Las investigaciones muestran que el entusiasmo y estrés son las dos reacciones más comunes al comenzar la escuela. Y es muy revelador que gran parte de esta respuesta emocional sea social. Los niños son aprendices sociales entusiastas y desarrollan habilidades como compartir, resolver conflictos y empatía a un ritmo rápido.
Actualmente muchos niños ya asistieron a grupos de padres y niños pequeños o a la guardería antes de comenzar la escuela. Entonces, incluso si no tienen hermanos, su cognición emocional y social ya comenzó a desarrollarse.
Pero durante los confinamientos por covid-19 se perdieron muchas oportunidades de aprendizaje social. ¿Cómo afectará esto al desarrollo de los niños y qué podemos hacer al respecto?
El juego es una parte importante de este proceso ya que implica mucho contacto físico y el desarrollo de amistades, lo que ayuda a los niños a afrontar las emociones y mantenerse mentalmente fuertes. Los investigadores todavía no comprenden totalmente las formas en que los confinamientos afectarán a los niños debido a interacciones sociales reducidas o retrasadas. Pero un estudio reciente proporciona evidencia de que la cognición social de algunos adultos se vio afectada por los confinamientos de covid-19. El estudio mostró que las personas experimentaron una reducción en los sentimientos positivos, lo que los inclinó a pensar negativamente, lo cual se relacionó significativamente con su conexión social. Los que estaban menos conectados socialmente se vieron más afectados.
Es probable que los niños sean aún más vulnerables en lo que se trata de los efectos a largo plazo de un retraso o ausencia en la interacción entre pares. Sabemos que el desarrollo del cerebro social es una calle de dos sentidos: el entorno, en este caso la interacción social entre compañeros, afecta al cerebro y el cerebro afecta a la respuesta emocional y conductual a los compañeros. La cognición social no solo es necesaria para el éxito en los entornos escolares y laborales y las relaciones personales, sino también en la “cognición caliente” en general, que es esencialmente un razonamiento emocional tomado como un todo.
Y se sabe que dicha cognición es un componente básico de la “cognición fría”, que implica habilidades como la atención, la planificación y la resolución de problemas. Por ejemplo, si los niños no pueden tener juegos creativos con otros niños, es probable que también se vean afectados el aprender a empatizar, comprometer y manejar sus emociones y el desarrollo del lenguaje y la comunicación social. De hecho, se demostró que los niños con mayor cognición social obtienen mejores resultados en la escuela secundaria.
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