La ex mandataria se sentó junto a su abogado Carlos Beraldi, con quien conversó en algunos tramos de la audiencia y se mantuvo distante del resto de los acusados, mientras escuchó la primera parte de la acusación en su contra.
La audiencia transcurrió entre las 12 y las 15 en la sala AMIA, la más amplia del edificio de los tribunales federales de Comodoro Py, y luego pasó a un cuarto intermedio hasta el lunes próximo a las 10: la ex presidenta está obligada a volver a concurrir porque continuará la lectura de la acusación.
Todos los acusados son juzgados por los presuntos delitos de «asociación ilícita y defraudación a la administración pública» a raíz del supuesto direccionamiento del 80 por ciento de la obra pública en Santa Cruz a favor del detenido empresario Lázaro Báez, durante los gobiernos kirchneristas.
La ex mandataria se ubicó en la tercera fila de imputados, dos por detrás de los detenidos Báez, Julio De Vido (ex ministro de Planificación Federal) y Carlos Kirchner (ex subsecretario de Estado y primo del fallecido Néstor Kirchner).
«Estén atentos a todo lo que van a oír y a lo que ocurra en este debate», expresó el presidente del Tribunal, Jorge Gorini, al dirigirse a los acusados luego de leer uno por uno sus nombres y ubicarlos con la mirada. Gorini se ubicó junto a sus colegas de Tribunal, Andrés Basso y Rodrigo Giménez Uriburu, mientras que la cuarta jueza suplente, Adriana Palliotti, no se presentó a la primera audiencia porque debía concurrir a otro debate oral.
Gorini anunció el inicio de la lectura del requerimiento de elevación a juicio de los fiscales que investigaron el caso, Gerardo Pollicita e Ignacio Mahiques, y casi de inmediato fue interrumpido por el abogado de De Vido, Maximiliano Rusconi.
En lo que fue el primer fuerte cruce apenas iniciado el debate, Gorini se negó a darle la palabra para efectuar un planteo previo sobre la nulidad del juicio, y el letrado respondió aludiendo a la «gravedad» del caso. El juez tuvo que pedir silencio en la sala y de inmediato comenzó la lectura de la acusación fiscal, que demandará varias jornadas.
La ex presidenta arribó al edificio minutos antes de las 12 junto a Beraldi, e ingresó por una puerta lateral sin realizar declaraciones y con solo un breve saludo con la mano a quienes la esperaban para verla. Ya en el hall de acceso a la sala fue aplaudida y saludada por dirigentes kirchneristas, y de inmediato se ubicó junto a Beraldi en asientos en la última fila de la sala, de espaldas al blindex que separa a las partes en el juicio del público.
Más adelante, en la segunda fila, quedaron sentados juntos los detenidos ex ministro de Planificación De Vido y el empresario Báez. Los restantes acusados, entre ellos, el también detenido ex secretario de Obras Públicas José López, se distribuyeron en la sala.
Del otro lado se ubicaron las querellas de la Unidad de Información Financiera (UIF) y de la Oficina Anticorrupción (OA), y el fiscal del juicio, Diego Luciani.
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