En la ciudad no se respetan los estacionamientos para discapacitados. Denuncian falta de controles
Como en el juego del «Al Don Pirulero», si cada cual atendiera su juego probablemente el tránsito en la ciudad no sería tan caótico y quienes tienen destinados espacios de estacionamiento por discapacidad no deberían sufrir tantos inconvenientes para acomodar sus vehículos en las calles. En el «Al Don Pirulero», los distraídos tienen su prenda, pero en la calle hasta la Municipalidad es la que comete las infracciones.
Los conductores que ocupan estas parcelas se hacen bien los «sotas», ya que en cada espacio reservado para discapacitados hay una «E» rodeada de azul bien grande con un cartel rectangular debajo que aclara: «Reservado discapacitados». El aviso hasta indica la cantidad de plazas disponibles y el tiempo que el vehículo puede permanecer en el lugar.
La estrategia de los «distraídos» que dejan el auto en esos lugares es poner las balizas, en señal de «estoy acá, ya vuelvo», o simplemente quedarse dentro del auto por si de casualidad aparece un zorro con la boleta.
Hernán Valdéz, conductor con una discapacidad motora que tiene autorización de la Muni para estacionar en lugares reservados, contó: «No es fácil conseguir un lugar porque nadie los respeta y encima son muy pocos, casi que no hay. En muchas ocasiones, los guardias privados de los edificios son los que custodian los lugares, sino se mete cualquiera. Siempre hay un camión descargando algo. Los controles municipales ni se ven. Ahora, nosotros para poder estacionar tenemos que renovar la oblea una vez por año y presentar el certificado de discapacidad siempre, eso es una cosa de locos».
Y no es para menos. Sólo basta con hacer un recorrido por las calles del centro de Córdoba. Ayer, frente al Palacio 6 de Julio, en la mismísima Municipalidad, sobre calle Caseros, un vehículo Renault Logan color negro dominio JOW 127 con un cartel que rezaba «Afectado al servicio del CPC Rancagua», estaba estacionado sobre uno de los espacios destinados a discapacitados.
En Avellaneda esquina Santa Rosa, hay lugares disponibles frente a la Plaza Colón, pero por supuesto, siempre están ocupados por vehículos particulares o por camionetas que hacen repartos de alimentos o gaseosas.
Raúl Larraya, comerciante de la zona, dijo: «Son muy pocos los que respetan estos estacionamientos y casi nunca se ve a un inspector. La gente deja los autos mucho tiempo, por horas, pero como no hay controles todos hacen lo que quieren».
Permiso. El permiso de estacionamiento debe estar exhibido en el parabrisas. Para obtenerlo, los beneficiarios deben presentar en la Muni certificado médico, recibo del último impuesto automotor pago, ITV al día y comprobante de expensas o inmueble del domicilio, fotocopia de carnet de conductor para discapacitado o de la persona encargada del traslado y pagar, además, un timbrado de 11 pesos.
En «orsai». No sólo el estacionamiento para discapacitados no se respeta. En el centro hay espacios destinados a taxis, áreas de cargas y descargas de empresas o para vehículos oficiales de diferentes reparticiones de la Municipalidad o la Provincia. En la foto se ve clarito a este vehículo de la comuna cordobesa estacionado en un lugar reservado para parada de taxis.
En «orsai». Los particulares son los que más infracciones cometen y se los ve invadiendo varios espacios en donde el estacionamiento está restringido sólo para vehículos autorizados. El cuadro se repite en todo el centro de la ciudad y parece no importar lo que las señales indican. En la avenida Colón, entre Avellaneda y Maipú, la cartelería está bien visible pero eso no es un impedimento para que los autos se estacionen. Los controles, ni se ven.
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