La crisis de 2001 está quedando atrás y ahora el optimismo resalta el estado de ánimo de los argentinos: el 60% cree que el año 2011 será mejor. Consideran que los afectos, la familia, el asado, la naturaleza, el trabajo y la libertad son valores más próximos para alcanzar la felicidad. El dinero influye, pero no es esencial para ser felices.
Estar rodeado de afectos y de amigos, sentirse libre, disfrutar de los paisajes que las grandes ciudades no pueden ofrecer, tener un trabajo estable y creer que ese mismo empleo seguirá existiendo en los próximos años son algunas de las principales razones que en la actualidad llenan de felicidad a los argentinos.
¿El dinero? Representa un factor importante para sentirnos un poco mejor, pero no es indispensable para ser felices. Como dice una famosa publicidad, «para todo lo demás, existe una tarjeta de crédito que pueda pagarla…», pero en este caso, ni siquiera el plástico o vil metal podrán compensar esa sensación de sentirnos más a pleno que en otros tiempos.
La felicidad es un concepto muy amplio y subjetivo a la vez. Simboliza un momento de alegría pasajera. Sin embargo, despierta curiosidad en el país del tango, de la poesía y de la melancolía, de los amores perdidos, de esa creencia que el pasado «fue mejor» y de innumerables crisis vividas en todas las esferas y de todos colores, que el 60% de los argentinos considere que el próximo año será mejor que este 2010 que ya se va. Esa creencia ubica a la Argentina entre los países más optimistas del mundo en cuanto a sus expectativas en bienestar, situación económica y trabajo.
Cabe señalar que la Argentina no es ni por asomo la panacea del mundo, ya que las crisis sanitaria, educativa, la inseguridad, la pobreza, la mortalidad y desnutrición infantil, la desigualdad, los piquetes por todas partes y los violentos conflictos sociales de gran magnitud como los últimos de Soldati y Constitución todavía existen. Son temas muy sensibles en la gente y representan el gran desafío de los gobiernos, encargados de resolverlos durante muchísimo tiempo.
Así como están las cosas, lo que resulta valioso resaltar es la voluntad que tienen los argentinos para salir adelante frente a las adversidades. Lentamente, el humor está cambiando para bien, y el hecho de animarnos a ser más alegres o «felices» disfrutando pequeñas-grandes cosas es un signo sumamente positivo en la vida de los argentinos. Significa una actitud de encarar la vida con mayor optimismo, cuando esos síntomas no se percibían en épocas no tan lejanas.
No hay manera exacta de medir qué es la felicidad, pero la mayoría de los argentinos asocia ese estado de alegría con cosas simples, como concretar un sueño o alcanzar un determinado objetivo, viajar, disfrutar de la naturaleza y descansar, estar en pareja, jugar con los hijos, tomar un Malbec y comer un rico asado, el dulce de leche y hasta hablar bien de Maradona genera estímulos altamente positivos en las personas.
También están los que se priorizan otros valores como los bienes materiales: tener una casa, un auto, un objeto valioso o comprar el último aparato tecnológico que acaba de salir al marcado.
«La felicidad es un estado afectivo de satisfacción que experimenta subjetivamente el individuo. Es un sentimiento privado y único, que torna difícil una medición cuantitativa. Tiene un valor intrínseco, lo que hace feliz a uno es diferente del sentimiento de felicidad en otro porque los motivos pueden ser éticos, estéticos, psicológicos, sociales o religiosos», señala Adriana Guraieb, miembro titular en función didacta de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
El optimismo, en números
De acuerdo a un relevamiento realizado por la consultora estadounidense Gallup entre los países más felices del mundo, la Argentina se ubica en el puesto 30 sobre 155 naciones consultadas. Es decir que, más allá cierta creencia negativa, tan mal no estamos.
El ranking de la felicidad está liderado por los países escandinavos: Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suecia por su estándar de vida, bienestar y elevados ingresos. Luego viene Holanda, en el quinto puesto.
Incluso, una encuesta global de expectativas indicó que el 60% de los argentinos
cree que el año 2011 será mejor que 2010, frente a una media mundial de 42%. Respecto a la situación económica, uno de cada tres (33%) piensa que será mejor y el 42% dice estará igual.
El Barómetro Global de Optimismo fue realizado por Ibope Inteligencia junto con WIN (Red Mundial Independiente de Investigación de Mercados, que agrupa a las principales empresas de opinión pública del mundo).
El índice de satisfacción de los argentinos es realmente elevado ya que, a fines de 2008, la expectativa para 2009 era mucho menos optimista: sólo el 30% esperaba un mejor año.
Además, el informe señala que «comparando la serie histórica, la proporción actual de optimistas es una de las más altas de la década, sólo superada por el 2003, año de la salida de la crisis».
Más de siete de cada diez argentinos (71%) consideran que su actual empleo es seguro, mientras que el 38% estima que el desempleo no aumentará y el 26% piensa que la falta de trabajo irá en descenso.
Según Ibope, esta visión de 2011 que tienen los argentinos se asemeja la percepción a los habitantes de los países del grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China), precisamente se trata de estados emergentes y actualmente de gran desarrollo en el mundo.
En materia económica, sólo uno de cada cinco argentinos (21%) estima que el año próximo será peor, y el 42% afirma que no habrá cambios.
Según el Barómetro Global de Optimismo «Voice of the people – End of the year survey», sobre 53 países encuestados este año, 19 pueden ser clasificados como optimistas mientras que 34 pueden ser vistos como pesimistas.
«Es impactante notar que la mayoría de las naciones más ricas del mundo cayeron al grupo rojo (más alto por ingresos per cápita y más bajo en expectativas para 2011), mientras que el grupo verde, que integra Argentina, está compuesto por países de ingresos per cápita más bajos pero más altas expectativas», indicó la encuesta.
También hay un tercer grupo de países, el amarillo, con bajos ingresos per cápita y malas expectativas para el año próximo.
De los 53 países encuestados, 15 están en el grupo verde, 14 en el rojo y 20 en el amarillo, mientras un pequeño número de países califican para el grupo violeta (con altas expectativas y alto ingreso per cápita): Suecia, Finlandia, Dinamarca y Suiza.
¿Felicidad, sinónimo de éxito?
Si bien hay una tendencia a confundir ambos conceptos, es bueno aclarar que cuando hablamos de éxito es la búsqueda de satisfacciones, de placer a través de logros materiales y visibles, para uno mismo y para los demás.
«Mientras que la felicidad es un estado interior que también puede exteriorizarse, s un estado de alegría, armonía y plenitud, y no depende exactamente de logros económicos, políticos o mediáticos», asegura Guraieb.
La felicidad es un estado de ánimo satisfactorio que protege a la salud, sepulta la depresión y la tristeza y le brinda alegrías al corazón. Luego de tantas penas vividas en el pasado, la felicidad es el mejor sentimiento que los argentinos hoy se animan a cultivar.
La ECO-Felicidad
Por su calidad de vida, las ciudades intermedias son los mejores lugares que contribuyen a la felicidad de los argentinos.
Existen numerosas variables para medir la felicidad de la gente, y una de ellas se manifiesta en determinar cuáles son los lugares más óptimos que tiene la Argentina para sentirnos más felices.
Guillermo Velázquez, investigador del CONICET y director del Centro de Investigaciones Geográficas de la Universidad Nacional del Centro en Tandil, la felicidad también está asociada a los espacios demográficos, ya que existe una relación muy estrecha entre escala urbana y bienestar social.
A través de su investigación, Velázquez señala la dimensión socio-económica como indicador para medir la felicidad según cada región: salud, educación y vivienda, sumada a la dimensión ambiental, los problemas ambientales y el grado de atracción de los paisajes y los atractivos de tipo cultural.
«Vivir en el sur nos da una mejor calidad de vida no sólo por el nivel de ingresos, sino por otras cuestiones que tienen que ver con la presencia de los estados provinciales o de una política del estado nacional relacionada a las viviendas», explica Velázquez.
El investigador afirma que la ciudades intermedias (de 400.000 a un millón de habitantes) presentan las mejores condiciones para tener elevar la calidad de vida tales como salud, vivienda, educación y esparcimiento ambiental. Ellas son Mar del Plata, La Plata y Mendoza, entre otras.
En segundo lugar están ciudades intermedias medias (de 50.000 a 400.000 habitantes), como Bahía Blanca, Tandil y Necochea.
El tercer puesto es para las grandes ciudades (las únicas son Buenos Aires, Córdoba y Rosario) que tienen más de un millón de habitantes.
El ranking de bienestar, basado en una combinación de indicadores socieconómicos y ambientales como la tasa de mortalidad infantil y porcentaje de gente que tiene obra social.
Sobre 512 departamentos analizados en todo el país, la localidad de Punta Alta presenta el mejor lugar para el desarrollo del bienestar. Luego vienen Monte y Hermoso, Gobernador Gregores, Puerto Deseado y Comandante Luis Piedrabuena, las últimas tres, en Santa Cruz. En tanto, Vicente López es el mejor departamento que presenta Buenos Aires y se ubica en el sexto lugar.
Comentar post