La Puma a partir de 1952 representó el auténtico punto de partida del primer y explosivo auge de las dos ruedas en nuestro país; que en su momento soportó una docena de desordenados años de la mano de las cilindradas chicas y de su consiguiente carácter popular.
Sobre las «pumarolas» de 98 c.c. se opino de todo y se hizo de todo. La pasión por los «fierros» de quien fuera vicario cooperador de la parroquia San José, de Alberdi; capellán del Hospital Clínicas y asesor de la Juventud Obrera Católica, lo llevó a desoír la recomendación que le hicieran las más altas autoridades eclesiásticas de renunciar a su motocicleta «porque no era digno de él como Obispo»
Todo comenzó oficialmente el 15 de junio de 1952, pero probablemente con algunos movimientos previos en una barraca cedida de apuro. Para llegar a ella desde la Ciudad de Córdoba había que bordear el zanjón cementado de La Cañada y tomar el llamado «Camino a San Roque» es decir, la Ruta 20, que llevaba a Yocsina y luego, serpenteante en aquellos tiempos, a Carlos Paz. En el kilómetro 5,500, lado sur, estaba el conglomerado del IAME, ex Fábrica Militar de Aviones; sin duda, de extraordinario desarrollo para su época. Prácticamente al final de la calle principal de acceso, sobre el lado izquierdo y contiguo a la pista de aterrizaje estaba el lugar, que fue creciendo desordenadamente durante el resto de 1952 y durante 1953 hasta alcanzar un total de 18 barracas prefabricadas. En un primer momento funcionó como una dependencia de la Fábrica de Automóviles, dirigida entonces por el Ing. Higinio Monserrat. El organigrama de la gente destinada al tema motos era el siguiente: coexistían y se complementaban una Oficina Técnica y un Taller Experimental; ambosestaban a cargo de un mismo Ingeniero Jefe por entonces, Fernando Ariel Martín; el personal de la oficina técnica constaba de 6 dibujantes y un archivista, y del taller experimental de 3 operarios supervisados por un ingeniero. Las dependencias específicas eran mínimas, pero se contaba con el apoyo de laboratorios, talleres, máquinas y equipos del área IAME, y de personal altamente especializado y con gran experiencia, que incluso volcaba lo suyo en la «Escuela de Aprendices» del conglomerado fabril. Todo ese conjunto fue, en palabras del Ing. Franke, «el caldero que permitió el rápido desarrollo de la actividad industrial privada en Córdoba, y luego el asentamiento de las distintasplantas multinacionales» que caracterizaron a los alrededores de la ciudad capital ya a fines de esa década. No cabe duda que para la época y las circunstancias, el IAME era una especie del paraíso del desarrollo tecnológico. Pero faltaban conocimientos sobre producciones seriadas y desarrollo de productos no acronáuticos a costos competitivos. Se introdujeron modificaciones piara ajustarse a las posibilidades de la plaza. Hubo muchos problemas»de dentición» como por ejemplo con las pipas de ensamble del cuadro: la fundición de maleable necesaria no tenía la calidad requerida y se debió recurrir a la fundición nodular producida dentro del IAME. Los prototipos de 1952, con toda la documentación técnica pertinente, lo mismo que pruebas y experiencias; más la concentración de la matricería diseñada y producida con la cooperación del área técnica del IAME; más la pequeña producción de 229 (ó 235; varían las fuentes) unidades de 1953 unida a la de partes: un total de 2309 piezas era requerida para la fabricación de una
Las primeras 20 (que se armaron en galpones pequeños comprados a las fuerzas armadas estadounidenses), se entregaron a operarios que habían participado en la fabricación.
La primera serie constaba de 2.309 piezas y estaba propulsada por un motor Sachs de dos tiempos, 98 centímetros cúbicos, dos velocidades (con palanca al tanque), arranque con pedales duales (como el de las bicicletas), freno trasero contra pedal y delanteros con patines expansibles y cinta, rodado 26.
La producción inicial fue de 10 mil unidades y, hasta 1966, se fabricaron más de 100 mil.
Unas 400 motos, en promedio, salían de la fábrica por mes y se vendían a 6.500 pesos moneda nacional. El precio de las importadas de características similares partía de 9.500 pesos. Por esa razón, el producto resultó muy competitivo.
En 1956 se empezó a fabricar otro modelo que introducía modificaciones. «La segunda serie tenía un motor Sachs de dos tiempos, de 98 centímetros cúbicos y los cambios se hacían con el pie. El arranque era con pedal de patada», detalla la revista Ayeres en una edición especial de julio de 2010.
El Moto Club Puma Córdoba preparó una serie de propuestas para celebrar los 60 años de la aparición del legendario biciclo, el primero de la industria nacional. El programa comenzará mañana, a las 16, en el óvalo del Club Ciclista Velocidades, ubicado en Concejal Cabiche 125, barrio Ayacucho. Desde esa hora girará una Puma segunda serie, durante un día completo. La pilotearán los socios de la entidad organizadora, en postas de 30 minutos. Simultáneamente, se desarrollará una exposición estática con las motos de socios y coleccionistas.
La entrada será libre y gratuita.
Marcha. Por otra parte, del 6 al 9 de julio próximo está prevista una marcha en moto desde el Arco de Córdoba hasta el Obelisco porteño
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