«Tomé medidas para que Córdoba no sea rehén de ninguna pelea política» negó otra reforma previsional. Defendió la tasa vial y tildó de antifederales a los K. Dijo que si la Presidenta no escucha, se repetirán los reclamos en las calles
Si es cierto que existe la soledad del poder, como afirman algunos, esa sensación debe alimentarse en el amplísimo e iluminado despacho principal del Centro Cívico. José Manuel de la Sota aguarda en la cabecera de una mesa oval, de dimensiones interminables. Allí, preside las reuniones de gabinete. Lo acompañan el vocero y su secretario privado, quienes se retiran para que la entrevista no tenga más testigos que las obras de arte que adornan el lugar, en la que sobresale un cuadro del pintor cordobés Alejandro Bonome.
La música brasileña de fondo, que emana de un televisor gigante, deja traslucir los gustos personales de este habitante transitorio de la oficina de trabajo, de quien tiene la responsabilidad de gobernar la segunda provincia del país. Todo parece en orden en ese espacio. La realidad caótica de las calles apenas se asoma por una de las paredes vidriadas que da al barrio Juniors.
En una hora y media de charla, el gobernador no ahorró críticas al Gobierno nacional. También trató de enviar un mensaje tranquilizador y optimista a los cordobeses, en el balance del primer año de gestión que cumple mañana. Aunque se trata de su tercer mandato al frente de la provincia. En cada frase, De la Sota habla de “nosotros”, como reforzando la idea de que está acompañado de un equipo de trabajo. Pero no quedan dudas de que es él quien toma todas las decisiones.
Admite que 364 días atrás, cuando ingresó al nuevo edificio que inauguró de apuro su antecesor, el también peronista Juan Schiaretti, no pensó que iba a tener este nivel de enfrentamiento con la presidenta Cristina Fernández.
“No soy enemigo de los Kirchner. Incluso fui amigo de Néstor, pero la Presidenta no me dejó otro camino que recurrir a la vía judicial para tratar de cobrar lo que nos deben”, aclara de entrada, con gesto resignado. Aunque le da forma a su primera definición política: culpa al Gobierno nacional por la ruptura del diálogo.
–Aunque los cordobeses tendrán su propia lectura, ¿qué balance hace de su primer año de esta gestión?
–Con el esfuerzo de los cordobeses hemos podido cumplir con todas nuestras promesas electorales. Además iniciamos muchas obras nuevas. Esto a pesar de la deuda que la Nación tiene con Córdoba, y del fracaso de nuestros esfuerzo por encarar un diálogo constructivo.
–¿El enfrentamiento con la Nación puede afectar la gestión en el futuro inmediato?
– No, porque hemos tomado todas las medidas para que el año próximo sea mejor que este. Los cordobeses pueden estar tranquilos de que no van a quedar rehenes de ninguna pelea política. Está garantizado el cumplimiento de todos los programas para el año 2013.
–Pero debió aumentar impuestos, algo que usted siempre rechazó.
–A veces hay que tomar medidas que a uno no le gustan. Ante un gobierno antifederal que no paga lo que nos debe, tomamos decisiones que no son precisamente simpáticas. Pero la responsabilidad de un gobernante es garantizar la continuidad de los servicios, pagar los salarios y continuar con las obras. Córdoba seguirá progresando, pese a la deuda de más de 2.500 millones de pesos que la Nación tiene con los cordobeses, no con este gobernador.
–Los K lo acusan de haber hecho un ajuste con los más débiles, que son los jubilados, y no con el campo.
–Ellos tienen obsesiones. Odian a los productores agropecuarios. Se quedaron en la vieja oligarquía. Hoy, el productor es casi un trabajador más, sacando a los grandes. La tasa vial al gasoil la paga en su mayoría el campo. Tuvimos mucho cuidado con la política fiscal. Acá paga más el sector financiero, que es el más beneficiado. No ocurre lo mismo en la Nación.
–¿Analiza alguna otra reforma a la ley jubilatoria?
–No. Haber postergado por seis meses los aumentos a los jubilados fue la medida más leve que podíamos tomar, ante el incumplimiento del Gobierno. Les pedimos a los jubilados un esfuerzo por seis meses, ya que el año próximo recibirán aumentos. La otra alternativa era la que proponían desde la Casa Rosada, que significaba abandonar el 82 por ciento móvil, que en Córdoba se sigue cobrando. Los jubilados cordobeses cobran un salario promedio de 7.040 pesos, mientras que los nacionales perciben 2.500.
–¿Tiene retorno el enfrentamiento con la Nación?
–Siempre quisimos dialogar. Si me hacen una oferta concreta para pagar la deuda, que le convenga a Córdoba, firmo ya. Nunca voy a anteponer intereses políticos o personales al de los cordobeses. En vez de agredir tanto, los funcionarios nacionales deberían pagar lo que le deben a Córdoba.
–¿Los kirchneristas aseguran que usted alimenta esta pelea para posicionarse como candidato presidencial?
–Es falso. Mi primera responsabilidad es defender a los cordobeses y es lo que hago, porque para eso me eligieron.
He pedido diálogo, pero si no tengo respuesta, no me queda otro camino que recurrir a la Justicia. No esperábamos tener esta situación de ruptura con la Nación, porque no la buscamos. Pero no nos han dado otra posibilidad. Es extraño porque, generalmente, el que se enoja es el acreedor. Pero acá es al revés. Encima de que no nos pagan, se enojan y nos insultan.
–¿Por qué cree que se da esta reacción?
–Este Gobierno tiene una actitud antifederal, autista y discriminatoria. La mayoría de las provincias tienen dificultades, pero las que están alineadas con ellos tienen beneficios. Discriminan en todos los aspectos. Ocurre ahora con los subsidios a la energía eléctrica. A Córdoba le han sacado casi todos los subsidios, pero a Buenos Aires, por ejemplo, se los mantienen. En el presupuesto nacional Córdoba no existe, parece que no pertenece a este país. No digo que nos den privilegios, pero que nos den las inversiones que nos corresponden, como una de las provincias importantes.
–¿Hay riesgo de que la tasa vial sea declarada inconstitucional?
–Es absolutamente legal. Hay una equivocación medular. La Corte Suprema no tiene antecedentes sobre una tasa vial para servicios como la que nosotros creamos. Quieren asimilar nuestra tasa vial con otras jurisprudencias de la Corte en las cuales había doble imposición. Pero esa jurisprudencia está referida a tasas sobre la energía, agua potable, etcétera. La nuestra es una tasa de servicios. Lo que se recauda va a una cuenta especial que se gasta en mantenimiento de rutas y caminos provinciales. No puede usarse para construir rutas nuevas. En este caso, sí se trataría de un nuevo impuesto.
–Intendentes radicales dicen que la Provincia les debe 600 millones de pesos por coparticipación (cuestión que tomaron del edil del Frente Cívico Esteban Dómina).
–Cuando hablan con nosotros no acreditan esa deuda. Ese reclamo es periodístico. Nosotros escuchamos y ayudamos en lo que más podemos a los intendentes. No hay justificación que acredite esa deuda que dicen a través de los medios.
–¿Qué le diría a la Presidenta?
–Que escuche. Porque un presidente no puede saber de todo. En la medida que el Gobierno no recapacite y no escuche, se van a repetir las protestas callejeras. A mí no me gustan, porque soy un demócrata que piensa que el pueblo no delibera ni gobierna, sino a través de sus representantes. Pero si hay autismo y la gente recurre a la pueblada, es porque no se siente interpretada por sus dirigentes.
La sierra maestra
Aunque cuidó sus definiciones cuando habló de la Presidenta, el gobernador De la Sota no pudo evitar una chicana cuando se refirió a algunos funcionarios K, que lo tildan de ser de derecha. “Muchos funcionarios nacionales se dicen revolucionarios y viven custodiados por la Gendarmería en Puerto Madero. Pareciera que, para ellos, ese lugar es la Sierra Maestra en Argentina”.
Mensaje para Mestre
Respaldo. De la Sota aseguró que sostendrá la buena relación con el intendente de Córdoba, Ramón Mestre. “Ayudo en todo lo que puedo a Ramón. Quiero que le vaya bien a su gestión, porque así les irá bien a todos los cordobeses. No puedo opinar sobre su gestión, pero sí expreso mi intención de ayudarlo y de querer que le vaya bien”.
Fuente: La Voz del Interior
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