Más de lo que se imagina
PIERSON, Florida – Benito Baca y Tony Ramos trabajaron en plantaciones de helechos de Pierson desde que tenían cinco años. Hijos de inmigrantes mexicanos, luego de ir a la escuela cortaban las ramitas usadas en los bouquets.
Si uno se demoraba, el otro lo ayudaba, para que pudiesen llegar a tiempo a la práctica de béisbol, relató Baca, quien recuerda el trabajo bajo la lluvia y el frío. Dijo que en verano, los tendidos que dan sombra a los helechos aumentaban la humedad del ambiente.
«Era tan húmedo que empezabas a sudar de inmediato. Te costaba respirar», señaló Baca, quien hoy tiene 31 años.
En la actualidad, ambos sudan en sus propios negocios. Baca y Ramos son parte de un creciente número de hispanos que dejaron atrás sus tiempos de peones y hoy operan sus propias empresas.
Baca abrió hace un año una compañía que instala sistemas de irrigación en viveros.
Ramos, también de 31 años, tiene desde el 2005 un pequeño vivero en Pierson donde vende setos y arbustos a compañías que diseñan jardines y a mayoristas.
«Hay muchos más hispanos con empresas propias de lo que la gente se imagina», expresó Ramos, quien el año pasado se postuló sin éxito a concejal en una ciudad como Pierson, poblada mayormente por propietarios de plantaciones de helechos de raza blanca.
Los rostros del campo están cambiando
Los hispanos tienen las mayores tasas de crecimiento entre los granjeros nuevos en el país, seguidos de los asiáticos, según Tirso Moreno, coordinador general de la Asociación de Trabajadores de Granjas de Florida.
Florida tiene más de 3,100 granjas y otras operaciones relacionadas con la agricultura en las que los hispanos son los principales socios. Representan el 7% de las 47,000 granjas del estado, según datos del censo de agricultura del 2007, que son las cifras más recientes del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Moreno dijo que la mayoría de los hispanos operan pequeños viveros y campos de helechos, o cultivan frutas y vegetales, como tomates.
La cantidad de granjas hispanas probablemente aumenta al paso del incremento de la población de ese origen, de acuerdo con Sterling Ivey, del Departamento de Agricultura de la Florida. Los hispanos representan hoy el 21% de la población del estado, comparado con el 15% de hace una década.
Muchas familias de inmigrantes, especialmente las de México y Centroamérica, tienen firmes raíces campesinas, y ello explica en parte el aumento en la cantidad de operaciones manejadas por hispanos, dijo Moreno.
Paralelamente, la cantidad de granjeros blancos, que tradicionalmente controlaron la agricultura en la Florida, disminuyó un 10% entre el 2002 y el 2007. Muchos se jubilaron o vendieron sus empresas a grandes corporaciones. Sus hijos ya no quieren mantener el negocio familiar y se van a estudiar o buscar trabajos mejor pagados en las grandes ciudades.
«Esto ofrece oportunidades a los inmigrantes hispanos», señaló Moreno.
Los hispanos ayudan a fortalecer y diversificar el sector agrícola, manifestó Mickie Swisher, profesor asociado de agricultura sustentable en la Universidad de la Florida. Los granjeros hispanos le ofrecen al consumidor alternativas a los grandes supermercados y abastecen cooperativas de productos alimenticios, granjas de la comunidad y mercados de productos agrícolas, indicó Swisher.
«Es una tradición estadounidense el tener muchas opciones», expresó.
Ajíes, nabos y verduras
Los granjeros de grupos minoritarios trajeron nuevas frutas y vegetales al mercado estadounidense. Por ejemplo, nabos y distintas variedades de ajíes y de verduras.
Swisher, director del Centro de Agricultura Orgánica, hizo un estudio para el Departamento de Agricultura de Estados Unidos de las necesidades de los pequeños agricultores hispanos. Se enfocó en California, Florida, New Mexico, Texas y Puerto Rico, donde hay una mayor concentración de granjeros hispanos.
Si bien estos granjeros eran mayormente hispanos de segunda generación y hablaban bien inglés, dijo Swisher, no estaban al tanto de los subsidios y otros recursos del gobierno disponibles.
Hay varios programas para granjeros hispanos específicamente, señaló Ivey, incluido el Hispanic American Outreach Program, que asiste a los granjeros en casos de desastres naturales y con préstamos.
El gobierno nacional no informa adecuadamente a los hispanos sobre los recursos que tienen para cuando comienzan a operar, quieren expandirse o enfrentan dificultades, según Rudy Arredondo, presidente de la Asociación Nacional de Granjeros y Hacendados Latinos (National Latino Farmers and Ranchers Trade Association).
Su organización, creada hace una década, cuando la cantidad de granjeros hispanos aumentó un 52%, trata de cambiar eso. Arredondo ayudó a redactar la Ley Agrícola del 2008, que asignó más dinero a esos granjeros. En noviembre, su agrupación recibió un subsidio de $300,000 del gobierno para mejorar el acceso de los hispanos a programas federales.
Baca y Ramos dicen que no estaban al tanto de la asistencia disponible.
Baca agotó sus ahorros y el crédito de sus tarjetas cuando abrió su negocio.
Tony Ramos consiguió préstamos de bancos privados para abrir su vivero en dos acres (0.81 hectáreas) de tierra de su padre. Hoy el vivero tiene cuatro acres.
Ramos, quien sacó un título en ciencias políticas en la Stetson University, trabajaba en el vivero Bunnell cuando decidió probar fortuna por su cuenta. Durante un tiempo después de abrir su propio vivero, siguió trabajando en Bunnell, hasta que esa operación dejó de funcionar el año pasado.
Baca y Ramos dice que de niños aprendieron una ética laboral que los ayuda a salir adelante ahora. Esperan que otros hispanos abran también sus propios negocios.
«Me alegro de que la gente que lleva tanto tiempo trabajando en esto se esté dando cuenta finalmente de que es algo que pueden hacer por cuenta propia, no trabajando para otros», comentó Ramos.
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