Con un juego prolijo, compacto y efectivo, el equipo xeneize ganó por 2 a 0 el primer clásico del año; el conjunto millonario reaccionó muy tarde.
Este equipo, que tiene el sello de Julio Falcioni, superó por 2 a 0 a River, que luchó poco y mal. Y reaccionó demasiado tarde.
La nueva versión de Boca es más utilitaria, más precisa, más compacta. Llega poco y, por ahora, convierte mucho. Piensa, marca, ocupa espacios con esmero y dedicación.
River no pudo entrar casi por ningún sector. Un poco, porque a esta joven formación -Pereyra, Lanzini, Lamela- le cuesta descubrir la creación. Le pesa, por momentos, la responsabilidad. Y cuando encuentra un equipo como Boca, que se retrasa tan bien, el desafío parece complejo.
Boca se sintió a gusto con ese desarrollo y así se presentaron los goles.
Primero, una buena acción de Mouche, que derivó en Chávez. El centro encontró una jugada que pareció confusa primero, pero que Palermo terminó resolviendo -no sin dificultad- con un pase a la izquierda, para la aventura de Colazo, zurdazo violento mediante. River miró casi sin actuar.
Casi lo mismo ocurrió con el segundo tanto. Almeyda perdió un balón -le falta demasiado en lo futbolístico- y, de pronto, un centro de Clemente encontró el cabezazo goleador de Palermo. Otra vez, River pareció un fantasma en esa acción.
Antes, un envío de Lanzini chocó con el travesaño, apenas tocado el balón por García. Hubo, también, una ocasión desperdiciada por Mouche, en un juego desigual. River demostró, a medida que transcurrió la noche, que precisa una contratación rutilante. Así como está, no le alcanza. Sólo faltaron Acevedo, con molestias físicas, y Funes Mori, en el Sub 20. No mucho más.
Tuvo un par de ocasiones, en la parte final, con Lamela y Lanzini, que resolvió García, influyente en esos minutos finales con acento millonario. Pero River se entretuvo en los toques.
En cambio, Boca le demostró otra realidad. Más segura, más compacta. Hasta Palermo, poniendo la cabeza en su propia área y el cuerpo de siempre en la de enfrente -tuvo más ocasiones de riesgo, que evitó Carrizo- le advirtió a River que su camino será muy áspero. Y el de Boca, según parece, sólido y… ganador.
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