En medio de rumores, el dólar blue llegó hasta los $ 8,75, ayer aumentó 48 centavos y crece la brecha con la cotización oficial
La Presidenta reunió en Olivos a parte del equipo económicoEl precio del dólar para las operaciones en negro registró en las últimas horas su mayor incremento porcentual del año. En apenas tres días se encareció a un ritmo comparable al que lo había hecho hace 17 meses, cuando, a poco de ganar las elecciones, el Gobierno implantó el cepo cambiario. Y similar al que experimentó hace 8 meses, cuando el Banco Central (BCRA) finalmente oficializó que la venta de divisas para atesoramiento había quedado «suspendida».
La cotización para la venta cerró ayer a un promedio de $ 8,75, según el relevamiento de la agencia Reuters, en un día pródigo en rumores que se potenciaron cuando trascendió que la presidenta Cristina Kirchner, a poco de arribar de Roma, había convocado a una inusual reunión cumbre en Olivos, de la que participaban anoche el ministro de Economía, Hernán Lorenzino; el viceministro, Axel Kicillof, y la presidenta del BCRA, Mercedes Marcó del Pont.
La cotización del blue avanzó ayer otros 48 centavos que, sumados a los 19 de la rueda previa y los 9 de la anterior, implican un alza de 75 centavos (9,5%) desde el momento previo a la implantación de las últimas medidas con que la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) busca desalentar los viajes y gastos en el exterior. Aun así, nadie se atreve a ponerle un techo.
La escalada del paralelo se espiralizó en momentos en que las reservas profundizan su tendencia bajista: ayer quedaron a un paso de perforar los US$ 41.000 millones (cerraron en 41.003 millones, según el BCRA) para ubicarse en niveles que no mostraban desde comienzos de junio de 2007.
Aun si se considerara que esa tenencia se estancó, un dato que no pasa desapercibido para el mercado es que, a diferencia de aquel entonces, la cantidad de pesos en circulación en la economía se multiplicó por 3,55 veces. Para el economista Miguel Kiguel, es uno de los componentes que dan lugar a este proceso de «huida del peso».
Lo cierto es que el precio del dólar en el floreciente mercado negro no registraba saltos semejantes desde principios de noviembre de 2011 cuando, cinco días hábiles después de haberse impuesto cómodamente en las elecciones, el Gobierno generó un férreo sistema de control de operaciones de venta de divisas a minoristas y le confió a la AFIP un derecho de admisión que, de allí en más, manejó de manera poco transparente y discrecional. En ese entonces le tomó 72 horas trepar 10,5 por ciento.
Ni desde que, hacia el final de la primera semana de julio de 2012, el Banco Central (BCRA) se decidió finalmente a sincerar que la AFIP mantenía bloqueadas de hecho todas las ventas a individuos al resolver que las compras para atesoramiento quedaban atemporalmente «suspendidas», con lo que sólo se mantenía activa la ventanilla para comprar a valor oficial en caso de viajes al exterior. Entonces subió en pocos días de $ 5,95 a 6,61 (11%).
Ahora que mediante «devaluaciones fiscales» el Gobierno intenta entorpecer también el acceso a esa ventanilla, la reacción del mercado se repitió. «Es de manual. A más cepo, el dólar que se mantenga accesible será más caro», repiten los habitués del microcentro porteño sin mostrar un ápice de sorpresa por la escalada del billete.
Muchos de ellos se sienten en un verdadero déjà vú. «Es volver a los 80», dicen, algo resignados, pero dejando escapar también cierta cuota de excitación, ya que se remiten a tiempos en que muchos de ellos hicieron muy buenos negocios.
La reminiscencia no se ve nada caprichosa. Incluye una elíptica alusión a un desenlace que, en el mercado, juzgan cada vez más probable: que la corrida (visible en el resto de los canales financieros, como acciones y bonos, que se mueven desde hace meses según los vaivenes del dólar) termine en un desdoblamiento cambiario con un dólar comercial barato (el oficial actual) y otro financiero y caro.
La ola de rumores que surcó el mercado ayer y la cumbre convocada al atardecer por la Presidenta en Olivos no hicieron más que incrementar la incertidumbre y realimentaron las apuestas en torno a la inminente aparición de nuevas medidas.
Fuente La Nación
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