Pastas frescas suben 17,5% y la industria no descarta “lock out”. Las fábricas cordobesas denuncian que están al borde de la asfixia financiera. Sufren suba de costos y los híper no les aceptan aumentos. Amenazan con cesar la provisión
Los fabricantes de pastas de Córdoba aplicarán desde hoy a sus listas de precios una suba del 17,5 por ciento. El ajuste fue consensuado por los socios de la Cámara que agrupa a los 242 fabricantes de pastas que existen en la provincia, entre industriales y artesanales. De esta manera, el kilo de tallarines artesanales rondará los 26 pesos y los industriales, 21 pesos.
Su implementación pone en un brete al sector frente al supermercadismo, que –con precios congelados– se resiste a recibir listas de precios con aumentos.
“Nos deja presos de esas decisiones políticas que sólo favorecen a los más grandes, somos el jamón del sándwich, porque no formamos precios y estamos al borde del ahogo financiero”, indicó Aldo Ferreyra, titular de la entidad. El empresario aseguró que los industriales locales no descartan realizar, en los próximos días, un lock out patronal, que consistiría en suspender las ventas 24 horas y hasta podrían pedir el procedimiento preventivo de crisis.
La razón para el ajuste radica en la suba de los insumos. Según detalló Ferreyra, la harina subió 41 por ciento entre noviembre y enero y, desde febrero hasta ahora (pese a la vigencia del congelamiento de precios), otro 11 por ciento.
Los lácteos subieron seis por ciento, los envases de cartón corrugado y polietileno, nueve por ciento; los huevos, 30; las especias, seis por ciento; energía 9,8; margarina, el 11 por ciento; la seguridad, seis, y otro tanto la logística y el papel.
Para la entidad, el sector ya atraviesa una grave asfixia financiera, al punto que de las 173 empresas que tienen obreros y pagan cargas sociales (el resto, son familiares), apenas 17 firmas han abonado las cargas sociales, muchas correspondientes recién a noviembre y diciembre. “No estamos financiando con esos fondos, la estamos pedaleando sin pagar impuestos”, admitió Ferreyra.
Vender es perder. Ferreyra reforzó la dicotomía que atraviesa el sector. “Los oligopolios suben el precio de las materias primas que nosotros demandamos, y el Gobierno quiere disimular esas subas y acuerda con los supermercados”, cuestiona.
Para la Cámara, hagan lo que hagan, salen perdiendo. “Si vendemos en las grandes superficies, perdemos sumas grandiosas. Y si no vendemos porque no nos aceptan la suba de precios, nos copan el mercado otras industrias que entregan lo básico y ponen en riesgo nuestra fuente de trabajo”, agrega Ferreyra. Sostiene que las grandes industrias compiten en híper y súper entregando sólo tallarines, ravioles y discos de empanadas y que cuatro fábricas locales ya dejaron de venderles. En Córdoba, el 35 por ciento de la producción de canaliza en la grandes superficies.
Otra estrategia, que adoptó una reconocida marca no cordobesa, fue la de achicar el gramaje: mantienen el precio pero en vez de 500 gramos de fideos, traen ahora 400. Reconoció que eso no sería aplicable en Córdoba porque hay fábricas que tienen stock de envases por un año, que quedarían inservibles.
El pan, en espera. La suba de la harina impacta también en otros sectores, como el pan. Néstor Romero, del Centro de Panaderos, reconoció que la última suba fue a mediados de enero, aunque admitió que esperarán que se defina la paritaria para resolver un ajuste.
Fuente: La Voz
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