El ministro de Economía, Amado Boudou, sostuvo «una nueva geopolítica del mercado global ante dificultades de las economías desarrolladas»
Durante la próxima cumbre de ministros de Economía de la región, que tendrá lugar en Lima, el viernes próximo. En conferencia de prensa, Boudou precisó ayer que la reunión de Lima «es preparatoria del encuentro que se llevará en Buenos Aires con ministros de Economía y presidentes de Bancos Centrales».
Se trata de un encuentro programado para el 12 de agosto del Consejo Suramericano de Ministros de Economía Finanzas de la Unasur, en donde, entre otros, se prevé aprobar el estatuto y un plan de trabajo de este grupo de países.
Esta reunión de ministros había sido programada para junio, pero tuvo que ser postergada debido a que las cenizas volcánicas provocaron la suspensión de vuelos que impidieron el arribo de los funcionarios de los distintos países.
«En estas reuniones estamos diseñando la agenda por mandato de los presidentes, de seguir preparando a nuestra región para la nueva geopolítica del mercado global ante dificultades de las economías desarrolladas, dijo Boudou, que expresó la preocupación de los países de la región sobre el posible default y los efectos de las políticas de los países desarrollados sobre los emergentes.
Durante la cumbre de presidentes del jueves último realizada en Lima, en donde hubo una declaración de «la Unasur contra la Desigualdad», los mandatarios improvisaron una reunión para tratar el estado de la crisis financiera internacional y la posibilidad de un eventual default de los Estados Unidos.
Dicho cónclave, que denotó un estado de alerta de los presidentes, derivó en una reunión de trabajo urgente entre ministros de Economía de los países de la región.
«Vamos a seguir esta agenda que comenzaron Brasil y la Argentina, que tiene que ver con el manejo de reservas, el intercambio comercial en moneda local, y sobre todo el incremento del volumen de comercio intra-sudamérica», culminó el ministro.
Apenas unas horas antes, en los Estados Unidos se conocía la aprobación por parte del Congreso del aumento del techo de endeudamiento, lo que le dio un mayor respiro al presidente Barack Obama pero no calmó los mercados, en especial Wall Street, que cerró con una baja de 2%.
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