A pesar del incremento de las naftas de la semana pasada, de hasta un 7%, YPF atraviesa problemas de caja que la obligaron a extender hasta noventa días el pago a proveedores
No a los más grandes, como a Schlumberger o San Antonio, sino a empresas de servicios de mediana envergadura– e incluso diferir el pago a sus socios en algunos yacimientos compartidos. Las complicaciones financieras de la petrolera también se evidenciaron en el pago con demora del último vencimiento del IVA, por $ 150 millones, y en la cancelación de un préstamo tomado por Repsol por US$ 125 millones en agosto de 2011, que debió ser abonado con asistencia del Banco Nación.
En rigor, las desavenencias en cuanto a la solidez de la caja de YPF comenzaron ni bien el Gobierno intervino la compañía el 17 de abril pasado. Ese mismo día los funcionarios de Economía, liderados por el viceministro, Axel Kicillof –luego designado como director de YPF en representación del Estado–, se encontraron con un flujo de caja que no superaba los US$ 110 millones, a años luz de lo que proyectaban los técnicos del Palacio de Hacienda.
Terminaron de entender la gravedad de la escena financiera cuando los bancos que cubrían el descubierto de YPF por pedido de Repsol –Santander, Galicia, BBVA y Credit Swiss, entre otros– interrumpieron sus líneas de crédito a la petrolera.
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