El juez de la Corte Suprema dijo que no existen muchos casos en el mundo en los que se enjuicie a genocidas como en Argentina. Fuertes críticas a Macri por sus declaraciones contra la inmigración
Luego de los históricos y esperados fallos que condenaron a los represores Jorge Rafael Videla y Eduardo Menéndez a la pena de prisión perpetua por los crímenes perpetrados durante la última dictadura militar, el juez de la Corte de Suprema de Justicia de la Nación, Eugenio Zaffaroni, consideró que Argentina «está dando un ejemplo bastante original» en relación al juzgamiento de los delitos de lesa humanidad y consideró que «no existen muchos antecedentes en el mundo» sobre sentencias a dictadores.
Uno de los juristas más reconocidos en Argentina y el mundo, Zaffaroni es miembro de la Corte Suprema desde 2003, cuando el gobierno de Néstor Kirchner dispuso una renovación profunda en el cuerpo.
La nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida habilitó la reapertura de los procesos a los militares que participaron del terrorismo de Estado durante la última dictadura. Ese paso significó el inicio de fangosos juicios que se demoraron durante años.
«Sabemos que desde que se declaró la inconstitucionalidad y la nulidad de los obstáculos legales a la reapertura de las causas hubo grupos de familiares que se quejaban de la lentitud. No es un problema de los juicios por los derechos humanos, sino un problema de nuestro proceso penal», admitió Zaffaroni.
Para el magistrado, la aplicación del Código de Procedimientos Penal en los juicios contra represores al igual que en cualquier otra causa es una demostración de la praxis jurídica.
«Advertimos que no estábamos haciendo ningún juego sino que estábamos aplicando el código como a cualquier otro ciudadano. Ahora queda claro que estábamos haciendo eso», afirmó el juez.
«Estamos dando un ejemplo bastante original. Estamos condenando y absolviendo -en los casos que sea necesario- por la Justicia Federal, conforme a la ley vigente y al código de procedimiento común. No hay muchos antecedentes en el mundo», consideró Zaffaroni.
Tomas, inmigrantes, Macri
Las tomas de predios en la ciudad de Buenos Aires y los dichos del Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, sobre la responsabilidad de los inmigrantes de países limítrofes en las ocupaciones de tierras ofuscó a Zaffaroni, quien calificó los dichos del titular del Ejecutivo
«Las declaraciones me parecen lamentables», afirmó el magistrado. «Es inaceptable echar leña al fuego» con las declaraciones, agregó Zaffaroni.
El juez de la Corte consideró que «el conflicto es más o menos inevitable» y que en toda sociedad «los que llegan se incorporan por abajo».
Y trazó un paralelo histórico: «Primero fueron los gringos, a los que se les decía «gringos de m…»; luego los cabecitas, a quienes se les decía lo mismo. Esos grupos se pudieron incorporar. Ahora pasa lo mismo con los inmigrantes de países limítrofes».
«Lo inaceptable y penoso es echar leña al fuego sobre el conflicto. Es antiético e inaceptable es tratar de fomentar esa conflictividad en beneficio de una coyuntura política. La política tiene límites éticos que hay que respetar. Más cuando las palabras pueden causar muerte», resumió Zaffaroni.
En tanto, el magistrado desmintió que entre los inmigrantes exista un alto porcentaje de ciudadanos detenidos.
«Es un prejuicio. Los delincuentes son nuestros, son argentinos auténticos. No se los atribuyamos a otros», sentenció.
Las fallas del sistema penitenciario
Una de los puntos a resolver del colapsado sistema carcelario argentino es la cantidad de presos que esperan sus condenas tras las rejas. Según Zaffaroni, el sistema nacional tiene «entre el 60 y el 70 por ciento» de los reos presos sin condenas. Si bien es el promedio de buena parte de América Latina, el porcentaje es muy alto.
«La otra alternativa es condenar sin juicio, algo que se estila en Estados Unidos. Forzar el arreglo», explicó el magistrado.
«Tenemos presos sin condenas y vamos a tener condenados sin juicio», graficó Zaffaroni. «No me gusta ninguna de las dos opciones», subrayó.
«El 50 por ciento de los presos sin condena al momento de salir la sentencia saldrá liberado porque tendrá la pena prácticamente satisfecha, o en condiciones de cumplir la libertad condicionar. Un 25 por ciento se quedará un tiempo más porque es gente que hizo cosas muy graves. Y el otro 25 por ciento, le damos la mano y le decimos disculpe», admitió Zaffaroni.
Por otra parte, el magistrado consideró muy difícil para los privados de la libertad lograr eliminar la «estigmatización social».
«Aunque después no pase nada, la estigmatización social empieza cuando la policía va a buscar a la persona a la casa -afirmó-. Las viejas del barrio empiezan a hablar, el algo habrá hecho».
«El proceso de criminalización empieza desde ese momento, y no desde el procesamiento ni de la condena, ni de la absolución. El sobreseimiento no quita la estigmatización que genera el roce con el aparato punitivo», recalcó Zaffaroni.
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