En Córdoba, los gobiernos de Juan Schiaretti y de Ramón Mestre ratificaron que no habrá límites a los nombramientos de familiares. La Provincia de Bs. As. y la Ciudad de Buenos Aires anunciaron que van a adherir al decreto.
Octavio Frigerio, Mario Frigerio y Victoria Costoya, entre otros funcionarios, estaban ayer esperando conocer los alcances del decreto presidencial de reducción de los cargos políticos del Estado para saber si tenían o no que renunciar a sus puestos, por ser padre, tío y esposa, respectivamente, del ministro del Interior, Rogelio Frigerio.
Como ellos, también estaban ayer nerviosos y expectantes más de 30 parientes de ministros que ocupan cargos en la administración pública nacional.
La onda expansiva llegó a otros rincones del territorio PRO y comienza a meter presión en varias provincias del mismo signo político: el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, confirmaron que seguirán el mismo camino de Macri. También comenzaron a anunciar la veda de parientes en la función pública algunos intendentes del conurbano. Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero, fue el primero.
En Córdoba, en cambio, ni el gobierno de Cambiemos que encabeza el intendente Ramón Mestre en la ciudad de Córdoba, ni el gobierno justicialista “dialoguista” de Juan Schiaretti se sumarán a medidas restrictivas para el nombramiento de parientes en el ámbito del Ejecutivo.
La Provincia ya había adelantado el lunes que no va a adherir a ninguna norma en ese sentido. El propio Schiaretti tiene a su hijo Mariano en el directorio de la Agencia Córdoba Deportes y varios de sus ministros tienen también hijos o parejas en cargos jerárquicos. “A los funcionarios se los evalúa por su capacidad, no por su parentesco”, explicó el ministro de Gobierno, Carlos Massei.
La Municipalidad de Córdoba tampoco seguirá el mandato de Cambiemos. La negativa había sido insinuada el lunes y fue ratificada ayer: “El intendente (Ramón) Mestre entiende que no es necesario producir cambios”, dijo ayer el subasesor letrado del municipio, Alfredo Sapp, luego de explicar que, “en el caso concreto de funcionarios que son familiares, el número es insignificante”. “Estamos hablando de ocho o de 10 personas, todas excelentes funcionarios, que acompañan a Ramón desde hace seis años, es decir, desde la primera gestión, y demostraron sus capacidades”, remarcó el subasesor letrado.
Polémica multipartidaria
En el seno de Cambiemos, la noticia del lunes también estalló como una bomba: “En el afán de querer diferenciarse de los K, hacen cada boludez (sic)”, escribió en su cuenta de la red social Twitter Jacinta de la Torre, hija de Joaquín de la Torre, ministro de Gobierno de Vidal. Jacinta se desempeña como secretaria de Gobierno. “Voy a formar un sindicato de familiares de políticos”, ironizó. Luego borró todo.
“Esto les va a doler a muchos”, anticipó a un vocero del Gobierno nacional, mientras anoche la letra del decreto la negociaban herméticamente, en la Jefatura de Gabinete de Ministros, Marcos Peña, Gustavo Lopetegui y Mario Quintana.
La trinca de confianza de Mauricio Macri analizaba cuidadosamente de qué manera afectaría el decreto al funcionamiento del Estado nacional. En las últimas horas, inclusive, trascendió que evaluaban reducir el radio de impacto sólo a hijos, padres, madres, hermanos y cónyuges de ministros, ya no también a yernos y a nueras, a abuelos, a cuñados y a nietos, como había indicado inicialmente el ministro de Modernización, Andrés Ibarra.
Entre el anuncio y la redacción del decreto, algo cambió: ayer Ibarra reveló que el alcance de las restricciones para los familiares era definido “en Casa Rosada”.
Al sacar a familiares de segundo grado de consanguinidad o afinidad como suegros, yerno o nuera y cuñados, la administración de Mauricio Macri mantendría en el Poder Ejecutivo a funcionarios que considera valiosos. Por ese motivo, ya se había dejado afuera a los primos.
Ese repliegue explicaría, según reconocieron a La Voz en la Casa Rosada, la permanencia del cordobés Rodrigo de Loredo (yerno del ministro de Defensa, Oscar Aguad) en la presidencia de la empresa estatal argentina de telecomunicaciones Arsat.
Voceros del propio Gobierno daban por “renunciado” a De Loredo en la noche del lunes, mientras en el entorno del funcionario lo negaban, al menos hasta conocer los alcances del decreto una vez publicado en el Boletín Oficial.
“Estamos viendo dos niveles de consanguinidad -esto es, esposos, padres e hijos- y se está definiendo ahora específicamente hasta dónde llega el tema”, dijo el ministro Ibarra. Y señaló que los casos de nepotismo “no deben ser más de 40” en todo el Estado nacional.
Al finalizar una reunión de gabinete, Peña habló con la prensa y pidió paciencia hasta conocer la “letra chica” en el decreto ya publicado. Allí ratificó que si hay empleados de carrera, en planta permanente, no tendrán que irse por más que sean familiares de un ministro.
Desde el anuncio del lunes fueron varios ya los parientes de funcionarios de la primera línea del Gobierno que renunciaron a sus cargos. A las dos hermanas del ministro de Trabajo, Jorge Triaca (Mariana y Lorena), se sumó Francisco Langieri Bullrich, hijo de la ministra de Seguridad, quien trabajaba como asesor de la Secretaría País Digital, dependiente del Ministerio de Modernización.
Aunque su padre (director de YPF), su tío (subsecretario en Defensa) y su esposa (directora en Desarrollo Social) aún esperan, Rogelio Frigerio sí avanzó con la reducción de un 40 por ciento de los cargos políticos en su cartera.
Dentro del recorte general, eliminó ocho de sus 20 puestos (secretarías y subsecretarías), explicaron a La Voz en Casa Rosada. Frigerio reducirá también en un 20 por ciento los cargos operativos eliminando 34 direcciones nacionales-generales, direcciones simples, coordinaciones y empleados extraescalafonarios. El ahorro salarial será del 21 por ciento, dijeron.
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