contamos y los chicos preguntan, se sacan dudas y descubren cosas”, cuenta Facundo Peralta, recién llegado de su viaje de egresado. Junto con el psicólogo y docente a cargo de las prácticas, Mariano Carrizo, coinciden en que a los adolescentes les resulta más fácil hablar entre pares que con padres o profesores.
La adolescencia es una etapa de vulnerabilidad social (por la influencia de los grupos) y cognitiva, por lo que una estrategia es trabajar para postergar el inicio en cualquiera de los consumos.
Adicciones
Alcohol, cigarrillo y marihuana son las drogas más consumidas por los estudiantes de escuelas secundarias. Se han agregado las bebidas energizantes, que no son sustancias prohibidas, ni consideradas drogas. Todas generan efectos en el organismo y lo que suele operar como límite del consumo es la percepción del riesgo, sobre el cual no siempre hay consenso.
Los chicos también analizaron el fenómeno de la penetración de las drogas de diseño en determinados grupos o situaciones, así como comportamientos impulsivos no necesariamente relacionados con sustancias.
Mitos
La Educación Sexual Integral está incorporada en la currícula. Sin embargo, al realizar este trabajo, los alumnos advirtieron que muchas veces ni los propios docentes saben cómo llegar con su mensaje. “A mí me sorprendió cuando una chica de mi edad me dijo que el embarazo sólo podría producirse si se tienen relaciones cuando se está menstruando. Esto quiere decir que el resto del tiempo las tenía sin precaución”, ilustró Laura. Considera que tampoco hay suficiente conciencia sobre la importancia de la prevención de enfermedades que se transmiten por vía sexual.
En conversaciones con ginecólogas, hallaron que subsiste la creencia de que las píldoras anticonceptivas tienen efectos secundarios que no poseen. O que el uso de la denominada “pastilla del día después” es tomado como un método anticonceptivo regular, en lugar de utilizarse excepcionalmente.
Carrizo describe a la producción de los alumnos como “un trabajo que concientiza sobre riesgos y derechos”. Y ejemplifica: “Derecho a estar informados, derecho a la salud sexual y reproductiva, entre otros”.
Otro de los temas que sorprendieron a los jóvenes es que subsiste el desconocimiento generalizado sobre las enfermedades de transmisión sexual, o que sólo se conocen algunas.
Los autores, alumnos por entonces del sexto año, trabajaron con la idea de aportar a la toma de conciencia y llamaron a su producción Manual de supervivencia de la adolescencia.
Los chicos alientan a que se hable sobre todos los temas dejando de lado los tabúes. Consideran que se puede tener información sin necesidad de tener una vida sexual activa o relación con la droga. Y que, mientras más información se tenga, menos riesgo hay de adicciones, consumo de sustancias dañinas, transmisión de infecciones o embarazos no deseados. También creen importante desnaturalizar hábitos nocivos, como el tabaquismo o la ingesta no controlada de alcohol, así como el derecho a elegir y a preservar la integridad física.
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