El Indio Solari hizo estallar el autódromo Eusebio Mansilla de la ciudad bonaerense de Junín al arrancar su segundo concierto anoche y ante más de 100.000 personas
Que deliraron al unísono en un clima de absoluta euforia y con un colorido juego de luces. «Todos a los botes» y «El tábano en la oreja», los dos de su último trabajo solista, «El perfume de la tempestad», fueron los eléctricos y potentes temas elegidos por el Indio para dar comienzo a su séptima liturgia musical en solista, que arrancó en 2005 luego de la ruptura definitiva de Patricio Rey y los Redonditos de Ricota.
En el marco de un clima fervoroso y mientras todavía entraba gente al estadio, el artista volvió a desplegar en el Eusebio Mansilla todo su arsenal sonoro junto a su banda Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, en una puesta imponente que lo reencuentra con un público cálido y festivo, que modificó desde temprano el tranquilo paisaje de una ciudad del interior de la provincia de Buenos Aires.
Se trata de otra muestra del fenómeno popular y masivo que supo encabezar al frente de Los Redondos -que 10 años atrás se despedían de su público con el último show ofrecido- y que ha ratificado en las contadas pero inolvidables presentaciones que realizó como solista.
La ciudad bonaerense de Junín, que el Indio eligió para esta segunda presentación del 2011 luego del show que ofreció en Salta en marzo pasado, se encontró virtualmente «tomada» desde las primeras horas de la tarde por los seguidores del ex vocalista de Los Redondos, que en un número mayor a los 100.000 se acercaron desde distintos rincones del país para asistir a una nueva liturgia musical.
Desde el mediodía, caravanas de vehículos, estaciones de servicio desbordadas, mates, banderas y almuerzos improvisados a la vera del camino llenaban de color la Ruta Nacional 7 en una extensa peregrinación de seguidores rumbo a Junín.
En motocicletas, camiones, camionetas, automóviles y combis, grupos de amigos, familias y fanáticos provenientes de distintos puntos del país se fueron acercando desde las primeras horas de la tarde hasta el autódromo Eusebio Mansilla de Junín.
Mil quinientos integrantes de un equipo de seguridad privada contratado por los organizadores y 600 efectivos de la Policía Bonaerense custodiaban el lugar e intentaban evitar el ingreso de bengalas y elementos pirotécnicos al interior del autódromo.
Aunque la tarde fue soleada y calurosa, un leve viento y cierto frío se apoderó de Junín al caer la noche y a partir de las de las 19 los que aun no habían ingresado al autódromo debieron caminar cerca de 40 cuadras hasta llegar a las puertas de acceso, debido a la gran cantidad de gente que se encontraba en las adyacencias de este improvisado templo del rock montado en el Eusebio Mansilla.
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