Diez años después, De la Sota tiene la misma intención de voto y problemas similares, el gobernador de Córdoba quiso ser presidente de la mano de Duhalde, pero no logró pasar el 5% de adhesiones
Una década después, con millones invertidos en publicidad y tres elecciones provinciales ganadas, no sube en las encuestas nacionales y no logra ser reconocido como referente anti-K. Los números y los problemas de ayer y hoy.
A diez años de su primer intento presidencial, el gobernador José Manuel de la Sota se topa en su nueva aspiración nacional con similares dificultades para seducir al electorado, y numéricamente anclado en el mismo (escaso) nivel de intención de voto que una década atrás.
En julio de 2002, De la Sota, respaldado por el entonces presidente provisorio Eduardo Duhalde, lanzó su precandidatura para las internas del PJ (que a la postre se suspendieron), de cara a las elecciones presidenciales que se realizarían el 23 de abril del año siguiente. La postulación arrancó débil de entrada y terminó sin que el postulante moviera el amperímetro en los sondeos. No sedujo como alternativa a su ex socio, al ex presidente Carlos Menem, ni convenció como el dirigente que iba a sacar al país del caos de entonces.
Diez años después, un De la Sota de 63 años está en plena faena para instalarse como candidato presidencial, para lo cual elige presentarse como principal opositor al kirchnerismo y versión “dialoguista” del oficialista PJ. Pero con tres elecciones ganadas en una de las provincias consideradas “grandes”, millones gastados en publicidad para promocionarse en todo el país, decenas de entrevistas en los canales televisivos opositores al Gobierno nacional y un discurso cada vez más volcado a la derecha del espectro político, las encuestas, hasta el momento, replican la misma debilidad de 2002.
Comparaciones
Poco antes de lanzarse como el candidato de Duhalde, una encuesta de la consultora Equis, de Artemio López, de la segunda semana de julio de 2002, ubicó al cordobés penúltimo entre doce candidatos a jefe de Estado, con un 1,8% de intención de voto en Capital y Gran Buenos Aires. Seis meses después, De la Sota tuvo que declinar la postulación: los sondeos le otorgan un 5% de adhesión, detrás de Carlos Menem, Adolfo Rodríguez Saá, Néstor Kirchner y Elisa Carrió. Entre los votantes cordobeses tampoco le iba bien. Un sondeo del Centro de Investigaciones de Estadística Aplicada (Cinea), de la Universidad Nacional Tres de Febrero, provincia de Buenos Aires, realizada en diciembre de 2002, le otorgaba una adhesión del 4,9% en la provincia que gobernaba por primera vez. Fue tan mala su performance que, por aquellos días, trascendió una frase irónica de su mentor Duhalde, repetida por un consultor político de confianza: “El ‘Gallego’ medía bajo cero, con sus números te morías de frío”.
Hoy, pese a que es considerado uno de los dirigentes más experimentados del PJ, se mantiene el frío. En agosto pasado, un estudio a nivel nacional del consultor Ricardo Rouvier le dio a De la Sota un 4% de intención de voto, con una proyección máxima del 7%. Días atrás, un trabajo de Manuel Mora y Araujo, estableció que, a nivel nacional, De la Sota tiene una imagen negativa del 47%, contra una positiva del 19%. Además, no aparece en los primeros cinco puestos en intención de voto para presidente 2015.
A nivel provincial, el titular del Ejecutivo tampoco suscita confianza como referente nacional ni es considerado como principal opositor al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Ése, el de líder anti-K, es el perfil que el mandatario quiere imprimirle a su candidatura nacional, como en 2002 quiso mostrarse como antagónico a lo que representaba Menem, del que había sido aliado. Pero según Managment & FIT, sólo el 5,1% de los cordobeses ve a De la Sota como principal opositor a la Nación.
De ayer
Más allá de los números, están los conceptos de los electores. En diciembre de 2002, la consultora brasileña Sintese, Pesquisa e Análise realizó un estudio cualitativo nacional sobre las elecciones presidenciales de 2003 en la Argentina. El capítulo IV del informe habla de De la Sota, de quien afirma que “no es una referencia nacional en política, más allá de las fronteras de su provincia”. “Entre todos los candidatos, parece ser el más identificado con la idea de ‘más de lo mismo’, dice el estudio, que habría sido contratado por el equipo de campaña del postulante. Además, los consultados cuestionan las características personales del cordobés, dicen que no es un “líder” ni un “articulador o un político que sume” y hasta se le reprocha la “traición” a Rodríguez Saá, quien renunció a su breve presidencia cuando los gobernadores le quitaron el apoyo.
A hoy
Dos consultores políticos que hablaron con LA MAÑANA, admitieron que De la Sota no crece como posible candidato presidencial. Manuel Mora y Araujo afirmó que “el problema (del mandatario provincial) es de comunicación: cómo la gente posiciona al candidato en sus percepciones, qué registra de su mensaje, qué le llega y qué no le llega”, dijo. Según el especialista en comunicación política, De la Sota “es hoy un referente nacional”, pero aclaró que “de ser un dirigente a ser un candidato con posibilidades, hay una distancia” (ver aparte).
El cordobés Mario Riorda, ex decano de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Córdoba, destacó que, mientras más conocido nacionalmente se hace De la Sota, “aumenta más la negatividad que la positividad” de las opiniones acerca de él. Además, consideró que tiene una “imagen frágil”, consolidada más “por la confrontación con el Gobierno nacional que por sus propios méritos” (ver aparte).
El informe de los brasileños
Una década atrás, el informe de Sintese aseguraba que “la posible candidatura de De la Sota a presidente no es vista con buenos ojos. Si no consiguió tener éxito en el gobierno de su provincia, ¿cómo va a solucionar los problemas de su país?”, desliza.
La encuesta cualitativa decía que “no sólo su actuación en Córdoba es cuestionable, sino también sus características políticas y personales”. Los electores consultados afirmaron que, de los posibles candidatos justicialistas, él es “el menos preparado, decidido y firme”. De la Sota “no es identificado como un líder ni considerado una persona carismática, no es un articulador o un político que sume”.
Aunque el estudio de la consultora brasileña consignaba que algunas opiniones destacan la “persistencia” del cordobés, también remarca en Córdoba que es visto como “una persona extremadamente ambiciosa” y “que luchó tantas veces para llegar al Gobierno de Córdoba por amor al poder y no porque piense en la provincia o en la población”. “Ahora, la intención de De la Sota, para estos cordobeses, es llegar al poder máximo de la Nación. Para eso quiere llegar a ser presidente”, señalaba la encuesta. La mirada de los sondeados se ponía más crítica aún: “Fue un traidor por no ayudar a Rodríguez Saá en aquel momento, porque pensaba en rivalidades políticas en lugar de pensar en la situación que sufría el país”, finalizaba el estudio.
Fuente: La Mañana
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