Mauricio Macri ensaya su defensa judicial y apunta a Cristina Kirchner
Mauricio está tranquilo, porque sabe que no mandó espiar a nadie, y preocupado por la catástrofe económica que viene». Un exmiembro del gabinete, que habla seguido con Mauricio Macri, definió así el estado de ánimo del expresidente.
Además de imaginar el escenario post pandemia, Macri activa su estrategia de defensa en las causas judiciales motorizadas por sectores del kirchnerismo en las últimas semanas, y que intentan vincularlo con el presunto espionaje a periodistas, empresarios y políticos desde la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) durante su gestión de gobierno.
En contacto virtual con su nuevo abogado, Pablo Lanusse, y desde su flamante casona en Martínez, Macri revisa la sucesión de causas derivadas de denuncias surgidas en las últimas horas. Pone énfasis en la que lleva adelante el juez Federico Villena , en Lomas de Zamora, en la que se investiga un presunto espionaje a políticos de la oposición y el propio oficialismo, surgidas desde un sector de la AFI que encabezaba su amigo Gustavo Arribas. Desde su entorno relativizan a esa y las otras dos causas (nacidas de un listado de e-mails encontrados en un disco rígido y fichas «ideológicas» de periodistas acreditados para el G20). «[Las causas] son de muy baja credibilidad, [destinadas] a desviar la atención de la gente, que piensa en la cuarentena y la economía. Buscan embarrar la cancha y buscar que la gente piense que somos todos iguales», afirmó un incondicional de Macri, con la mente puesta en la ex presidenta Cristina Kirchner.
En la intimidad, Macri deja trascender que «no conoce» quién es Susana Martinengo, la exsecretaria de documentación de Presidencia, a quien exespías señalan como la encargada de «recolectar» la información obtenida de seguimientos ilegales. «No estaba cerca de Macri, su oficina en Casa Rosada estaba en el segundo piso, Mauricio no sabe quién es», dicen en su entorno, y aseguran que la foto en la que se los ve juntos en el búnker de Costa Salguero, en 2015, «es una foto robada en medio de gente que se colaba y accedía al vip», el día del triunfo electoral de Macri. «Ni Marcos (Peña), ni Fernando (De Andreis) la conocen tampoco», destacaron en el entorno del ex mandatario.
El expresidente es menos enfático en relación a la responsabilidad de Arribas y su número dos, Silvia Majdalani , en los seguimientos, que según los exespías estaban a cargo de Alan Ruiz, un exfuncionario pampeano que pasó fugazmente por el Ministerio de Seguridad y recaló en la AFI. «No tiene dudas sobre el trabajo que hicieron, aunque tal vez faltó avanzar en una depuración de la inteligencia», deslizan cerca suyo. Macri, según pudo saber LA NACION, repite que todo se trata de «fotos o trucos de la línea permanente» de la ex SIDE, mientras Arribas, que tiene como abogado a Alejandro Pérez Chada -el mismo que asesora al ex Presidente en otras causas- se puso «a disposición de la jJusticia» en el escrito enviado al juez Marcelo Martínez de Giorgi, a cargo de otras dos causas que investigan espionaje ilegal. «Está en Buenos Aires, es un mito que se haya ido del país», dijo un allegado al exjefe de los espías.
En sus charlas con su abogado, Macri coincidió en que la multiplicación de causas «apunta a involucrarlo y atacar al principal partido de oposición en el país». Denunció que «cajonearon seis meses las fichas de los periodistas» y que la comisión bicameral de seguimiento de actividades de inteligencia, que preside el radical kirchnerista Leopoldo Moreau y que citó a declarar a exespías involucrados, «se transformó en una comisión investigadora que produce prueba sin autorización y no permite derecho a defensa» de quienes allí declaran.
«Si alguien violó la ley de inteligencia, que se busque un buen abogado. Pero Macri no ordenó nada de lo que se está hablando», afirmó uno de sus colaboradores.
Dividir a la oposición
Cerca de Macri sospechan de un «intento por quebrar» Juntos por el Cambio. «Todos los que fueron espiados están en el sector dialoguista. ¿No es raro?», se preguntó un colaborador del expresidente, en referencia a Horacio Rodríguez Larreta , que se presentó como querellante en la causa de Villena, María Eugenia Vidal y Emilio Monzó , entre otros dirigentes de Pro que fueron víctimas del presunto espionaje.
«Los seguimientos existieron, hay que ver si fueron cuentapropistas de la AFI o si tenían órdenes de más arriba», afirmó uno de los damnifcados macristas, que no se alinea detrás de la teoría de una confabulación ordenada por la vicepresidenta para conseguir su «impunidad».
En el foco de la contraofensiva de Macri está, claramente, Cristina Kirchner . Fuentes cercanas al expresidente aseguraron que tanto las escuchas de sus conversaciones con Oscar Parrilli como las imágenes tomadas del Instituto Patria -señaladas por la vicepresidenta como pruebas del espionaje en su contra- fueron autorizadas por la Justicia. «Las dos fueron ordenadas por el juez Villena», afirmó un referente con conocimiento de la causa de los cuadernos de las coimas.
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