Máxima y Guillermo ya son reyes de Holanda. Beatriz abdicó en favor de su primogénito y su esposa argentina; los flamantes monarcas saludaron desde el balcón junto a sus hijas a miles de personas que los ovacionaron desde la plaza Dam
AMSTERDAM.- En un clima de jolgorio y emoción, Holanda recibió hoy a sus nuevos reyes. Beatriz dejó en manos de su primogénito, Guillermo Alejandro, la jefatura del Estado de los Países Bajos junto a su mujer, la argentina Máxima Zorreguieta, en medio de una fiesta naranja que los acompañará durante todo el día.
A las 10, la reina Beatriz llegó al Palacio Real acompañada por Guillermo, Máxima y las tres hijas del matrimonio, de las cuales la más grande, Amalia, de nueve años, se convirtió minutos más tarde en la heredera al trono. En un breve pero emotivo acto en el salón de Moisés, la reina Beatriz firmó el acta de abdicación, un documento en el que también pusieron su rúbrica su hijo y su nuera.
Guillermo Alejandro se convirtió así, a los 46 años, en el monarca más joven de las monarquías europeas y en el primer rey de Holanda desde 1890.
«Hoy dejo sitio a una nueva generación. Mi hijo asume la responsabilidad de esta nueva función», dijo en un breve discurso Beatriz, que volvió a ser princesa de los Países Bajos con tratamiento de alteza real después de 33 años de reinado.
La firma del acta de abdicación se produjo ante la pintura mural «Moisés elige el consejo de los setenta ancianos», adquirido en 1737 por Jacob de Wit.
Además de los protagonistas, estuvieron presentes y firmaron el acta el primer ministro de Holanda, el liberal Mark Rutte, los presidentes del Senado y el Congreso de los Estados Generales de los Países bajos, al igual que los ministros, el vicepresidente del Consejo de Estado del Reino, diputaciones de Aruba, Curaçao y Sint Maarten y los demás miembros de la familia real.
Con rigurosa puntualidad, a las 10.30, Beatriz y los flamantes reyes salieron a saludar al balcón del Palacio Real que da a la céntrica plaza Dam, donde los esperaban cerca de 25.000 personas.
Mientras saludaba a las miles de personas que desde la madrugaba esperaban la ceremonia, Beatriz se mostró muy emocionada, y recibió la contención de su nuera, también con lágrimas en sus ojos.
«Les presento a su nuevo rey: Guillermo Alejandro», dijo Beatriz, de la mano de la reina consorte.
«Querida madre, hoy he tomado el relevo del trono y te estoy agradecido, inmensamente agradecido por todos estos años», dijo el nuevo rey, y les agradeció a los holandeses «en nombre también de la reina [en referencia a Beatriz], por todo el apoyo y la confianza».
Tras esas palabras, y después de mirar con cariño y nostalgia a los presentes, la madre del rey se retiró del balcón para abrir paso a las tres hijas del matrimonio -Amalia, Alexia y Ariane-, que aparecieron sonrientes y sorprendidas, con el mismo vestido amarillo y un tocado del mismo color. En una de las imágenes del día, los cinco saludaron por unos minutos desde el balcón, rodeados por una fuerte ovación.
La reina Máxima vistió para esta ceremonia un vestido en tonos «nude» con cuerpo de escote drapeado, falda plateada y mangas abullonadas. Además, llevaba el pelo recogido en un moño bajo.
La ceremonia de investidura tendrá lugar cerca de las 14 (9 de la Argentina) en la Iglesia Nueva, donde acudirán todas las delegaciones reales invitadas, incluida una treintena de príncipes herederos.
Guillermo Alejandro no será coronado, en el sentido literal, ya que los reyes de Holanda nunca llevan corona a lo largo de su reinado, pero sí portará el manto real sobre un frac negro con corbata blanca.
Los siguientes eventos son una recepción en el Palacio de Amsterdam y, mientras que cae el sol, los nuevos reyes de los Países Bajos realizarán una travesía real por las aguas del río Ij, tras la que asistirán con sus invitados a una fiesta de música electrónica en el Muziekgebouw aan’t Ij, en la que el famoso DJ Armin van Buuren interpretará, con una orquesta local, el Bolero, de Ravel.
Desde anoche, las calles de Amsterdam rebosaban de gente y empalagaban con su color naranja, en honor a la casa real Oranje-Nassau. Ya desde la madrugada se instalaron en el centro histórico de la ciudad vendedores con camisetas naranjas, sombreros y estolas de pluma. Los tranvías estaban decorados con banderas naranjas y banderas holandesas, al igual que muchos de los botes que pasaban por los antiguos canales de la ciudad.
El espacio aéreo sobre Amsterdam se cerró ayer y permanecerá así por tres días. El amplio operativo de seguridad incluye además hasta 10.000 policías, algunos de los cuales inspeccionaron ayer la plaza Dam en busca de explosivos con la ayuda de agentes alemanes con perros entrenados.
En total, para todo el día, se espera a por lo menos 800.000 visitantes, sumado a los millones de personas que sigan la transmisión alrededor del mundo.
Hoy es el último Día de la Reina, pues desde al año próximo el día nacional se celebrará coincidiendo con el cumpleaños del nuevo monarca, el 27 de abril.
Anoche, la reina Beatriz se despidió de las casas reales reinantes en el mundo y de las instituciones holandesas e internacionales con una cena de gala en el Rijksmuseum de la capital del país.
Entre los invitados destacaban el príncipe Carlos de Gran Bretaña y su esposa Camilla, el príncipe Felipe y la princesa Letizia de España, así como el príncipe heredero de Japón Naruhito y la princesa Masako.
Con sus últimas palabras como reina, Beatriz -que anunció su intención de abdicar en enero pasado- quiso rendir un homenaje a su marido, el príncipe Claus, fallecido en 2002, y del que dijo que casarse con él fue su mejor «decisión». Además, instó a su pueblo a apoyar a su hijo.
Agencias EFE, AFP y AP.
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