Una vida pasada por agua. Jorge Melfi. Llegó a Córdoba hace 60 años. Hoy, con más de 80, sigue trabajando para la natación, deporte en el que brilló como ninguno.
A comienzos de la década del ’50, el Gran Córdoba (con sus 380 mil habitantes) empezaba a transformarse en un polo fabril. El Gran Buenos Aires (con sus más de cuatro millones y medio) arrancaba la era de la imagen con la fundación, un año más tarde, del canal estatal.
A mediados de 1950, un jovencito que apenas superaba los 20 años tomaba una de las decisiones más trascendentales de su vida. Jorge Melfi dejaba Buenos Aires para radicarse definitivamente en Córdoba.
El nadador de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (Geba) cambiaba de escenario, pero empezaba a escribir gran parte de la historia de la natación cordobesa.
«Llegué a Córdoba el 1 de junio de 1950, junto a Enrique Yantorno y Roberto Tulisse (gimnasia en grandes aparatos). Los tres siendo jóvenes, hace 60 años, un día decidimos buscar nuevos horizontes. Fui el primero en decir: me voy de Buenos Aires. Allá no me podían creer, nadábamos para Geba», recuerda a Día a Día Jorge Melfi.
Su mirada parece trasladarlo en el tiempo. Su memoria está invadida de hermosos recuerdos de otras épocas. Continúa el relato: «Entré a nadar por primera vez, en aquel entonces, en la pileta de Juniors».
Allí, en la entidad alba despuntaba el vicio. Seguía perfeccionando su estilo crol y tratando de vencer la barrera del tiempo, del minuto que tardaba en recorrer su prueba. Hasta que un día la rutina cambió: «Me cansé de nadar solo y empecé a ir, invitado por el director de la pileta del Parque Sarmiento, a nadar allá», cuenta ante la atenta mirada de su esposa, Niní.
Y sigue: «Él me quería tener allá para hacer exhibiciones de nado. Pero con el tiempo llegué a estar de encargado y ahí tengo un historial muy grande».
Buenos recuerdos. Sus primeros años en Córdoba transcurrieron en el Parque Sarmiento. Miles de niños disfrutaron de las bondades de la pileta y la natación, pero no sólo ellos llenan de buenos momentos la memoria de Jorge.
«Lo que más recuerdo de esas épocas son las travesuras de los animales del Zoo, que se escapaban y se iban a la pileta. Como el oso polar que cada dos por tres lo teníamos ahí. O cuando venían los encargados a pedirnos que le diéramos agua porque Felipe estaba a los panzazos. Felipe era el hipopótamo y tengo buenos recuerdos de aquella época», dice.
Y agrega: «Los domingos hacíamos shows de saltos ornamentales, carreras. El año pasado el actual intendente (Daniel Giacomino) me dio un reconocimiento por mi trayectoria en la pileta del parque».
Pero no todo pasaba por la pileta del parque, Melfi además era empleado del Ferrocarril Belgrano. Trabajaba en la oficina de personal, pero también le dedicaba tiempo a otras de sus pasiones: «Tenía alumnos particulares porque a mí siempre me gustó la especialización en la disfunción pulmonar. Muchos médicos, entre ellos el doctor Halac padre, me mandaban pacientes para recuperarlos del clásico pecho de pollo o asmáticos. Los recuperaba con gimnasia respiratoria».
Jorge dedicó, y lo sigue haciendo, toda su vida en pos de la natación. Así llegó a la pileta cubierta de la Asociación Cordobesa de Volantes (ACV), donde además fue profesor de gimnasia.
Grandes momentos. Su vida parece plagada de buenos momentos. Quizá, porque él mismo los haya forjado. Tal vez porque le ha dado tanto a la natación, que la disciplina se lo fue devolviendo poco a poco.
Uno de los momentos que guarda con emoción es la posta histórica desarrollada en el marco del desafío José Pepe Meolans y el brasileño Fernando Xuxa Scherer.
El 21 de octubre de 2003, la pileta del Jockey Club reunió a gran parte de la historia de la natación cordobesa y allí estuvo Melfi junto a la belvillense Vicky Garrone, la pampeana radicada en Córdoba Alicia Barranco, los hermanos Andrés y Pablo Minelli.
«Lo recuerdo profundamente. Me acuerdo de los aplausos de la gente, faltando unos 15 ó 20 metros yo iba nadando mi estilo muy suavemente e hice una repetición rápida de piernas como para pegar un impulso, tomé velocidad y llegué al final. En aquel momento un periodista que tenía Bucor me hizo un correo muy emocionado y me dijo que realmente esa noche yo había robado los aplausos y eso me quedó muy grabado», cuenta.
Y continúa: «Cuando levanté la vista lo vi a Raúl Meolans (el padre de José) y a Georgina (Bardach) parada, sonriendo a un costado de la tribuna. Ése fue el mejor regalo».
Hablar con él contagia, llena de energía. A los 83 años sigue buscando innovar, sigue acercándose a los jóvenes para contagiarles ese empuje que lo caracteriza.
Así empezó en 1998 con la natación Máster y así, en 2008, comenzó a gestar la organización de maratones acuáticas en distintos puntos de la provincia.
«En 1998 me incorporé al Círculo de la Fuerza Aérea y ahí empezamos con esto de los máster. Después pasamos por Bucor, Atenas, volvimos a Bucor. Actualmente soy capitán del equipo de Academia Natación Córdoba, con licencia nacional master».
Por estos días, a pesar de los problemas de cadera que lo aquejan y con varias operaciones en su haber, colabora intensamente en la organización de competencias de aguas abiertas en distintos ríos y lagos de la provincia.
«No me puedo quedar quieto, no tengo límites», concluye.
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La vuelta de Del Río
Por la vida de Jorge Melfi pasaron muchas personas que dejaron huellas, que marcaron a fuego distintas etapas. Aunque él se encarga de aclarar que fueron muchas y que no quiere quedar mal con nadie (por si la memoria le juega una mala pasada).
Graciela del Río, famosa por haber sido tapa de la Revista El Gráfico cuando con sólo 16 años obtuvo un triunfo histórico en el Sudamericano de Guayaquil 1964, fue una de ellas.
Ella fue la primera cordobesa que obtuvo el título sudamericano (400 metros libre). Además fue múltiple campeona argentina.
«Mi pasión es hacer retornar a los nadadores, a aquellos que han dejado la natación después de tanto tiempo, como Graciela, 34 años fuera del agua. Con ella me llevó siete años convencerla para que vuelva», contó Jorge.
Y continuó: «Después me di el gusto con ella de que fuéramos a correr en el Campeonato Mundial de Alemania en 2000».
La nadadora fallecida hace unos años atrás se inició a los cinco años y desde los 14 formó parte de los equipos argentinos.
En la natación master marcó numerosos récords argentinos y sudamericanos. En esta última etapa (unos tres años) compartió pileta con Jorge Melfi.
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La ofrenda de Meolans
Son dos grandes del deporte. Cada uno desde su lugar. Ambos guardan hermosos recuerdos y un profundo respeto. Coinciden en muchas cosas, entre ellas con sus iniciales: JM. José Meolans y Jorge Melfi.
Pepe se presentaba en Río Cuarto y Jorge estaba allí. Cuando terminó la competencia, el hombre más joven tuvo un gesto que todavía hoy llena de orgullo al que ya está entrado en años. Meolans se sacó su gorro y se lo regaló a Jorge.
Pero no fue el único trofeo. Melfi guarda celosamente los dos, uno blanco y otro negro, que lucen el apellido del nadador que abrió las puertas al mundo de esta disciplina en Argentina.
Junto a José, Georgina Bardach ocupa otro sitial de honor y Melfi no deja de reconocerlo.
«Hay admiración de las dos partes. Ellos me dieron su cariño y yo se los devolví con mi vida en la natación», explicó Jorge Melfi.
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Perfil: Jorge Melfi
» Nació el 28 de septiembre de 1928, en Buenos Aires.
» Ex-nadador de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires.
» Ganó innumerables títulos argentinos. Ganador de diversas maratones acuáticas en la provincia de Córdoba. Participó en campeonatos sudamericanos, latinoamericanos y Mundial.
» Fue integrante de la posta Histórica-Desafío Meolans/Scherer: Garrone-Barranco-Andrés y Pablo Minelli-Boretto-Melfi-Espejo Pérez.
» Recibió la distinción de la Federación Internacional de Educación Física a la trayectoria en Jesús María.
» Es el coordinador por la FCN del Programa Master de Natación en el Centro de Alto Rendimiento Deportivo.
» Distinguido por trayectoria en pileta Parque Sarmiento.
» Nadador master Categoría «L» (80 a 85 años).
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Opinión:Es un gran motivador
Por Gonzalo Frutos. Nadador de aguas abiertas.
A Jorge le gusta ayudar a las personas a las que les falta algo. Hace un tiempo yo estaba muy cansado y dejé de nadar un poco.
Por él hoy estoy nadando. Él me consiguió un sponsor. Me ayuda, me llama, me motiva, me manda mails, me pregunta como estoy. Me dice acá hay una carrera, acá hay otra. Vamos para acá, vamos para allá.
Sentís que siempre tenés a alguien detrás tuyo. Es una excelente persona. Él me quiere y yo también lo quiero como a un abuelo. Hay un vínculo afectivo muy grande.
Jorge es motivador, como debe ser un gran profesor. Ayudándote, dándote una charla técnica o consejos. Siempre está ahí tratando de abrirte puertas.
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