Pese al diálogo iniciado entre el Gobierno y la oposición, los manifestantes en la plaza Tahrir de El Cairo permanecen inamovibles tras catorce días de protestas e insisten con la renuncia del presidente egipcio Hosni Mubarak. También hubo una nueva movilización en Alejandría, donde la mayoría de los que participaron eran seguidores de los Hermanos Musulmanes. Hoy volvieron a abrir los bancos.
Después de muchas jornadas de violencia y tensión, la calma reinaba hoy en Tahrir, donde todavía hay muchos manifestantes acampando, pese al principio de acuerdo alcanzado ayer entre grupos de la oposición y el vicepresidente Omar Suleimán para acabar con la Ley de Emergencia, vigente desde 1981, y enmendar la Constitución.
Más allá de algunos disparos de advertencia efectuados por el ejército, la situación anoche en la plaza Tahrir fue tranquila, según informó la agencia de noticias DPA. De todos modos, la capital egipcia amaneció hoy en calma y poco a poco parece querer retomar su ritmo habitual, con la gente transitando normalmente por sus calles y concurriendo a sus trabajos.
Los comercios y sobre todo los bancos, una de las principales preocupaciones, volvieron a abrir sus puertas y los cajeros automáticos, aunque con limitaciones, ya comenzaron a entregar dinero. La falta de efectivo se había transformado en uno de los principales inconvenientes.
Hoy también hubo protestas en el barrio Al Manyia de Alejandría, donde participaron sobre todo seguidores de los Hermanos Musulmanes. A pesar de estar prohibida oficialmente, esta organización islamista había participado ayer en una ronda de diálogo con el vicepresidente egipcio, Omar Suleiman.
Los Hermanos Musulmnanes y otros grupos opositores insisten en reclamar que Mubarak deje el poder antes de las elecciones parlamentarias programadas para septiembre próximo.
Las protestas, que comenzaron hace 14 días, también continuaron hoy en la ciudad de Al Arish, en el norte de la península del Sinaí, donde se creó un «Comité para la Protección de la Revolución».
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